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Blaire, se abraza a sí misma estando nuevamente saliendo de la ducha, y esperando a que el semidiós haga lo mismo.

Habían decidido hacerlo por separado porque de esa manera iba a ser mucho más sencillo no perder el control el uno con el otro y terminar nuevamente en la cama, cómo aparentemente terminaban cualquier cosa que estaban haciendo últimamente.

De todos modos era más que obvio que eso había sido decisión pura y exclusiva de la pelirroja, debido a que le había quedado una pequeña espinilla de curiosidad al querer saber cuál era el vínculo que tenía Arden para con Dios.

Teniendo en cuenta que se juntarían en muy pocas horas y no le había quedado muy en claro que es lo que ella pretendía para con él, llegando a desconfiar por completo de que había algo más detrás de todo lo que Hakeem y Arden le habían contado en la cocina con anterioridad.

—¿Tenés frío?— Sisea a su espalda, terminando de colocarse la camiseta.

Ella sonríe inflando su pecho y acepta el buzo que él le entrega. —Creo que cuándo salgo de la ducha me destemplo por completo.— Aprieta sus labios siendo lo más honesta posible.

Y a pesar de que también se debe a la incertidumbre que tiene respecto a todo lo que está sucediendo a su alrededor, no puede evitar negar que sí tiene frío al sentir su pelo húmedo contra su espalda.

—Eso porque no dejaste que nos bañáramos juntos, muñeca.— Le guiña un ojo.

—¡No podía permitir que eso hubiera vuelto a pasar porque íbamos a perder tiempo y tu amigo se iba a enojar!— Le recuerda arqueando sus cejas.

—Te aseguro que de esa manera no hubieras tenido para nada frío.— Agrega coqueto.

Blaire muerde su labio inferior completamente ruborizada y no pudiéndose acostumbrar a este tipo de comentarios diarios por parte de Arden. —¿Todavía estamos a tiempo?— Pasa una mano por su cuello de forma juguetona.

—¡No tientes al diablo!— Murmura con una media sonrisa de costado.

Arden muerde su labio inferior y se acerca hacia ella acariciando su cintura y dejando un beso dulce y tierno en su frente.

Qué no solamente termina siendo un acto de cariño y de sinceridad para con ella, sino que templa su cuerpo a la temperatura justa para que deje de sentir ese frío que no le permitía mantenerse cómoda dentro de la propiedad.

—¿Que?— Achina sus ojos, y nuevamente esa sonrisa se hace presente en su rostro al no poder creer cómo es que hace esas cosas.

Arden sube sus hombros restando la importancia y la toma de la mano para dirigirse hacia el living comedor, es inevitable la conversación que ambos tendrían, y a pesar de que había jurado y perjurado así mismo que no se metería en la mente de la pelirroja, le era imposible no hacerlo cuando ella se mostraba tan perturbada para con sus pensamientos.

Y si algo había aprendido a lo largo de todo este tiempo era que tenía que decirle la verdad respecto a lo que ocurría, fuera bueno o fuera malo, o hasta fuera algo que le molestara a Blaire y pudiera llegar a generar un pequeño conflicto o asperezas entre los dos a futuro.

Prefería que sucediera eso, a que le tuviera que ocultar algo de lo que ella se daría cuenta o descubriría más adelante y fuera peor para los dos.

La conocía y no había nada más honesto que hacer para con ella que decirle la verdad a todo momento, y mantenerla informada de lo que sucedía en el ambiente en el que tenían que manejarse por ser lo que eran.

No volvería a cometer el error de ocultarle algo por miedo a que eso la pudiera llegar a perjudicar, o cómo había sucedido con anterioridad, el ocultarle algo por no saber del todo la información.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora