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—¿Lista para tu segunda ronda?— Sus ojos brillan cuándo Blaire lleva su mano a su pecho de la sorpresa.

—¿Qué estás haciendo acá?— Brama furiosa porque siempre este haciendo eso de aparecerse cuando ella ni siquiera se da cuenta.

Arden sonríe.

Algo qué a ella le genera mucha más incomodidad de lo usual.

—Eso ya lo sabes, muñeca.— Le guiña un ojo.

—¡Ahora, Arden, no estoy para tus juegos!— Suspira mirando a su alrededor.

—Hay que entrenar... No estoy jugando, muñeca. Creme que lo último que me importaría sería perder el tiempo con vos.— Responde.

Ella solo vuelve a suspirar completamente frustrada, mientras que observa a su alrededor. —¿A esta hora?— Mira su reloj pulsera.

Él arquea sus cejas, para un demonio con su personalidad lo que menos importaba en realidad era la hora.

—¿Tenés mejores planes?— Refunfuña.

Ella sonríe cínica. —La respuesta es afirmativo.— Comienza a caminar alejándose de la librería.

Pero Arden se mantiene serio y tranquilo... —No hagas que te obligue, Blaire.— Sonríe coqueto poniéndose a su lado.

Ella lo mira arqueando sus cejas, creyendo que había sido mala idea mirarlo desde tal acercamiento. —No lo harás.— sentencia.

—Esto no es broma, Blaire.— quita su sonrisa burlona. —Cuanto más tiempo pasas más demoras en aprender.— Deja en claro.

Blaire suspira dándose por vencida, y es por eso mismo que frena en seco y se enfrenta a él.

—Tengo hambre, quiero una ducha y comer, Arden.— Había quedado cansada del entrenamiento de la media mañana.

—Lo podemos solucionar, muñeca.— Sus ojos brillan.

Blaire capta a la perfección la indirecta que él está lanzando por sus labios y no quiere de ninguna manera acceder a la misma.

—No cenaré contigo.— Se ríe ahora ella.

Arden arquea sus cejas imitando estar ofendido. —Soy mucha mejor compañía que tu aburridon.— Demanda.

Blaire bufa. —Estoy cansada realmente.— Admite subiendo sus hombros.

Él tan sólo con prestarle un poco de atención corrobora que no sólo es cansancio físico, sino también que mental.

Y es justamente por eso mismo que prefiere cambiar de estrategia y dejar la conversación de la cena a un lado para poder intentar probar con otra cosa, que también necesita que ella acceda.

—Quiero que pruebes tener a Seth en vos.— Suelta caminando a su lado.

—¿Que?— Arruga su ceño y frena en la esquina.

Arden abre sus manos cómo si fuera lo más normal del mundo y ella estuviera claramente exagerado con su reacción.

—Sé perfectamente que mi compañía no te agrada del todo, y quiero que sepas que yo no estoy muy a gusto con tener que estar atrás tuyo todo el tiempo pero las reglas son así.— Bube sus manos coqueto.

—¿Y con eso qué?— Entrelaza sus brazos sobre su pecho.

—Si tenés Seth con vos no va a ser tan necesario que yo esté todo el tiempo vigilándote.— Explica poniendo los ojos en blanco.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora