KIRA
Cerré la puerta detrás de mi con suavidad, respiré hondo antes de girar sobre mis talones y caminar hacia la camilla mirando siempre a mis pies. Cuando me digne en mirarlo tenía los ojos cerrados. Estaba más pálido, demasiado. Sus labios que antes tenían un color rosita ahora estaban de un color opaco y agrietados. Luce tan roto, débil, herido. Mis ojos se cristalizan cuando el finalmente abre los suyos.
Pasan algunos segundos para que pueda tener alguna reacción de su parte y solo consigo que al verme la maquina que mide su pulso se comience a alterar. Su boca se abre para decir algo y rápidamente tomo su mano que está fría para que se tranquilice.
—No digas nada...solo mantente tranquilo —acaricio sus nudillos con mi pulgar, suavemente y eso parece calmarlo un poco pues su ritmo desciende hasta ser más normal. Su brazo izquierdo está vendado, me recuerda a lo que pasó y tengo ganas de llorar de nuevo. ¿Cómo pudiste hacerlo?
¿Por qué intentaste hacerlo?
Si yo no hubiera llegado a tiempo tu ya estarías dentro de una caja seis metros bajo tierra. No podría soportarlo. No otra vez.
—¿P-Por qué estás llorando, Kira? —su voz suena ronca y vacía. Levanto mi cabeza para mirarlo. No había notado que ya estaba llorando, mis mejillas se sienten húmedas. Nunca había llorado frente a alguien que me gustara en toda en mi vida.
—Porque eres un estúpido —respondí, secando mis lágrimas. Sonrió débilmente.
—Sí, soy un estúpido.
Besé el dorso de su mano delicadamente mientras sus ojos celestes llenos de ojeras me observaban vacíos.
—Pensé por un momento que iba a perderte —susurré, tragando el nudo en mi garganta. Él se mantuvo en silencio. —Ya estaba planeando un pacto con satanás para traerte de vuelta —reí sin gracia.
—Lo siento.
—No, yo lo siento, Nagisa. Debí llegar más temprano así habría-
—Kira, Kira, no —me interrumpió incorporándose con dificultad en la camilla —No fue tu culpa, no ibas a evitar que pusieran eso o que ellos dijeran esas cosas sobre mi, incluso que intentara terminar con mi vida.
—Pero...al menos te habría sacado de allí, no lo se... yo... hubiera...
Empecé a llorar de nuevo.
—Eres un imbécil —solloce —Estúpido, egoísta...
Quitó las lágrimas de mis mejillas con sus manos mientras él también estaba llorando.
—No intentes dejar este mundo de nuevo o juro que yo mismo te mataré, idiota.
Rió ante mi comentario. —Lo tendré en cuenta.
Lo observé quitando sus manos de mis mejillas y acorté la distancia entre nosotros para besarlo. Tenía un sabor a medicina horrible pero no me importó, solo sentí como me correspondía tímidamente y eso es todo lo que importaba.
—Te quiero —le dije en cuanto nos separamos.
Él solo sonrió, sonrojadose.
[☔]
Caminé por el pasillo del hospital rumbo a la habitación de Nagisa, ya estaba en un piso más abajo y se sentía mucho mejor, mañana le darían de alta, hoy ya eran las nueve y media de lo noche. Han pasado varios días. Con su padre me ofrecí para pasar la noche con él porque no me sentía muy tranquilo sabiendo que estaría toda la noche él solo. Traía algunas bebidas en una bolsa que obtuve de la maquina expendedora del hospital y, algunos bocadillos dulces de la cafetería que estaba al frente. Me detuve antes de entrar cuando vi por el vidrio de la puerta a alguien bastante alto adentro.
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Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO*
Novela Juvenil(COMPLETA) Sora O'Connell cursaba su segundo año en el instituto cuando llegó un estudiante nuevo, él parecía ser inofensivo e ingenuo, vivía todo el tiempo distraído y en su mundo por lo que Sora no le vió nada malo al acercarse a él para que sean...