6

20 5 29
                                    

—¿Vendiste muchos libros, muñeca?— Sisea con una pequeña sonrisa de costado al sorprenderla a la salida.

La pelirroja lleva una mano a su pecho al asustarse de verlo recostado en la pared de la esquina dónde yace la librería en la que trabaja.

—No es de tu incumbencia.— Escupe de mal humor.

Él sube sus manos amistosamente. —Solo quería ser amable, muñeca pero creo que tenes un mal día.— Realiza un puchero ficticio con sus labios solo para burlarse de ella.

A lo que Blaire cierra los ojos aguantando las ganas de darse vuelta y golpearlo, sabiendo que no logrará dañarlo.

—No me digas así.— Aprieta sus labios.

—¿Cómo?— Sonríe burlón.

—Ya sabes cómo.— Camina a paso apresurado esperando perderlo en el camino.

—Muñeca... Deberías de sentirte halagada de tal apodo.— Le guiña un ojo poniéndose a su par.

—Como sea, no lo digas. ¡Es irritante!— Se queja rodeando los ojos.

—Pareces una chiquilla haciendo eso.— Se vuelve a reír.

Ella china sus ojos, se sentía enojada, pero sabía que Arden lo estaba haciendo adrede y es por eso mismo que no quería caer en su juego. —¿Si?— Lo enfrenta alzando su barbilla.

—Si.— Sonríe.

Ella achina sus ojos, no podía creer que hablar con una persona como él fuera tan tedioso. —¡Genial, me quedo mucho más tranquila!— Alza sus manos irónica.

—Muñeca, deberías de relajarte un poco, No todo en la vida es estar de mal humor y con el entrecejo fruncido.— Le guiña un ojo.

Blaire suspira, habiendo perdido en absoluto toda su poca paciencia del momento, dadas las circunstancias. —¡¿Que haces acá?!— Se frena en la esquina y lo mira furiosa.

—¿Te importa?— Sonríe burlón.

Ella aprieta sus labios estando absolutamente irritada por su comportamiento. —Es imposible hablar con vos.— Cierra los ojos suspirando.

—Te puedo asegurar que es mucho más fácil de lo que te imaginas, es sólo que tu mal humor no te permite darte cuenta de lo fácil que es esto.— La voz burlona no se hace esperar.

Al igual que aquella chulería que lo caracteriza por completo desde que lo vio. —Dudo que eso alguna vez te funcione con alguien.— Admite cínica.

Arden la mira dando un repaso por todo su cuerpo sin descaro.

—¡Te sorprenderías!— Sonríe coqueto.

—¡Deja de seguirme!— Ordena. —¡No me interesa lo que Roath o el jefe te haya pedido!— Deja en clara su posición.

—Lo que dice el jefe debería de importarte, lo que dice tu padre quizás no tanto.— Coloca sus manos dentro de su abrigo.

—¡Quizás no lo entiendas, pero cuándo alguien quiere estar sola, la otra persona se va!— Lo señala con la mano para que la deje en total Soledad.

—Tomemos un café.— Demanda alzando su barbilla.

Aúnque mantiene su voz neutra, aquello sonó cómo una orden.

Blaire se ríe y él la mira extrañado porque no sabe con qué le va a salir aquella pelirroja en esta oportunidad. —¿Por qué crees que tomaría un café con vos?— Cuestiona, esperando dejarlo en ridículo.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora