—¿Ya me extrañabas?— Blaire muerde su labio inferior al verlo esperándola en el relleno de la puerta del edificio.
Las horas habían pasado de manera rápida, y tenía que admitir que a pesar de que el proceso había sido doloroso, también había sido genuino y lo había podido llevar con soltura al estar junto con Silvye.
No solo importaba el hecho de ponerse al día y de poder hacer ese pequeño duelo para Karim, sino que también era poder entender cómo es que se resolvían las cosas a partir de ahora, teniendo en cuenta que no era la hija del guardián de las almas, sino que era la hija de alguien mucho más importante y tampoco era algo que pudiera volver a decirlo en voz alta.
Por lo cuál, habían aprovechado el tiempo para poder darse el lujo de hablar sobre lo que significaba ser la hija del diablo por una vez, y no tener que volver a sentir la necesidad de tocar ese tema.
—¿Que te hace pensar eso, muñeca?— Relame sus labios envolviendola en un pequeño abrazo que hace con una sola de sus manos.
Tenía que admitir que había estado más que ansioso por encontrarse la frente a frente, y volver a sentir lo mismo que había sentido cuándo la tuvo en su cama.
Además de que se encontraba por demás inquieto con esa llama de pasión creciendo en su cuerpo poco a poco cada vez que la tenía lejos, y que la misma se incrementaba cuándo la tenía más cerca.
Obligándolo a sentirse un adolescente prematuro. Habiendo olvidado lo que significaba tener aquellos ataques de calentura por una mujer. Más aún, cuándo ya había probado de la misma y no había vuelta atrás.
—¿Tus ojos al verme, quizás?— Sonríe mordiendo su labio inferior.
Arden infla su pecho, siendo imposible disimular todo lo que esa mujer que tiene frente a sus ojos le genera.
—¡Me descubriste, sí estaba deseoso por verte!— Admite, acercandola más hacia su cuerpo.
Blaire enrosca sus manos detrás de su cuello, y aprovecha que su mejor amiga ya se retiró hacia su departamento, para poder darse el gusto de saludar de aquella manera al semidiós.
Además de disfrutar de estar junto a él.
—¿Si?— Achina sus ojos fingiendo qué no le cree.
Arden traga saliva al ver sus labios moverse de manera delicada. —Si.— Susurra.
—¿Seguro?— Parpadea dulcemente.
El peliblanco la toma con fuerza de las caderas y los hace desaparecer de en medio de la calle, tan sólo para hacerlos aparecer en su habitación.
Podría haber utilizado el departamento de Blaire, pero no tenía ni la menor intención en pisar el mismo suelo que habían pisado las zapatillas de aburridón, por lo cuál lo más conveniente había sido que con aquel chasquido de dedos todas esas mañetad y cajas que Blaire había organizado junto con Silvye se movieran hacia su penthouse, de la misma manera qué se movieron ellos.
—¿Me estás probando a qué te lo muestre?— Cuestiona ronco en su oído.
Blaire jadea por el cambio de ambiente y por el movimiento brusco al caer a la suave y acolchonada cama.
—Quizas.— Susurra en sus labios.
Arden maldice por su poca habilidad para no caer en la tentación de aquella pelirroja. —Crei que querías visitar a Roath primero.— Admite teniéndose qué poner serio ante la situación.
Blaire infla su pecho y remoja sus labios. —Yo... Creí que podíamos ir después.— Admite parpadeando.
Arden suelta una pequeña carcajada y remoja sus labios alejándose de ella, no sin antes dejar un beso en su frente.

ESTÁS LEYENDO
El Hijo de Hades
FantasyToda tu fe en la humanidad no bastará si subestimas a quién tienes enfrente. Únete a esta historia de Blaire Morel y Arden Abbot en donde ambos aprenderán del otro sin darse cuenta hasta que sea demasiado tarde como para evitarlo. 💎 Portada increíb...