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KIRA

Minutos antes...

—¿Desde cuando estás saliendo con Sora? —cuestioné, entre cerrando mis ojos en su dirección.

—Que te importa eso a ti —respondió, sonriendo con arrogancia.

—Me importa y mucho, Sora es mi mejor amigo —le dije, cruzando mis brazos encima de mi pecho. Levantó una de sus cejas apartándose el cabello que le molestaba en la frente. Se veía como un chico cualquiera, luciendo confiado, tranquilo y casi adorable pero sabía que solo estaba fingiendo. —Si intentas lastimar a Sora voy a matarte —no estaba amenazándolo pero esperaba que se lo tomara como tal.

Arik soltó una risita. —¿Eso crees? Piensas que voy a lastimar a tu querido amigo ¿no?

—No lo pienso, estoy seguro. Tu pareces ser un buen chico pero solo estas fingiendo y no voy a permitir que lo engañes hasta el punto de romper su corazón.

—Mmnh...¿romper su corazón? Eso no suena tan mal, pero no pienso hacerlo...aún...

—Enano diabólico, si intentas-

—Escucha, Kira. Tu eres su mejor amigo, solo eso, no tienes que meterte entre nosotros. Solo quedate a su lado si algo le sucede ¿entiendes? —me interrumpe. Mi celular comenzó a sonar en el bolsillo de mis pantalones pero lo ignoré.

—No y, tampoco voy a entender —di un paso hacia él tomando su camisa en un puño de mi mano. Él no se inmutó ante eso, en cambio, solo sonrió ampliamente —No me importa si en verdad estás o no enamorado de él, si le llegas a hacer daño...si rompes su corazón yo te rompo todo los huesos ¿entiendes? —termino de decir.

—Claro.

Lo suelto.

—Por cierto —saco mi celular —No creas que no se tampoco que consumes drogas —mis palabras parecen sorprenderle un poco pero luego su sonrisa arrogante aparece de nuevo.

—Eso es asunto solo mío, ni siquiera de Sora.

—Entonces mantenlo solo para ti, no involucres a mi amigo en tus mierdas.

—Tranquilo, Kira. Lo último que quisiera es que mi novio se vuelva adicto a la coca como yo —me guiñó un ojo. Estuve a punto de golpearlo cuando vi el mensaje en mi celular.

—Perfecto —exclamé, sonriendo.

—¿Por que sonríes ahora, loco?

—Sora me ha dicho que ya sabe quien fue que puso esa foto por todas partes —negué con mi cabeza y guardé mi celular —Ese imbécil se va a morir hoy.

—Te acompaño.

—Adelantate, van con el director. Tengo que hacer una llamada primero.

Me alejo unos pasos de él y caminé por el pasillo, volví a sacar mi celular y marqué el número de Nagisa para poder llamarlo, esperaba que me contestara pero eso nunca pasó.

[ × ]


Nagisa parece evitarme.

Supongo que tengo que darle su espacio y no presionarlo, pero yo me estoy estresando demasiado con todo el asunto. Solo quiero que él esté bien, ver su sonrisa de nuevo, escucharlo decirme que era un pervertido cuando me quedaba mirándolo de más o, que me gritara que dejara de llamarlo niñita llorona. Solté un gran suspiro y entré en la oficina del director tomando una gran bocanada de aire para mantenerme sereno y no irme contra el hijo de puta responsable del sufrimiento de Nagisa.

—Señorito Kouzomi.

Mis ojos cayeron sobre él, su cabello rubio cenizas enamarañado, tenía la nariz cubierta de sangre de la cual parte del mismo líquido rojo estaba en su mano sucia.

—Estás muerto... —solté dando zancadas hacia él, mi puño se detuvo frente a su cara cuando el director chilló.

—¡Señorito Kouzomi! —el director se levantó para detenerme y tuve que calmarme antes de llegar de terminar de atravesar su cabeza con mi puño. Le di una fría mirada antes de retroceder unos pasos.

—Tienes suerte de que el director esté aquí o te enviaría directito al cielo.

—Señorito Kouzomi, por favor, tranquilicese.

—¡Estoy calmado! —repetí, con un gruñido. El hombre suspiro y miré de nuevo al rubio ese, tenía una expresión perturbada en la cara y, cuando Sora lo miró agachó la cabeza. Es ahí donde caí en cuenta la nariz rota del tipo y el moretón en la mejilla de mi amigo. A su lado estaba Arik quien estaba interesado más en mirar al piso con los brazos cruzados.

—Bien, ya que estamos más calmados pueden explicarme que hace el señorito Phill herido en mi oficina —exigió.

Sora se aclaró la garganta para hablar.

—Director, él es el responsable de poner esas fotos por todos los pasillos con sus amigos y perjudicar, dañar y atentar contra la vida de Nagisa Haruno, bueno, no atentar precisamente pero si fue un incentivo para lo que hizo por humillarlo y hacerle eso tan desagradable —explicó mi amigo con voz seria y tranquila. El director miró al rubio.

—¿Eso es cierto? —le preguntó. Él negó con su cabeza y estuve a punto de tirarme encima de él.

—¡Imbecil! ¡¿Como que no?! —chilló Sora.

—Señor director, si me disculpa —Adam apareció detrás de mi y me hice a un lado porque no lo había visto —Tengo evidencia que lo prueba. De hecho yo mismo lo vi hacerlo con sus amigos —dijo. El chico lo miró con odio a lo cual Adam hizo una sonrisa torcida mientras le entregaba su celular al director.

—Esto es sumamente inaudito, señorito Phill. Tendré que llamar a sus padres por su desagradable conducta, además de que le debe una disculpa a su compañero Haruno —la respuesta del director no me hace sentir mejor. Nagisa lo pasó muy mal por su culpa, merece irse al cielo el maldito, o mejor aún, al infierno de un solo puñetazo mío.

—Pero ellos me golpearon —gimoteó, señalando a Sora y a Arik. Este último alzó su mirada con un brillo peligroso en sus ojos.

—¿Tienes pruebas?

—Pero-

—¿Como sabemos que no te peleaste con alguien mas? Tienes reportes de ser muy problemático desde antes —siguió hablando el pelinegro.

—Maldito hijo de-

—Señorito Phill, sus padres vendrán en una media hora, le aconsejo que se comporte. Y ustedes... —nos miró —Ya pueden irse, gracias por ayudarme a encontrar al responsable, pueden volver a sus clases.

Salimos de su oficina y apreté mis manos en puños porque aun no podía golpearlo. Sora se acercó a mi mientras caminabamos por el pasillo, el pelinegro Arik se había quedado adentro en la oficina a saber porqué, lo único que me importaba ahora era saber si expulsarían a ese idiota o no. Y si fuera así ¿Por qué no me siento mejor? En serio necesito desquitar mi rabia con alguien. Con Vance si es posible.

—Al menos recibirá un castigo apropiado —dijo mi amigo para reconfortar me.

—Yo preferiría verlo sufrir, que sufra igual o peor de lo que sufrió Nagisa —sisee con odio.

—Tranquilo, Arik se encargará de eso cuando salgamos —me sonrió maliciosamente y entre cerré mis ojos.

—¿Como ese enano diabólico hará eso?

—Ya verás, ahora no hay que preocuparse por eso. Vamos a escaparnos y ver a Nagisa ¿Qué dices? —me sonrió ampliamente. Por un momento, solo un momento, en ese corto segundo pensé que mis sentimientos por mi mejor amigo volverían al verlo sonreírme de esa forma. Sus ojos celestes brillantes, reluciendo como diamantes y sus mejillas con aquel lindo color rosa en ellos.

Pero todo lo que vi fue a ese castaño rojizo, con su sonrisa mientras su cara enrojece, sus ojos iguales mirándome con fastidio al escucharme insultarlo. Porque mis sentimientos ahora eran solo hacia Nagisa.

—Que bien me conoces —le sonreí de vuelta. Ya no pienso en ti como algo mas, Sora. Ahora hay alguien más en mi corazón.







Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora