—¿Ah sí? —levantó una de sus cejas. Sentí mis mejillas un poco calientes de la nada.
—Eh...sí, me pareces muy tierno —respondí, nervioso. Él volvió a reír, tapando su boca con su mano que la cubría el sueter del uniforme del instituto. Una acción aún más linda que antes.
Por Dios, voy a morir de ternura.
—Gracias.
—No agradezcas, es la verdad —negué con mi cabeza, sonriendo después.
—Tampoco te dejes engañar, Sora. Puedo lucir tierno por fuera pero por dentro no lo soy —comentó.
Alcé mis cejas.
—No lo creo —dije —Alguien como tú tan adorable debe ser un terrón de azucar por dentro —di un paso hacia él y me tomé el atrevimiento de acariciar su cabeza suavemente —Es imposible no ver lo lindo que eres —añadí, en un tono agudo como si le hablara a un cachorrito. Arik me observó, con los ojos negros fijos en mi y una pequeña sonrisa en su rostro. Sus mejillas estaban rosaditas y, en un acto que me tomó por sorpresa puso sus manos en la mía que seguía en su cabeza para que no dejara de acariciarlo.—Tú también eres lindo, Sora. Puedes tocarme todo lo que quieras.
Espera ¿qué?
—¿Qué dijiste? —mi mano se detuvo y el color de sus orejas se tornaron rojas.
—Que tu también me pareces lindo —¿qué había sido eso de que podía tocarlo todo lo que quisiera?
—Eres una pequeña ternura, Arik.
—Uy sí.
[...]
No podía quitarme de la cabeza los ojos negros de ese chico, mucho menos su sonrisa y la manera tan linda en la que se había reído. Me parecía ridículo como alguien podía llegar a ser y actuar tan tierno en todo momento y, con cada gesto y movimiento que hacía. Arik Koslov despredía ternura por cada poro de él. Él no era tan bajito como aparentaba pero eso no impedía que se viera como el ser más adorable de todo el maldito mundo.Siendo más pequeño que yo lo hacía lucir aún más tierno de lo que ya era apesar de estar todo ojeroso. Era tan adorable. Bueno, es. Rodé por mi cama soltando un suspiro sin perder aquella imagen de mi cabeza. Dios...Arik estaba ocupando demasiado espacio en mi mente tan rápido, en tan poco tiempo. Era estúpido.
Me levanté y salí de mi habitación en busca de algo de comer.
Mis padres no volverían del trabajo hasta las diez de la noche por lo que tenía la casa para mi solo por el momento. Pensé en llamar a Kira para que pasáramos el rato juntos pero, recordé que él dijo que pasaría por casa de su padre y estaría un poco ocupado el resto del día. No me dió muchos detalles pero sí que se quedaría en casa porque no tenía ganas de ir a ninguna parte después.
Luego pensé en Fuka pero, ella estaría estudiando. Como siempre.
Fuka ama estudiar.
Ama las cosas que casi la mayoría odia.
Como ir al instituto, las matemáticas, la comida picante -aunque a mi también me gusta-, los dulces ácidos y resolver sudoku como nadie. Es una experta en eso. Esto último contagió a Kira.
Me serví un poco de leche en un vaso y busqué galletas en la alacena ya que mamá compraba cada fin de semanas.
A mi mente llegó Arik de nuevo.
¿Qué estará haciendo?
Me propuse al final, pedirle su número de celular para hablar con él después de clases y, para tener pretextos para ir a verlo.
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Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO*
Novela Juvenil(COMPLETA) Sora O'Connell cursaba su segundo año en el instituto cuando llegó un estudiante nuevo, él parecía ser inofensivo e ingenuo, vivía todo el tiempo distraído y en su mundo por lo que Sora no le vió nada malo al acercarse a él para que sean...