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Blaire avanza molesta, enojada, con ella, con Arden y hasta, incluso, con la vida.

—¡Increíble!— Susurra para sí misma.

Era demasiado para tener en mente, demasiado para poder controlar en su cabeza, y el echo de sentirse extraña a medida que se iba alejando cada vez más del departamento de Arden, era algo qué la volvía loca por completo.

Toma su teléfono, ve los mensajes de Karim enviando la dirección en la que se encuentra ahora mismo, pero primero necesita llamar a su mejor amiga, Silvye, ya está enterada de la situación, lo sabe porqué tiene un sin fin de mensajes de la misma.

—¡Al fin respondes el teléfono, Blaire!— Exclama desde el otro lado de la línea.

—¡Hola!— Aprieta sus labios mordiendo su labio.

Silvye respira al escucharla y saber qué se encuentra de una sola pieza. —¿¡Dónde se supone qué estabas?! Realmente estaba preocupada por vos y no te podía localizar.— Se queja inflando su pecho.

Blaire pasa una mano por su cabello. —¡Lo siento, estaba con Arden, yo ví las llamadas tarde y no respondí hasta hace unos diez minutos!— Explica.

Silvye aprieta sus labios.

—Lo imaginé, tranquila.— Sonríe dulcemente. —¿Dónde estas ahora? Se te escucha extraño.— Muerde su labio inferior.

Ella suspira. —¡Estoy de camino a encontrarme con Karim, supongo que vos vas hacía allá también!— Anuncia observando a su alrededor para qué un auto no la pise al cruzar mal. —Pero no se a cuánto esto.— Maldice inflando su pecho.

—Si, estaba esperando ver dónde estabas para poder encontrarnos, claramente Karim no es mi persona favorita del universo y no voy a ir sin vos.— Silvye mueve su cabeza hacia un costado.

—Gracias, realmente gracias, se qué es un gran esfuerzo.— Pasa una mano por su cabello sonando completamente histérica.

—Sos mi mejor amiga y soy tu druida, Blaire.— Le recuerda. —¿Ahora necesito saber por qué sonas tan enojada?— Indaga.

Lo más probable es qué Silvye haya llamado, no sólo para asegurar que está de camino y qué la dejen de intentar localizar, sinó, que también para poder hablar y descargar su angustia.

No por nada era su druida, y podía distinguir cuándo Blaire estaba pasando por algo y cuando no.

Y probablemente lo que estaba pensando ahora era en qué ella necesitaba hablar y descargar todo aquello antes de qué estuvieran junto a Karim.

—Arden... Él y yo...— Suspira cerrando los ojos. —No lo puedo ni pronunciar en voz alta, así que espero qué entiendas qué es lo qué sucedió entre nosotros.— Admite absolutamente avergonzada.

Silvye abre los suyos, sorprendida, aúnque, no tanto, era más que claro qué él sentía algo por ella, y qué ella estaba demasiado confundida al respecto.

Así qué en cualquier momento aquello sucedería.

—¿Y cómo estuvo?— Pregunta animadamente.

Sabia perfectamente qué su amiga era virgen, y esperaba que Arden la hubiera echo sentir bien.

La pelirroja carraspea. —Ese es el problema qué más que bien, y ahora todo mal. Estoy tan enfurecida qué me siento una completa estúpida, Silvye.— Coloca sus ojos en blanco. —¡Me siento usada, no lo sé, es demasiado para hablar por teléfono, siquiera puedo coordinar dos palabras y caminar!— Susurra al borde de las lágrimas.

Silvye frunce sus labios. —¿Te enteraste que fue él?— Cuestiona. —¿Es por eso?— Tuerce su entrecejo.

Blaire deja caer una lágrima por su mejilla, avanzando entre la gente, intentando encontrar un atajo entre el parque para poder llegar cuánto antes.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora