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Se supone que vinimos a la playa para pasarla bien durante un par de días antes del baile de fin de curso que sería el sábado. Cuando Riku se ofreció a venir como único adulto en el lugar nunca pensé que le tuviera tanto odio a Arik en tan poco tiempo como para golpearlo. Bien, Arik no dejaba de responderle lo cual lo enfurecia más porque él es así, no se queda callado por nada del mundo. Pero, Riku tampoco se queda callado nunca, ambos son explosivos y, puedo comprobarlo muy bien ahora mismo.

—Sora ¿deberías decirles algo? Se están matando —Hanta me mira intentando que haga algo. He estado observándolos desde que su conversación nada amable pasó a discusión y luego a los golpes. A este punto no voy a meterme, quizás me den otro puñetazo como cuando quise intervenir en el instituto con Kira. No voy a intervenir nada.

Que se maten si quieren.

—Esto es tan incómodo —murmura Fuka y, la observo.

—¿Y qué tal todo con Hanta? —le pregunto, mientras sigo ignorando los gritos y golpes de Riku y mi novio.

—¡Mi primo no es ningún estúpido, ruso de mierda!

—¿Por qué será que Arik siempre termina peleándose con alguien? —dice Hanta.

—Shhh, estoy hablando con mi amiga aquí —le corto —No quiero escuchar nada de esos dos.

Fuka me observa con una sonrisa incómoda. —Bien, supongo —sus mejillas se vuelven rosas —Esta bien, lo admito, más que bien. Es excelente. Creo que lo nuestro se está fortaleciendo cada vez más y estoy muy feliz —añade, sonrojándose mucho.

—Soraaaaa, tu primo agarró un sartén...

—Hanta, callate. Y ¿cómo te trata él? ¿Es respetuoso contigo? No se ha propasado ¿verdad? —Kira se acerca a donde estamos justo cuando Nagisa entra a la cocina con la manguera y los rocía con agua.

—Odio cuando los perros se pelean, salgan afuera a resolver sus problemas que aquí queremos comer en paz —ambos chicos miran furiosos al más bajo quien tiene un furibunda mirada —¡Que salgan!

Los vuelve a mojar.

Riku suelta un gruñido y mientras se encaminan afuera ambos resbalan al piso y estallamos en risas. Fue gracioso, debo admitirlo.

—Ay no, que torpes —se burla Nagisa, mojando los todavía más.

—¡Ya deja eso! —se queja Riku.

—Es para que se te baje la rabia.

—¡No tengo rabia! ¡No soy un perro!

—Pues no te falta mucho para serlo —dice Arik.

—¡¿Qué dijiste, medio hombre?!

Y volvemos de nuevo con la pelea.  

—En fin, Fuka ¿Hanta te trata bien? —vuelvo a mirar a mi amiga.

—¡Eh! Sora, ¿qué estás diciendo?

—¿Acaso te invité a la conversación? —levanté una ceja.

—Pues... —mi amiga tapa la mitad de su rostro, avergonzada —Sí, sí. No se ha propasado en ningún momento —afirma y sonrío de lado, aliviado.

—Que bien, supongo que estás a salvo todavía —le digo al pelinegro quien, me mira abriendo su boca en una perfecta O. Me levanto del taburete y salgo afuera donde está la piscina justo donde se encuentran Riku y Arik aún peleandose.

—¡Por tu culpa mi primo es gay! ¡Eres un ser asqueroso, ruso!

—¡Ve a llorar con tu madre si tanto te duele, estúpido quejica!

Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora