87

1 0 0
                                    

Arden remoja sus labios.

Ya la sola idea de qué Hakeem este siendo partícipe y escuchando toda la conversación le pone los pelos de punta, y peor qué Blaire lo este observando de aquella manera.

Es cómo si ella estuviera esperando el momento exacto para que pise el palito y diga absolutamente toda la verdad de lo que le está ocultando respecto a dicha solicitud para verlo.

—Si, debo ir.— Sisea pasando una mano por la comisura de sus labios.

Ella achina sus ojos al escucharlo. —¿Que es tan importante cómo para tener que reunirte con ella?— Se carajea mordiendo su labio inferior.

Hay algo que le hace ruido de todo aquello, teniendo qué ser completamente sincera en qué si no estuviera enamorada de la forma en la qué se encuentra de Arden, probablemente, no le interesaría con quién tiene o no que reunirse.

No obstante, Arden ahora es suyo, de la misma forma qué ella es de él, por más qué suene completamente egoísta y misógino, así es la relación entre los dos, y no lo dicen solamente ambos, sino qué forma parte del oráculo.

Y es por ese mismo sentimiento qué alberga en su interior qué no puede evitar sentir rechazo a qué él semidiós se reuna con ella.

—¿No está el mensajero para eso?— Agrega ante la no respuesta del peliblanco.

Y está vez, fija si objetivo en Hakeem, esperando poder obtener alguna que otra respuesta, o que simplemente su rostro lo mande al frente con lo que está pensando.

Arden pasa ambas manos por su cabello. —Muñeca, probablemente y conociendo a esa loca, esto es algo más personal, de lo qué no quiere qué sepan otros, cómo por ejemplo un intermediario cómo el mensajero.— Le explica manteniendo la calma.

Algo qué no iba a perder con ella, no si tenía qué llevar el tema para el lado más calmo posible.

—¿Irás con él?— Mira a Hakeem de forma reprobatoria.

El guardián asiente y alza sus manos respondiendo sin siquiera tener la necesidad de ver a Arden. —Si. No lo voy a dejar sólo, roja, podés esta tranquila de que tu amado va a estar a salvo para con su guardián.— Le guiña un ojo.

Blaire traga saliva y pasa una mano por su cabello. —Se que algo me están ocultando. Y más les vale decirme qué es lo qué ella quiere cuándo vuelvan de ese estúpido encuentro, porque saben perfectamente que me voy a enterar de una manera u otra.— Los señala de forma amenazante.

Siendo una de las primeras veces en las qué Blaire reacciona de aquella manera, mostrándose valiente y firme en sus convicciones.

Y aquello se debe a que no quiere dejarse pisotear nunca más por nadie cómo lo había hecho Karim, abusandose de su confianza o incluso Issac, Thomas y los demás, ocultandole algo tan importante cómo su identidad.

Arden observa a Hakeem de reojo, en una clara petición de qué se retire.

Necesita estar a solas con Blaire para poder otorgarle la confianza qué ella misma se merece respecto a su relación y a este tema en puntual, qué parece estar incomodolandola.

El guardián se pone de pie, colocando ambas manos en la mesada. —Ire a entrenar, no se maten por favor, y tampoco comiencen a tener sexo desenfrenado qué tenemos cosas qué hacer, y eso dificultaría un poco el hecho de llegar temprano a esta estúpida reunión.— Mira a su amigo de forma burlona.

Y le regala una sonrisa amistosa a Blaire, quién al escuchar sus palabras no puede hacer más qué teñir sus mejillas de colorado y negar con la cabeza al verlo de pie.

—Que vaya a la noche.— Sisea Arden en su dirección.

Y Hakeem no necesita preguntar a dónde, ni a qué hora, sabe perfectamente qué se refiere al para nada modesto bar qué Arden tiene para las almas de la noche.

—Los veo luego, tortolitos, ya saben, no hagan cosas de las que nos den envidia a los demás.— Se despide abandonando la cocina.

Blaire achina sus ojos y lo mira boquiabierta. —¿Hoy? ¿Te irás a juntar con ella hoy?— Susurra angustiada.

Queriendo conocer de dónde viene ese sentimiento, pero aún, no estando familiarizada del todo.

—Muñeca, realmente no significa nada, es sólo una reunión protocolar de trabajo, no entiendo por qué te estás haciendo tanto problema.— Llama su atención tomándola de las manos.

Para quedar enfrentados el uno al otro, observándose fijamente a los ojos, sin dejar qué sus pieles se toquen.

—Me hago problema porque venimos saliendo de una situación en la que no fue para nada divertida y hubo demasiadas cosas de por medio que fueron ocultadas hacia mi persona.— Infla su pecho.

—Blaire.— Sisea ronco en sus labios.

—Ya se lo qué vas a decir.— Suspira frustrrada.

Él sonríe negando. —No, no lo sabes, muñeca, déjame que termine de hablar y luego me decís si estás convencida o no de lo que te estoy diciendo.— Mueve su cabeza hacía un costado relajado.

En algún momento ella se iba a enterar y no quería permitirse tener secretos para con la pelirroja.

—¿Que es entonces?— Suspira colocando sus ojos en blanco.

—Ella y yo tuvimos algo, nada importante, sólo sexo.— Informa suspirando, observando detenidamente cómo Blaire abre sus labios y los vuelve a cerrar.

—¿Que ?— Susurra sin aliento.

—Y no quiero qué te dejes manipular por lo qué creas qué podés llegar a pensar qué va a ocurrir en esa reunión, porqué no es nada de eso.— Remoja sus labios.

Blaire continúa perpleja.

Incapaz de que algo salga por sus labios.

Todavía se encuentra intentando procesar cómo es qué Arden se acostó con quién se supone es el todo poderoso celestial, además de que no cabe en su cabeza que pueda haber una relación entre una persona del infierno y una del cielo, teniendo en cuenta que deberían de ser completamente polos opuestos.

Volviendo a tener que admitir para sus adentros que desconoce demasiado de su propia naturaleza.

—Muñeca.— La vuelve a tomar de sus mejillas para acaparar su atención.

—¿Te acostaste con Dios?— Tuerce su entrecejo.

Aquello le da náuseas, y no lo puede evitar, por lo qué una mueca de asco nace en su rostro preocupando a Arden.

—Si.— Él suspira moviendo su cabeza de lado. —Algunas veces.— Admite relajado.

Y se encuentra de esa forma porque no hay manera de poder borrar su pasado, el mismo está allí y allí se quedará. Y no va a ser de esas personas qué le oculten a su pareja lo qué hizo tiempo atrás.

No sé arrepiente de nada, fue buen sexo mientras que duro, y hasta que se canso de ella y sus desplantes, algo qué no le dirá a Blaire en estos momentos, pero si qué le dejara en claro qué no tiene nada por lo que desconfiar o preocuparse.

—¿Eso es acaso posible?— Frunce su nariz. —¡Digo, No lo sé en mi cabeza eso parece completamente imposible, cómo si se fueran a tocar y a prenderse fuego el uno al otro.— Coloca sus ojos en blanco.

La ecuación se muestra en su cabeza de forma muy clara, pero no es capaz de resolverla.

Arden sonríe relamiendo sus labios, pero al ver el rostro abrumado de la pelirroja, cambia su mueca.

—Si, bueno, no veo porque no podría ser, quizás lo estás cuestionando por un tema de qué se supone somos diferentes razas, pero quizás eso lo hace más morboso.— Suspira con una mueca de labios.

No quiere dar detalles, aquello no ayuda ni suma en nada y necesita dejar a Blaire tranquila y no con la cabeza dando vueltas en el asunto.

—Genial.— Parpadea hechándose levemente hacia atrás en el respaldo.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora