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—¿Sentis su presencia? ¿O que algo haya cambiado?— Hakeem cuestiona preocupado.

Algo acababa de cambiar, y no era que Hades se había hecho presente hace instantes frente a ellos para advertirles de lo que el gran jefe estaba haciendo.

Sino, que era otra cosa, y probablemente la preocupación de su guardián y va mucho más allá de lo que Thomas estuviera o no haciendo para ayudarlos.

—No, no siento a Deaton y no puedo pensar en otra cosa, yo... Lo lamento.— Admite apretando sus puños.

Hakeem suspira, pudiendo llegar a sentir su frustración y enojo, su mejor amigo estaba por demás distante, y eso era gracias a Hades y su aparición.

—Ella estará bien, y Deaton también, lo más probable es que este guardando sus fuerzas para atacar cuando sea más conveniente o cuándo vea que Blaire realmente lo necesita, sabes qué Deaton es el más precavido y estoy seguro de que no se va a arriesgar a tomar una iniciativa si no está seguro de poder lograrlo.— Murmura.

Arden asiente en silencio, refregando sus manos entre sí, avanzando y viendo el viejo hotel frente a sus ojos.

Toma aire e impuso, está desesperado por saber cómo está ella y no es capaz de admitirlo en ningún momento, por miedo a que escuchar esas palabras algo haga click en su cabeza y sea todo mucho más real.

Por temor a sentir el dolor en carne propia una y otra vez, como lo había sentido cuándo Blaire se fue de su departamento, mirándolo de aquel modo.

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—¿Y qué tal va esa cacería, niños?— Hades los sorprende de camino al hotel. —¿Necesitan un poco de ayuda acaso?— Bromea moviendo sus cejas de forma sugestiva.

Arden coloca sus ojos en blanco, sabía perfectamente de las capacidades que tenía su padre para cambiar y meterle nariz en sus asuntos personales, y utilizar luego, dichos asuntos personales para fastidiarlo.

Por eso mismo, creía que justamente ahora mismo no era el mejor momento en particular para que estuvieras frente a su presencia y le recordada qué había sido un completo imbécil al exponer a Blaire de aquella forma.

—¡Hola Hades, no voy a decir qué me es raro verte por acá!— Hakeem sonríe.

Hades le devuelve el saldo con un guiño de ojo.

—¿Que haces acá?— Arden lo acusa con la peor de sus ondas.

Su padre alza sus manos y lo observa de arriba abajo.

Prestando demasiada atención a lo mal qué luce y no necesita siquiera ver hacía su Inter para saber qué allí es peor.

—¡Vengo a ayudar! ¡Creí que era claro, hijo, Pero si necesitas qué te haga un mapa, no tengo inconvenientes!— Lo observa obvio.

Su hijo suspira, pasando una mano por su cabello y avanzando a paso rápido, quiere seguir, o intentar, el paso y rastro que ambos dejaron.

—¡Por favor, Hades, todo esto es por la maldita culpa de qué a vos y a Thomas les encanta jugar con la vida de los demás, y ver cómo todo se mueve a su alrededor, como si fuéramos simples peones!— Demanda rodeando los ojos.

Su padre aprieta sus labios, su hijo no se equivocaba en ciertas cosas, pero era algo bastante doloroso qué lo estuviera acusando ahora mismo de jugar con el, cuando Hades, realmente daría su vida y todo lo que tiene por el semidiós qué tiene frente a sus ojos.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora