[...]
Era la primera vez que lo hacía. Ciertamente no tenía idea de qué hacer o cómo diantres se debía hacer exactamente pero ya había llegado muy lejos y, de cierta forma yo me encontraba caliente ante esto. Sí, lo admito, estoy algo emocionado.
Los gemidos de Arik no se escuchaban tanto como los míos cuando él lo hizo conmigo la otra vez en el armario de limpieza. Los de él eran más bajos y roncos, sentía su mirada intensa en mi mientras mi lengua se paseaba por toda la punta de su miembro como si yo tuviera experiencia alguna. Caí en cuenta de lo que había dicho antes con respecto a que yo no haría mucho ruido y, era él quien estaba haciendo ruido; estuve a punto de detenerme cuando escuché a alguien entrar al baño. Arik sujeto mi cabello de adelante para impedirlo. Lo observé con su miembro en mi boca como él sonreía maliciosamente con aquellos ojos negros llenos de lujuria.
Esto no me cabe bien.
El cubículo junto al nuestro se abrió y presioné mis labios enterrando mis uñas en la pálida piel de sus piernas. Su mano en mi cabello apretó con más fuerza y balanceó sus caderas hacia adelante y luego hacia atrás volviendo al tímido ritmo que yo tenía antes excepto que, éste estaba más desesperado y agresivo. Cerré mis ojos intentando no tragar en el proceso porque me ahogaría al sentirlo tan profundo en mi boca pero ignoré todo pensamiento cuando volví a escuchar sus gemidos salir de su boca.
La otra persona en el cubículo aún no se había ido, de hecho, se detuvo porque estaba orinando demasiado a nuestro lado. Mi cara enrojeció más de lo que ya estaba al pensar que se asomaria por encima para espiar pero no lo hizo. Mis ojos de pronto fueron hacia el movimiento de su pelvis contra mi boca.
Escuchar sus gemidos de excitación estaban volviéndome loco.
¿Por qué se sentía tan bien hacer esto?
Y, de un momento a otro se detuvo aún sin salir de mi boca y sentí como se corría. Debí admitir que me trague algunos chorros que salieron disparados a mi garganta y lo demás permaneció en mi boca hasta que terminó. Me cubrí con mis manos sin saber que hacer muy bien.
¿Debía tragarme los...?
—¿Sabe bien? —preguntó sin temor a que la otra persona que se estaba lavando las manos nos escuchara. Su sonrisa pervertida me indicó que le valía madres eso. —No te los tragues si no quieres.
Abrí mi boca dejando caer todo al suelo en cuanto dijo eso. Aunque ya había probado lo suficiente.
—¿Te gustó? —acarició mi cabello, sus mejillas se volvieron rosas mientras yo intentaba que mi lengua dejara de tener restos de semen.
—No voy a comentar nada por el sabor —me limité a responder.
¿Que si me gustó?
Él no tenía porque saber que sí.
Arik rió con estruendo. Su respiración estaba agitada al igual que la mía. —Oh mira, vas a tener que limpiar lo que tiraste —miré hacia abajo con una mueca en mis labios. —¿Por qué no lo lames?
—¿Qué? ¿Estás de coña? —cuestioné, levantando una ceja.
Él volvió a reír.
—Solo bromeo, bonito. No me mires de esa forma.
Su tono no me pareció una broma en lo absoluto. Una cosa era que me los tragara y otra era lamerlo del suelo sucio del baño.
—Para la próxima puedo terminar en otro lugar y no en tu boquita —lo observé fijamente. Estaba sonriendo demasiado. Este chico tiene problemas pero aún así, con todo lo raro que es...me gustaba. No, bueno, estoy enamorado de él.
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Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO*
Teen Fiction(COMPLETA) Sora O'Connell cursaba su segundo año en el instituto cuando llegó un estudiante nuevo, él parecía ser inofensivo e ingenuo, vivía todo el tiempo distraído y en su mundo por lo que Sora no le vió nada malo al acercarse a él para que sean...