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—¿Hakeem?— Sisea cuándo ingresa por segunda vez a su departamento y no lo encuentra allí.

Había estado al pendiente de hablar para con Blaire, quedándose tranquilo en que ella había desistido de esa loca idea de ir al bar a buscarlo.

Habiéndose preocupado por sobremanera en cuánto a la pelirroja le contó sus planes, en aquella pequeña conversación que tuvieron por teléfono en cuánto el semidiós salió de la reunión. Siendo que no podía dejar de agradecer el hecho de que la reunión se hubiera adelantado, y que ella siquiera se hubiera enterado de aquel pequeño detalle.

Es más, le había consultado a la pelirroja si no le molestaba volver al departamento sola, o si precisaba que él la fuera a buscar, no teniendo ningún inconveniente de hacerlo, objetando que primero tenía que realizar algo para dar por finalizado la jornada que había tenido el día de hoy, y de esa manera poder tener el día libre, o mejor dicho la noche libre, de lo que restaba de la misma para ellos dos.

Y gracias a que Blaire le había comentado que su mejor amiga tenía que pasar igualmente por la zona en la que se encontraba el penthouse del semidiós, pudo dirigirse a los lugares más concurridos por el guardián, para poder intentar rastrearlo de la mejor manera posible, sin levantar el avispero del todo.

Y no quería llamar la atención, ya que eso sería notorio por parte de su padre y de Hades, y por cómo estaban las cosas últimamente, y por cómo había surgido la reunión para con Dios, necesitaba mantener sus asuntos privados lo más privados posibles, incluso, si eso significaba ocultar que su mejor amigo estaba levemente enfadado para con él.

—"Quiero qué lo rastreen."— Demanda soltando a los gemelos.

Para luego darse media vuelta y encontrarse con su mujer, observando a los pequeños gatitos, que comienzan a tomar un tamaño por demás considerable y pasan por ambas piernas de ella acariciando las mismas, para luego desaparecer.

—¿Misión para los más revoltosos?— Parpadea moviendo su cabeza levemente de costado, con una sonrisa palpitante en su rostro al estar finalmente junto a él.

Arden abre sus labios y los vuelve a cerrar, habiéndose encontrado de imprevisto para con su mujer, y de lo tan enceguecido que se encontraba por encontrar a su mejor amigo, ni siquiera se había dado cuenta de que ella estaba detrás de su espalda.

Algo por lo cual se maldice mentalmente, ya que no quería que ella lo observara de esa manera y se sintiera que no le estaba dando la suficiente importancia que merecía.

—Hola, muñeca.— Sonríe y todo su rostro toma otro aspecto mucho más iluminado al tenerla frente a sus ojos.

No pudiendo dejar de pensar en qué tenía qué tener una conversación de manera inmediata para con su guardián, pero también, ahora que la tenía frente a sus ojos se daba cuenta de lo mucho que la había extrañado, comenzando a conocer un nuevo sentimiento para su persona.

Y siendo inevitable, de su parte, poder ocultar el mismo, y no sentirse regocijado ante el hecho del orgullo que le genera tener a su mujer frente a sus ojos, y de cuánto había anhelado poder observar esa sonrisa y esos ojos observándolo de esa manera.

—¿Estabas ocupado?— Muerde su labio inferior.

Arden traga saliva ante aquel gesto. —Tengo asunto pendiente que arreglar con Hakeem, y no lo encuentro, así que ellos lo fueron a buscar.— Murmura al explicar.

Teniendo que aguantar la rabia que siente para sus adentros al haber observado el gesto que hicieron los gemelos al refregarse en su mujer, siendo una pequeña venganza por que él los haya dormido y dejado sin alimento.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora