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Blaire parpadea e intenta borrar esa tonta sonrisa en su rostro.

Se habían quedado dormidos, más ella, debido al desgaste físico.

Arden le había dado una pequeña tregua para que descansara antes del segundo round en el que fue un poco menos delicado y contemplativo mostrándole todo lo qué ella le generaba.

—¿Por qué la risa, muñeca?— Murmura.

Ella moja sus labios al verlo salir del cuarto de baño, envuelto en una toalla, que cubre un poco más allá de su cadera.

Blaire cierra la boca para no parecer una tonta babosa ante el adonis qué tiene frente a sus ojos.

Aprieta sus labios y termina de colocar sus zapatillas. Arden había sido considerado en traer sus prendas, las cuales habían quedado en el sillón, mientras qué ella se daba un baño ligero y rápido.

—Oh... Nada.— Miente. —Yo ya terminó, sólo me demore por pérdida.— Agrega.

Arden sonríe.

Toma valor y se acerca a ella para dejar un casto beso en sus labios. Mientras que la toma de la barbilla.

—Fue real, muñequita.— Le guiña un ojo y ella jadea al saber que estaba siendo demasiado obvia.

—¡No leas mí mente, eso no está bien!— Se queja.

Arden suelta una carcajada. —Siquiera tuve que hacerlo.— Le guiña un ojo.

Blaire traga saliva, apretando sus labios y parpadeando al verse algo tonta..—¡Eso es aún más vergonzoso!— Tapa su rostro con sus manos.

Él sonríe levemente de costado. —Creo que ya deberías de haber perdido la vergüenza conmigo, muñequita.— Remoja sus labios.

—Estoy algo aturdida.— Admite.

Arden acaricia su mejilla. —Lo se, suelo ser algo absorbente, lamento eso.— Se queja de si mismo.

El primer momento del encuentro había sido completamente placentero e intentando, ante todos los medios, ser delicado, pero el demonio que lleva en su interior se descontroló en cuanto ella estuvo mucho más liberada y relajada para poder disfrutar de sus caricias y de lo que él podía demostrarle que era el placer desde su cuerpo.

—¡No, yo, no me estaba refiriendo específicamente a que eso sucedió!— Aprieta sus labios.

Hace una mueca de disgusto por sus torpes palabras.

Arden se aleja levemente. —Se de lo que soy capaz, muñeca, no tenés que ocultarme nada.— Sonríe cínico.

La pelirroja niega con la cabeza mientras que traga saliva, no quiere hacerlo sentir mal porque ella la pasó verdaderamente brutal, al mismo tiempo, qué no puede decir exactamente esa palabra porque le genera un sinfín de vergüenza, e incomodidad.

—Yo... Verdaderamente sentí que estaba en el cielo y en el infierno al mismo tiempo en tus brazos. Y a lo que me refiero... Por más vergonzoso que eso suene.— Sonríe, levemente.

Moviendo su cabeza hacia un costado con algo de picardía... Mientras que el semidiós no deja de observarla con incógnito y una gran necesidad de saber qué es lo que va a decir, y a soltar por sus largas.

—Claramente soy una completa inexperta en el tema, pero a lo que me refiero, es que jamás creí que me primera vez podía ser tan explosiva que todavía lo estoy sintiendo.— Baja la mirada.

Arden sonríe, se vuelve a acercar a ella para dejar un beso más fogoso y duradero en sus labios.

—Carajos...— Demanda en sus labios.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora