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KIRA

Él caminaba apresuradamente.

Tuve que trotar para llegar a su lado, lo detuve una vez estuvimos fuera del centro comercial. Su rostro estaba rojo y lleno de lágrimas que intentaba quitar con el dorso de sus manos.

—Oye ¿qué pasa? ¿estás bien? —pregunté, suavemente.

Negó con su cabeza derramando más lágrimas. —No... yo... creí que podría dejar de pensar en eso, que en algún punto me dejaría de atormentar pero...ya veo que no —no entendía de que estaba hablando pero se veía muy mal.

—¿Tiene que ver con la foto acaso? —cuestioné, intentando entender porque estaba sufriendo tanto.

—¿L-La v-viste...?

—No, ¿Por qué? ¿Qué es?

Su cara volvió a palidecer y creí que se desmayaría en cualquier momento.

—Nagisa... —sus ojos no paraban de derramar lágrimas mientras él se había quedado absorto en sus pensamientos. Su comportamiento me estaba preocupando. ¿Qué era esa foto que lo tenía tan angustiado casi al borde de la histeria? —Nagisa, Nagisa —sacudí sus hombros suavemente y se apartó con brusquedad.

—¡No me toques!

Levanté mis brazos ante él.
—No lo haré, lo prometo...solo quiero saber que te ocurre.

—¡Eso a ti que te importa!

—Calmate ¿Quieres?

¿Ahora que le pasa?

—¡¿Qué me calme?! —gritó, su rostro se estaba poniendo más rojo y las personas a nuestro alrededor nos miraban con curiosidad por el desorden —¡No tienes ni idea de lo que siento ni lo que he tenido que aguantar! ¡ASI QUE NO ME DIGAS QUE ME CALME!

—¡Como mierda voy a compadecerme de ti si sigues berreando como niñita y no me explicas! —le grité de vuelta.

Me arrepentí al momento de decir aquello. Su rostro se descompuso en una mueca de dolor, llevando una mano a su pecho, estrujando la camisa del uniforme con fuerza.

¿Le estará dando un ataque?

—Nagisa —estire mi mano hacia él y me pegó una manotazo.

—¡Te dije que no me toques!

—¡¿Quieres parar de comportarte como un maldito crio quejica?! —bien, esto no nos estaba llevando a ninguna parte, aparentemente. Él parecía cada vez más dolido mientras los segundos pasaban.

Y luego se incorporó correctamente.

Secó su rostro lentamente mientras mantenía la cabeza gacha hasta que la subió y me dió una fría mirada.

—Acepto tus disculpas por lo de antes y...me iré ahora.

Se dió la vuelta luego de soltar aquello con la voz más fría y gélida que alguien pudiera poner. Incluso se había vuelto grave y baja.

—¡No, espera! ¡Nagisa!

Comenzó a correr con rapidez y lo seguí.

—¡Nagisa, detente! ¡Nagisa, maldita sea...!

Me detuve a tomar una bocanada de aire, el estúpido corría realmente muy rápido y parecía no cansarse. ¿Era atleta? Ugh, me incorporé, ya no lo tenía a la vista y me pasé una mano por el cabello con frustración. Decidí darme la vuelta e irme a casa. Donde no me esperaba nadie porque vivía solo.

Además, mañana lo vería en el instituto y de allí no tenía escapatoria de mi.

[...]

Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora