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ISSEY

Días antes.

Entro al hospital llevándome una menta a la boca, Haruka me acompaña como siempre porque no se pierde ni un día de ir a ver a Dai aún cuando no debería faltar tanto a su trabajo. Llegamos a la habitación donde se queda y entro primero yo encontrándome con ese niño rubio de nuevo. ¿Por qué viene tanto a ver a mi Dai? ¿Acaso le gusta?

Él se levanta de la silla al verme soltando la mano de Dai y me quedo como «¿what?» viéndolo.

—¿Por qué carajos estás aquí todos los días? —cuestiono, bloqueandole el paso de la puerta.

—Eso que te importa a ti.

—Me importa porque ese enano que ves ahí en coma es mío ¿entiendes? ¿O te lo dibujo?

—Él no es tuyo —gruñe, mirándome con sus oscuros ojos enfurecidos.

—Pues tuyo no es, niño. Yo lo vi primero, es mío.

—Él no es una propiedad, es una persona y, en cuyo caso, ahora me pertenece.

—¡Estás loco! Deja de fumarte mierdas raras ni siquiera lo conoces bien, no como yo. Se todo sobre él ¿y tu qué?

—Me vale, él y yo estamos juntos y si piensas que voy a alejarme de Dai estás muy equivocado, no te tengo miedo.

—Mira, muchachito estúpido. Ojo con Dai que no respondo, eh. No me importa si eres menor de edad, si te metes en mi camino vas a terminar muy mal.

—¿Sabes qué es esto? —levanta su mano y lo único que resalta de entre sus uñas pintadas de negro es un anillo dorado.

—Un puto anillo.

—Así es, él es mío.

—¡¿Qué mierda intentas decir, mocoso?! —cuestiono, me trago la menta de sopetón.

—Lo que ves, preguntale tu mismo, esta despierto desde ayer en la noche —miro hacia Dai inmediatamente. Me acerco a la camilla y lo remuevo para que despierte si es verdad.

—¡Hijo de puta, despierta ahora mismo! —le grito.

Sus ojos se abren con pesadez y me observa confundido. —Dejame dormir otro rato más —dije, volviendo a cerrar sus ojos.

—¡Explicame ahora mismo que mierda te traes con ese maldito mocoso! —chillo, al borde de la histeria.

—Es mi prometido —dice, asi a la ligera.

—¡¿QUÉ?!

—Sé que parece... —suelta un bostezo estrujando sus ojos y acomodándose en la camilla —Inesperado o demasiado rápido pero en realidad no es real, no te preocupes. Solo es de palabra.

—¿Como...como que de palabra? ¡¿Estás o no comprometido con ese niño?! —exclamo, perdiendo los estribos.

—Bueno, sí.

—¡Pero...! ¡¿Como?! ¡¿Cuando?! ¡¿Donde?! ¡Es un maldito menor de edad, Dai Kimura!

—¿Acaso estamos casado? —cuestiona, levantando una ceja.

—¡Ese no es el punto! ¡¿POR QUÉ MIERDA ACCEDISTE A ESO?! ¡¿ACASO LO AMAS?! ¡NO LO CONOCES! ¡A MI ME CONOCES, NO A ÉL!

—Calmate, baja la voz —me pide y me llevo las manos a la cabeza.

—No, no, no, no, no...no puede ser, no puede ser... —doy vueltas por todo el lugar.

Los ojos se me empañan y aprieto mis manos en puños hasta que mis nudillos se tornan pálidos.

Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora