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Tomar de alma de Arden es algo que aún no puede dejar de asombrarla.

La sensación recorriendo su cuerpo es de una manera tan vitalizante qué se siente viva a cada segundo que pasa aferrada a sus labios.

Las partículas de su alma ingresando por sus labios se expande a lo largo de su cuerpo cómo si una caricia estuviera recorriendo su espíritu.

Arden la sostiene con fuerza de su cintura, sintiendo cómo el color de su rostro mejora cada segundo más.

No quería tener que hacerlo allí abajo, es algo demasiado íntimo y no es ningún desorientado cómo para no saber que cada uno de sus oscuros está prestando atención a lo que está sucediendo en aquella habitación con ellos dos.

Ni hablar de su padre y Thomás junto a Hakeem rondando por algún lugar del infierno en busca de diversión y de algo de material para después fastidiar al mismísimo semidiós.

Pero al ver cómo el rostro de la pelirroja se iba deformando por completo a medida que iban teniendo la charla con su oscuro, es que había tenido que tomar cartas en el asunto para poder resolver la palidez de su rostro de inmediato.

—¿Estás mejor?— Susurra ronco al separarse.

Su pene vibra entre sus pantalones, y sus ojos negros le demuestran a Blaire lo extasiado qué se encuentra.

—Si.— Traga saliva, con sus labios entre abiertos, y sus mejillas levemente ruborizadas. —Gracias por eso.— Titubea.

Siquiera se puede acostumbrar a la intensidad de su mirada y de sus caricias, es cómo si todo el tiempo estuviera necesitando tener más de las mismas, llegando al punto de sentirse avergonzada por tener aquellos pensamientos impuros sobre Arden.

Por otro lado, cuándo se lo replantea con ella misma, es su misma conciencia la que le recuerda que sigue siendo un demonio superior y no tiene nada de malo tener deseos sexuales y esa necesidad inmediata de estar junto a él, siendo que es algo que pueden llegar a tener tantos los demonios cómo los humanos, y el hecho de que ella sea un demonio le da un poco más de ventaja ante la situación, conociendo un poco el mundo de ellos.

—Pero no tenías qué hacerlo, yo estaba bien, y tenemos que continuar con esta conversación, para algo estamos acá, además de que vos también tenés que ocuparte de lo qué sea qué vayas a hacer para con Issac.— Suspira mordiendo su labio inferior.

Arden sonríe acariciando su mejilla con su mano libre, mientras que sigue sosteniendo con posesión su cintura.

—Se qué estás desesperada por continuar la charla con cada uno de ellos, pero por si todavía no te quedó claro, sos importante para mí, y necesito asegurarme de que estando acá abajo estés en perfectas condiciones.— Coloca sus ojos en blanco.

—Creo qué lo estoy ahora.— Se señala y lo observa divertida.

El semidiós niega. —No quiero qué venga Thomas y me de una lección de cómo cuidar a su hija, cuándo sé perfectamente cómo hacerlo porque lo hago desde hace varios años.— Agrega cínico.

Blaire infla su pecho con sus labios levemente entreabiertos.

Haber escuchado las dos palabras claves que relacionaban a su verdadero padre con el diablo, era algo para lo que todavía no estaba preparada.

Incluso, quería irse del infierno en cuánto terminaran de hablar con cada uno de los oscuros de Arden y se ocuparán de Isaac.

Blaire no quería pasar ni un segundo más allí, ni siquiera podía asimilar la idea de que hace solo unas tantas horas había admitido que estaba enamorada del demonio que había cuidado de ella por todo este tiempo, y es más que claro que no está preparada para admitir que su padre es el diablo.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora