67

83 2 0
                                    

—¿Y puedo ayudarlo atravez de ustedes?— Traga saliva.

No veía la hora de poder estar con el semidios, y de salir de aquella habitación, tenía que admitir que no podía quejarse porque era un lugar muy lujoso y pintoresco.

No obstante, Blaire estaba pensando para sus adentros que de dónde quería salir era del infierno y volver a la superficie para respirar aire puro.

—No, pero veo qué estos idiotas abrieron su boca y van a hacer enojar a mi mejor amigo, más de lo que ya se encuentra.— Hakeem aparece por el marco de la puerta colocando sus ojos en blanco.

Blaire traga saliva al verlo con aquella mirada acusadora, pero no se pone de pie, debido a que tiene todavía a Seth sobre su cuerpo y no lo quiere soltar por miedo a que vuelva a entrar en crisis.

—¡Tranquila, roja, él está bien!— Sonríe en su dirección, sin la necesidad de saber que ella está gritando aquello a los cuatro vientos en su cabeza.

—¡Ella fue la qué empezó con las preguntas y con el hostigamiento y era obvio que no le íbamos a poder decir que no!— Maldice el menor de los gemelos.

Hakeem lo observa de manera burlona moviendo su cabeza hacia un costado. —Es que me imagino que te habrá costado mucho mantener tu estúpida bocota cerrada, y alejada de los labios de la pelirroja.— Parpadea cínico.

Seth abre sus ojos sorprendido por lo que acaba de escuchar, y no puede hacer más que observar a los gemelos y luego observar a Blaire.

—¡Yo también quiero besarte!— Se queja haciendo un puchero con sus labios.

Los tres adultos, exceptuando a la pelirroja, sueltan en una carcajada irónica en su dirección, que no hace más que lograr que el pequeño león se apriete más contra el cuerpo de Blaire.

—¡Idiota!— Sisea uno de los gemelos.

Blaire acaricia su mejilla y le da un beso en la misma con un guiño de ojos de por medio.

Seth infla su pecho con emoción, aquello había sido muchísimo mejor que hasta incluso estar dentro del cuerpo de cualquiera de los dos mientras ellos tenían relaciones sexuales para con el otro, ya que cuando eso ocurría Arden lo enviaba a dormir y no podía despertarse hasta que quisiera el semidiós.

—¡¿Dónde está él?!— Blaire cambia de tema rotundamente necesitando saber sobre el paradero del peliblanco.

Hakeem traga saliva y se acerca hacia ella, la toma de la mano y la obliga a ponerse de pie, no sin antes darle una mirada de advertencia al menor para que la suelte, no obstante, Seth no suelta la mano que tiene aferrada hacia la pelirroja.

—¿Estás bien?— Sisea preocupado. —¡¿No te hicieron nada más estos idiotas!?— Cuestiona ronco.

Lo único que le faltaba era que ellos hubieran consumido toda la energía por parte de la hija de Thomas, teniendo en cuenta que llevaba mucho tiempo sin comer, y que no era buena idea que estuviera por mucho tiempo más sin alimentarse en el infierno, rodeada de los oscuros de la persona que había admitido que amaba.

Blaire parpadea negando con la cabeza, no teniendo mucha idea de a qué se refiere que podrían haberle hecho para dañarla, ya que ella se siente de la misma manera desde que llegó.

—¿Que me podrían haber hecho?— Sonríe levemente burlona por su desconocimiento.

—Consumir tu energía.— Arden sisea con fastidio y ronquez.

Blaire se aleja de Hakeem, quién continuaba analizando sus ojos y chequeando que tuviera aquel brillo usual que debían de tener los demonios.

Sabiendo que no había ningún tipo de problema en que estuviera tocando a la pelirroja, delante de cualquiera de los oscuros y tampoco delante de su mejor amigo y protegido.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora