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NAGISA

Mi brazo suele dolerme por ratos, es un recordatorio de la estupidez que quise cometer. Una estupidez que creí que me traería tranquilidad, pero si me iba con todo ese dolor que sería de mi alma en el más allá, solo sería un tormento más. Aunque no había estado pensando bien últimamente, no es la primera vez que pasa de todas formas y, se había vuelto tan cansado tener que levantarme cada mañana y decirle a mi padre que podría superarlo. Pero que me estaba rindiendo.

Porque no estaba bien pero no podía decirlo en voz alta todavía.

-¡Nagisa, alguien vino a verte! -la voz de mi padre se escuchó por toda la casa.

Estaba en el baño de mi habitación, mirando mi reflejo y sintiendo repulsión hacia él. ¿Qué es lo que voy hacer ahora? Sumirme más en esta tristeza miserable o lamentarme en voz alta.

-¿Nagisa? -mi padre entra a mi habitación. La puerta está abierta porque él le ha quitado el cerrojo debido al miedo que tiene de que intente quitarme la vida de nuevo.

Por esa razon mi baño no tiene puerta ya.

Nada de privacidad.

-Ya salgo -le dije en un hilo de voz mientras agachaba mi cabeza.

Tengo que ser fuerte. Superar esto. No por nada le hice frente a Ryosuke en el hospital, estuve más vulnerable allí y aun así logré que me escuchara ¿Por qué no me siento mejor? El dolor es más fuerte que haberle dicho todo eso ¿Qué más tengo que hacer?

-Hijo... -papá se acercó a mi y levanté mi cabeza para mirarlo.

-Estaré bien -le recordé, porque escucharme decir eso le tranquilizaba.

Él asintió y procedi a seguirlo a fuera de mi habitación para ver quien había llegado a verme esperando que solo fuera Kira como la otra vez. Pero también estaba Sora allí y, ver su sonrisa tranquila mientras se acercaba a mi me hizo sentir bien.

Sus brazos me rodearon en un abrazo cálido debido a toda la ropa que llevaba encima.

Ah, claro. La época de invierno había llegado muy pronto, al estar tanto días encerrado en casa no sentía mucho frío pues la calefacción está encendida todo el tiempo.

-Me alegra venir a verte -dijo, acariciando mi cabello.

Él si que sabía como hacer sentir mejor a alguien. Su manera de ser tan única y torpe es especial, ya entendía porque es tan popular entre las chicas y, porque me gustaba en un principio. Aunque ahora tenía a otra persona en mente.

Dicha persona que se acercaba a mi con cautela.

Como si estuviera acercándose a un animal indenfeso y asustado.

¿Eso era yo, Kira? ¿No querías asustarme?

-¿Acaso se escaparon de clases? -cuestioné, después de separarme de Sora.

-Sí, además...tenemos buenas noticias para ti -dijo el castaño, sonriendo ampliamente. Forcé una sonrisa y nos sentamos en el sofa para hablar mejor.

Que me hayan venido a visitar me hacia sentir mucho mejor y conseguía odiarme menos.

-Sora descubrió al responsable de esparcir las fotos en el instituto -dijo Kira.

Levanté mis cejas mirando al castaño ahora. -Sí, eso no fue así -rió, avergonzado.

-No pude darle una paliza porque el director no me dejó pero aun lo tengo en la mira -rodé mis ojos al escucharlo, siempre tan violento ese Kira.

Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora