—¿Qué carajos estás haciendo acá?— Hakeem llega hacia Arden.
Encontrando a su amigo dentro de una de las salas de castigo, dónde específicamente está el cuerpo semi inerte de Issac.
Esperando por su verdugo.
—¿No es obvio?— Escupe pasando una mano por el puente de su nariz. —Lo qué me preguntó es qué estás haciendo vos acá, cuándo se supone que te tendrías que haber quedado con ella.— Brama torciendo su entrecejo.
Hakeem alza sus manos creyendo que su mejor amigo se estaba volviendo loco.
—¡Los gemelos aparecieron, y ella se quedó hablando con ellos, sabes perfectamente que no me puedo quedar!— Demanda cínico. —¡No si quiero seguir vivo!— Escupe con sarcasmo.
Arden maldice cerrando los ojos. —Esperaba que por esta jodida vez no te importaran las malditas regalas y al menos te mantuvieras del otro lado de la puerta por si Blaire te necesitaba.— Admite ronco.
Hakeem infla su pecho viendo la desesperación en carne propia de Arden. —Sabes perfectamente qué confías en ellos cómo para dejarlos a solas teniendo esta conversación con la pelirroja.— Arquea sus cejas en su dirección. —Lo qué me da a dudar si no lo hiciste adrede.— Agrega perspicaz.
Arden cierra los ojos.
Los puños le arden y desde que dejó a Blaire a solas en aquella habitación y le permitió que fuera a dar un paseo que le cuesta respirar de la manera correcta, por lo qué necesita salir de aquel lugar.
Cumplir con cada una de las cosas pactadas qué tiene en su cabeza y largarse junto con su muñeca del infierno.
—¡¿Por qué no estuviste con ellos?!— Demanda saber y señala el lugar. —¡Estabas ahí con Seth y Deaton! ¡No lo puedo entender, y después vengo y te encuentro torturando a este imbécil!— Admite.
Arden infla su pecho negando. —Los gemelos son lo suficientemente egoístas cómo para prestar atención a no quedar en ridículo, por lo qué no le van a mostrar cómo es qué nacieron, sólo se lo contarán y aquello será mucho menos vergonzoso para cada uno de los dos.— Murmura con algo de ronquera.
Hakeem suelta una carcajada seca. —¿Y eso te deja tranquilo?— Sisea con desesperación.
—No me hagas preguntas estúpidas, por favor.— Infla su pecho mostrando su mal humor.
—¡Conozco a esos gemelos, conozco a ese Arden!— Señala la salida.
Arden asiente. —Yo también, Hakeem, y me alegra que te preocupes de esa manera por ella, pero los gemelos no la pueden tocar, no al menos de la misma forma en la que yo la puedo tocar, y te aseguro que no van a arriesgarse a pasar una temporada bajo tierra tan sólo por haber tocado lo que no tienen permiso.— Asegura alzando su barbilla.
Hakeem alza sus manos.
—¡Estás huyendo!— Lo señala.
Arden sonríe cínico. —¡Yo no necesito huir de nada, imbécil!— Declara torciendo su entrecejo.
Su guardián lo observa cruzado de brazos. —¡No te olvides qué se perfectamente lo que se siente, y no por eso te voy a juzgar o te lo voy a recordar!— Aclara relajado.
El semidiós suelta una carcajada. —¡Solamente me vas a dar un consejo!— Escupe frustrado.
Hakeem muerde su labio inferior. —En realidad, sabes perfectamente lo que voy a decir, y es lo mismo que te hizo venir acá abajo y no dejarla sola, así que ahora solo me voy a disponer a ayudarte a terminar con esta escoria.— Le guiña un ojo.
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El Hijo de Hades
FantasyToda tu fe en la humanidad no bastará si subestimas a quién tienes enfrente. Únete a esta historia de Blaire Morel y Arden Abbot en donde ambos aprenderán del otro sin darse cuenta hasta que sea demasiado tarde como para evitarlo. 💎 Portada increíb...