30

5 1 0
                                    

La aldea se encuentra prendida fuego, gracias a la poca predisposición de los brujos por ayudar a Arden, quién se encuentra de brazos cruzados con un Hakeem bastante enfurecido a un lado de su amigo.

—¿Van a colaborar o tengo que seguir matando a tus malditos herederos?— Mueve su cabeza a un costado fingiendo estar aburrido.

—¡Maldito demonio!— Gime un niño tomado de su brazo por el dolor.

Arden sonríe mostrándole sus ojos rojos brillosos... —¡O vos demasiado estúpido cómo para cubrir a ese imbécil de mí!— Chasquea la lengua agachándose para estar más cerca del niño.

Hakeem sonríe, sabe que su amigo va a matarlo y no le interesa que tenga sólo silueta de niño, cuándo los brujos saben muy bien ocultar sus edades...

Y probablemente esté tenga la mayoría de edad, al menos.

—Ahi vamos...— Murmura el guardian con ansias de ver a Arden en acción.

Una de las creadoras de la aldea sube sus manos en busca de un poco de calma, a lo que él arquea sus cejas emocionado porque haya un poco de cooperación.

—Te ayudaremos...— Asegura con dolor en sus ojos. —¡No lo dañes... Por favor!— Traga saliva cerrando los ojos completamente angustiada ante la situación.

Arden sonríe conforme y con un movimiento de mano el fuego comienza a ser mucho más tenue y ya los gritos de los niños no se oyen tan fuertes.

—¡Madre!— Un niño la mira negando con la cabeza.

—¡No te metas!— Suelta su madre mirándolo con negación.

Pero el niño arquea sus cejas, al mismo tiempo que aprieta sus puños.

—¡No podes ayudarlo!— La mira suplicante a lo que su madre sonríe para trasmitirle paz.

Arden burlón mira al pequeño. —Deja que los adultos hablen por favor, enano.— Murmura burlón.

Él niño lo mira con recelo, pero voltea a ver a su madre.

—Hijo... Se lo que hago... No parará si no le damos lo que nos pide... Y nuestro deber es mantener la calma entre las criaturas.— Lo mira para que el pequeño entienda porque tiene que hacer aquello.

Su hijo niega con la cabeza y escupe en dirección a Arden. —¡Su jefe prometo la paz entre todos nosotros y lo único que hace es venir a romper aquel tratado!— Asegura con recelo.

El peliblanco suelta una carcajada y mueve su cabeza mirando a su alrededor, le gusta que todos los estén escuchando, para que quede claro el mensaje que viene a dar y no vuelvan a ayudar a nadie que no sea él.

 —¡Soy un maldito semidiós niño, puedo matarlos a todos si se me colma la paciencia, y te aseguro que estoy al borde, deberías de dejar a los adultos hablar, ya que no sos más que un pequeño recién nacido!— Relame sus labios mirándolo con diversión.

El niño aprieta sus labios al igual que sus puños con mucho enojo. —¡Él va a matarnos si te ayudamos!— Suelta con algunas lagrimas cayendo por sus mejillas.

Atento el demonio escucha aquellas palabras, mirando a su amigo con una sonrisa ladeante de costado.

—¿Entonces estas admitiendo que ayudaste a ese demonio que busca la destrucción de los mundos y el maldito encuentro apocalíptico?— Parpadea divertido agachándose a su altura.

El niño alza su barbilla y mira a su madre, la cual asiente para que prosiga diciendo la verdad, ahora Arden sabia con quien tenía que hablar, aquel niño era fácil de dominar y solo quería proteger a su madre, seria fácil tomarla como blanco para suelte todo lo que él quería escuchar.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora