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ISSEY

—¿Que mierda sucede contigo? —ruedo mis ojos ante las quejas de Dai.

—No me digas que ahora te preocupas por los demás —cuestiono, levantando una ceja. Rebusco entre mi chaqueta por la cajetilla de cigarrillos, necesito fumar ahora mismo.

—Sabes que no es eso, pero no me meto en asuntos que no son míos. Y tu deberías hacer lo mismo, mira que decirle todo a su amigo es la peor idea que se te pudo ocurrir ¿eres idiota?

Viro mis ojos hacia arriba.
—¿Y eso qué? Tenía que saberlo.

—Y una mierda contigo, Issey.

—Oye, no me culpes por no saber guardar secretos, además. Estoy seguro de que debería saberlo. A mi no me gustaría que un maldito me engañe de esa forma; bueno, sí me gustaría y mejor si fueras tú —espeto, llevando el cigarro a mis labios mientras busco con mi otra mano mi encendedor.

—¡En mi casa no fumes, Issey! —Miaysaki se acerca con rapidez. Que bocazas tan metiche que es, ya entiendo porque Dai a veces no lo soporta.

—Puedes activar un sensor de humo aquí, vete al patio.

—Bueno, ya qué.

Me doy la vuelta para salir. Dai me sigue de cerca, seguro que quiere uno de mis cigarrillos o vigilarme de que no vuelva a esa pequeña fiesta patética a contarle todo al rubiecito. Recordándolo mejor, es bastante lindo pero con un carácter de mierda.

¿Estará soltero?

Pasamos por la sala donde me encuentro al rubio otra vez hablando con otro chico de cabello rojizo y largo. Ambos estan muy cerca del otro y de la nada, se besan.

Aish, ya tiene correa.

—Estos niños de ahora con pareja —gruño, mientras tomamos el camino hacia el patio trasero de Miyasaki.

—¿Estás celoso de que tengan y tu no? —inquiere Dai, con aburrimiento. Mantiene sus manos en los bolsillos de sus pantalones en todo momento.

—Ya quisieras, me gusta mi soltería —miento.

Cuando salimos el aire fresco nos golpea. Hemos pasado por un baño antes de salir de donde se escuchaban algunos gemidos claramente y Dai solo atinó a decir que seguro que el ruso y su novio el principito ya se estaban reconciliando. Que suertudo.

Quisiera reconciliarme así con Dai.

—Estás muy manso últimamente, ¿estuviste con Haruka otra vez? Siempre te pones así cuando lo visitas —inquiero, mientras le paso uno de mis cigarrillos. Son los favoritos de él, por eso los llevo conmigo.

—Claro que no, idiota.

Chasqueo mi lengua.
—Entonces ¿qué mierda es? No es normal que no me dejes contarle al rubio acerca del pasado del ruso.

—¿Por qué carajos no entiendes que ese no es tu problema? —ruedo mis ojos de nuevo. Dai parece de mal humor ahora, pero su mirada se pierde en otro lugar. ¿Qué le pasa?

—Vale, no lo haré.

Se sienta a mirar el jardín del lugar mientras expulsa todo el humo por sus labios entre abiertos. Joder, quiero besarlo.

—¿Qué te sucede, enano? —me siento a su lado.

—Que te importa mierda.

—Si vas a empezar así mejor ahorratelo que igual me vas a contar.

Resopla, frustrado.
—Besé a ese chico —suelta. ¿A ese chico? ¡¿Qué chico?!

¡¿Al rubio?! ¡¿A quién carajos?!

Muerdo con fuerza el interior de mi mejilla antes de fingir estar calmado. —¿Qué chico?

—A Sora, pero no fue un beso como tal —explica.

¡¿Cuándo mierdas pasó eso?!
—¿Y Koslov lo sabe? No, no lo sabe, estás entero aún ¿Por qué demonios lo hiciste? ¿Acaso te gusta? Mira que competir con un ruso muy vengantivo y con dinero no es fácil.

Niega con su cabeza.
—No seas estúpido, solo fue algo que pasó y ya, no significa nada.

—Ajá claro, ¿solo porque te dio la gana? —asintió.

—No lo sé, creí que eso me haría olvidar otras cosas...

—No me hables en códigos, Dai.

Suspira dejando el cigarrillo de lado y se gira hacia mi. La colilla se me cae de los labios cuando su mano va hacia mi mejilla.

¡¿Qué carajos va hacer?!

Espero que no me golpee ahora.

—Dai...

Entonces abofeteó mi rostro.
—¡Auch! ¡¿Eres tonto o te haces?! —chillé, sintiendo el ardor.

—Tenías un mosquito.

—¡No había nada, mentiroso!

—Bueno, no... —se levantó sacudiendo sus manos y ropa —Vamonos de aquí, tengo que hacer la cena para Len.

Me levanto acariciando mi mejilla. —Lo dices porque no tienes dinero para volver en taxi —vocifero, resentido.

—No, Miyasaki nos llevará.

Entramos de nuevo a la casa y, mientras Dai busca al de pelos de colores vuelvo a la fiesta y me acerco al rubio con rapidez quien, está muy meloso con ese chico de nuevo de pelo rojizo.

—Oye, rubia —me inclino hacia él quien me lanza una asesina mirada.

De cerca se ve mas bonito.
—¿Qué quieres ahora?

—Este es mi número para que me llames, Dai no evitará que te cuente así que no dudes en llamarme mañana en la tarde que estoy libre.

El duda en aceptar el pequeño papel que guardaba en mis bolsillos y que hice mientras Dai no veía.

—¿Cómo sé que no es una broma?

Sonreí de lado. —Si quieres saber acerca del rusito, me llamarás. —miré al chico a su lado que estaba observándome con curiosidad, mierda, se ve como una chica.

¿Por qué estos chicos son tan lindos? ¿Son modelos o qué?

—¡Issey, vámonos! —rugió el enano y, me di la vuelta. Estoy cien por ciento seguro de que me llamará. Se nota que es curioso. Además, es una buena excusa para volver a verlo. Que esté saliendo con alguien más no es impedimiento para mi para tenerlo.

—Nos vemos después, Hanta —Miyasaki se despide de su primo.

Salimos de la casa y subimos al auto del de pelos de colores quien me mira mal por el espejo retrovisor.

—Sé lo que hiciste, Issey —dice el pelinegro y, miro por la ventana con desinterés.

—No sé de qué me hablas.

—Tendremos una conversación seria tu y yo.

—Ja, te van a matar, Issey —se burla Miyasaki y ruedo mis ojos sin querer responder.

Porque el maldito tiene razón.







Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora