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Respiré hondo cuando salimos al estacionamiento. Habían un grupo de chicos esperando por ver la pelea, observé a esos tres chicos esperándonos de brazos cruzados. Casi parecían sorprendidos de vernos, o tal vez era porque Arik venía conmigo. Solté su mano de inmediato y Kira dió un paso hacia adelante tipo como si fuera el líder de la pandilla o algo así.

—Que agallas tienen —dijo mi rubio amigo, con una sonrisa burlona. Su mochila fue a parar a otra parte y lo imité intentando calmar mis nervios.

—Nos preguntábamos si de verdad iban a salir o solo había sido puro cuento tuyo —respondió el chico ese, con sorna.

Todos estaban atentos a lo que pasaría a continuación y miré por el rabillo de mi ojo hacia Arik quien se había alejado un poco de donde estábamos, tenía las manos ocultas en los bolsillos de su pantalón cuando de la nada escuché una exclamación de varias personas.

El chico rubio ceniza había actuado primero, golpeó a Kira en el rostro el cual casi ni se inmutó.

—Mi turno —sonrió, luego de escupir.

Levanté mis cejas cuando le metió un puñetazo en toda la cara, muy cerca del ojo. El chico retrocedió varios pasos y sus amigos lo sostuvieron de los hombros para impedir que se cayera.

—Alguien debe enseñarte a no tratar así a las chicas —Kira se arremangó las mangas de la camisa hasta los codos acercándose al chico.

Lo que pasó después fueron puñetazos volando por doquier.

Esquivé por suerte un golpe que iba a mi rostro agachando me y cuando el otro chico estaba a punto de patearme me eché hacia atrás. ¿Estaba huyendo? Probablemente. Pero entonces sentí que me desorientaba cuando un puño me dió de lleno en el pómulo.

Solté una maldición y me incorporé ignorando el agudo dolor.

Tuve que hacer de toda mi fuerza de voluntad para devolverle el golpe al chico pero no fue tan fuerte como pensé, aunque si lo suficiente como para que Arik apareciera de la nada a su lado y lo terminara de noquear de un solo golpe.

Me sentí avergonzado de no poder defenderme bien.

Miré hacia Kira quien tenía la nariz y la boca llena de sangre y, cuando el otro chico que estaba con el rubio cenizas se acercaba a él me apresuré en bloquearle el paso pegándole un puñetazo justo en el ojo. Mi mano ardió y dolía. No tenía idea que golpear a alguien en el rostro se sintiera así de feo pero tuve que abstenerme a quejarme del dolor.

Por la mierda, duele.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —me paralicé cuando escuché la voz del director.

—¡Corran! —gritó alguien.

Tomé mi mochila y la de Kira justo cuando este alejaba al rubio cenizas de él, empujándolo. Arik tiró de él con fuerza para darnos tiempo a correr lejos del estacionamiento antes de que el director nos viera las caras.

—¡Esto no se quedará así, Kira! —chilló el chico, dándose a la fuga con sus amigos. Brincaron una reja que estaba del otro lado del estacionamiento.

—¡Cuando quieras lo resolvemos!

—¡Vamonos, Kira! —dije, histérico, tirando de su brazo para marcharnos.

—¡Ustedes dos! ¡Detenganse ahí!

Por supuesto que no lo ibamos a hacer.

Nadie quería terminar castigado por crear alboroto al frente del instituto. Corrimos alejándonos lo más que pudiéramos de allí y, nos dirigimos hacia mi casa.

Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora