—¿Estás en casa, Blaire?— Karim la llama dejando las llaves en la mesa principal del departamento de tres ambientes que comparten.
—¡Si, estoy en la cocina!— Su cabeza se asoma saliendo de la habitación con una taza de café en las manos.
Su amigo sonríe con una amplia mueca. —¡Hola, no te vi a la salida de la facultad, estaba preocupado!— Lleva una mano a su pecho soltando el aire contenido en sus pulmones.
Cómo siempre, tan exagerado de su parte y completamente obsesivo para con la pelirroja.
—Si... Lo se... Estuve algo ocupada...— Carraspea mirando incómoda hacia un costado.
—¿Ocupada?— Su amigo arquea una ceja y la mira curioso y ansioso por saber la verdad.
Blaire muerde su labio inferior, moviendo sus manos entre sí con total angustia por lo que está a punto de salir por sus labios. —Tuve que ayudar a un niño, él... Estaba en apuros.— Admite inflando su pecho.
—¿Ayudar?— Arquea sus cejas.
Aquello no le gusta para nada, y el prejuicio comienza a notarse en su mirada mientras que observa a su mejor amiga.
—Eso dije.— Suspira con pesadez.
El día en la librería, dónde trabaja, había sido agotador gracias a los sucesos anteriores que ahora intentaba explicarle a su mejor amigo.
—¿De qué clase de ayuda estás hablando, Blaire?— Sisea frunciendo su entrecejo.
La pelirroja suspira.
Sabía lo que se avecinaba, su mejor amigo siempre la estaba juzgando respecto a su naturaleza y le era imposible no ver la buena acción de lo que había tenido que hacer para salvar una vida.
—El niño estaba en apuros y tuve que quitarle de encima a aquel hombre que lo estaba dañando, Karim, tuve que hacerlo.— Aprieta sus labios, aún temblando por ver a aquel niño tan aterrado.
Karim lleva una mano al puente de su nariz y la observa con completo desagrado, y una gran pizca de desilusión en su rostro.
—¡Blaire, sabes que no tenes que involucrarte!— La reta llegando hacia ella.
—Karim. ¡¡Era solo un niño!!— Se queja apretando sus labios.
Había grandes momentos en los que no podía tolerar la relación de convivencia que tenían entre los dos, no cuándo su mejor amigo se ponía de esta manera a prejuzgarla continuamente.
—¡No importa!— Se queja subiendo sus manos en forma de puños.
Ella mira extrañada aquella reacción. —¿No importa?— Se queja. —¡Era un niño!— Lo regaña.
—¡Más importante sos vos, Blaire!— Le recuerda con ambas manos en su rostro, aterrado.
—Estaba haciendo algo malo con él... Yo...— Niega con la cabeza.
—¿Le... Le quitaste su alma?— Se queja cerrando los ojos.
La pelirroja lo observa completamente obvia. —¡¡Pretendía matarlo, Karim!!— Eleva un poco el tono de voz molesta con su amigo.
—¡Sabes las reglas, Blaire, hay gente que se ocupa de eso!— Lleva una mano a su cabello y comienza a caminar en círculos por el living.
—¿Se te olvida que soy un demonio?— La pregunta realmente sale de sus labios de manera furiosa, y sus ojos se tornan negros por un microsegundo.
Karim cierra los ojos y respirar para encontrar el eje.
—¡Blaire, tenés una parte buena también, no todo en vos es malo!— Sube sus manos y las vuelve a bajar frustrado.
ESTÁS LEYENDO
El Hijo de Hades
FantasyToda tu fe en la humanidad no bastará si subestimas a quién tienes enfrente. Únete a esta historia de Blaire Morel y Arden Abbot en donde ambos aprenderán del otro sin darse cuenta hasta que sea demasiado tarde como para evitarlo. 💎 Portada increíb...