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—Buenos días.— Karim aprieta sus labios y baja su taza de café hacia la mesa cuándo la ve aparecer.

Ella mantiene la mirada relajada. —Buenos días.— Responde de manera cortante, pero lo suficientemente amable cómo para no iniciar el día con el pie izquierdo.

—Te hice el café.— Le sonríe señalando su taza husmeando.

—Puedo ver eso.— Toma asiento lo más alejado de su amigo en la barra de la cocina que divide el living y la cocina misma.

—Blaire por favor, estoy intentando hacer esto bien.— Murmura moviendo su cabeza a un costado con una mueca de frustración.

—¡Lamento si esto es complicado para mí!— Le reclama con molestia.

—¿Podemos hablar ahora?— Insiste mordiendo su labio inferior, y manteniendo su personalidad de siempre, en la que no entiende que hay que darle un poco de espacio personal a su mejor amiga.

Ella mira su reloj pulsera. —¿De lo que me tendrías que haber dicho hace ya varios años atrás?— Se ríe perpleja.

Había aprovechado toda la madrugada para poner su mente en orden, incluso, ni siquiera había salido de su habitación para cenar... Ya que no quería cruzarse con su amigo y compañero de piso.

Intentaba encontrar alguna buena causa para que sus amigos de toda la vida le hubieran ocultado algo que ha hecho le resultaba muy importante, pero esa respuesta no se hacía efectiva en sus pensamientos.

Es por eso que esperaba que alguno de ellos dos pudiera resolver todas sus inquietudes y no sé desilusionara por segunda vez de ambos.

—Lo haremos cómo vos quieras.— Propone con un movimiento de manos. —Yo puedo contar el lado de mi historia o vos podés preguntar todas las inquietudes que tengas, pero necesito que por favor hablemos de esto, porque ya tuvimos suficiente con la pelea del otro día, cómo para que las cosas ahora se estén complicando entre nosotros.— La mira fijamente a los ojos.

Blaire hubiera preferido que no hubiera hecho aquello, cuándo Karim la mira a los ojos se siente completamente intimidada, y por sobre todas las cosas, abrumada.

Su amigo tiene una mirada tan penetrante que hasta incluso a veces le da algo de impresión y escalofríos.

—¿Tenían alguna orden directa de ocultarme lo que sabían?— Cuestiona.

—Cómo sabrás yo soy un guardián mortal, eso quiere decir que tengo la edad real que tengo y que fui aprendiendo las cosas a medida que iba avanzando en mi edad, que era al mismo tiempo que iba formando una amistad con vos y Silvye, pero más con vos.— Pone sus ojos en blanco por las últimas cuatro palabras.

—¿Y?— Mueve su mano para que continúe.

Karim suspira. —Mi familia tiene un manejo de legado muy similar al que tienen las druidas, es por eso que a medida que iba avanzando en mi infancia me iban comentando cómo iba a tener que manejarme de ahora en adelante.— Aprieta sus labios.

Blaire puede reconocer que está incómodo, inquieto y que no tiene para nada ganas de hablar de este tema.

Siente sus músculos tensarse y hasta puede sentir una pequeña gota de sudor bajando por su sien.

—Karim, Necesito que seas honesto conmigo, sino no va a funcionar, y no te tengo que repetir que todo esto que estamos conversando es porque viene una mentira y un ocultamiento grande por detrás, por lo cuál, la verdad es que no necesito más de eso.— Le avisa.

—Supe a mis nueve años lo que eras y quién eras en particular.— Sonríe de costado.

Blaire suspira y lo mira con los ojos cristalinos, —¿Cómo lo supiste?— Aprieta sus labios.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora