Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO*

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KIRA

—Cuentame ¿estás mejor? —le pregunté, con curiosidad.

—Sí, estoy mejor, gracias por preguntar —oh, no me ha pedido que me vaya, eso es nuevo.

Avanzamos tanto en esta...lo que sea que seamos...a ver, soy como su ¿acosador? ¿amigo? ¿entrometido personal? No tenía idea. Pero ya era tarde para olvidarme de él.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo sabes donde vivo? —cuestionó, levantando una de sus cejas.

Me aproximé hacia su cama, sentándome frente a él. Retrocedió un poco y tomó las sábanas para cubrirse las piernas. Que raro es este chico.

—No es la primera vez que vengo —respondí, con sinceridad.

—¿Qué? ¿Como...? —su boca se abrió en una perfecta O —¡Tu eres el que engañó a mi hermanita! Le dijiste que te llamabas Luke para que te dejara pasar —se dió cuenta, que rápido. Ojala Sora entendiera todo de una vez.

—Sí...si hubiera dicho mi nombre no podría entrar, obvio.

—¿A qué viniste?

—¿No recuerdas nada, verdad? —pregunté de vuelta y, él frunció el ceño sin comprender.

Sonreí con malicia.

—Parece que estabas tan enfermo que dijiste muchas cosas sin pensar —mentí, en realidad él no había dicho nada. Solo murmuraba cosas incoherentes relacionado a delfines y patos. La otra parte del tiempo estuvo dormido.

Y se veía realmente lindo e indefenso.

—¿M-Muchas cosas...? ¿Q-Qué c-cosas? —¿estaba tartamudeando? Que adorable.

—Oh, sí...cosas...parece que tu color favorito es el azul, ya sabes, cosas sobre ti —respondí, con desinterés. De pronto palideció más de lo que ya lo estaba.

—No puede ser...yo no...¿acaso dije algo sobre él? —dejé mi cara inexpresiva para que no se diera cuenta que no tenía idea de quien estaba hablando o a quién se refería, para que soltara más la lengua.

—Puede ser... —me limité a responder.

Sus ojos se cristalizaron.

Oh no, se iba a poner a llorar de nuevo.

—Venga, no llores, no dijiste nada —lo rodee con mis brazos en un abrazo cuando las primeras lágrimas descendieron de sus ojos celestes.

—¿P-Por qué dijiste eso entonces? —sollozó.

—Fui malo, Nagisa, estaba mintiendo para ver que decías —su cuerpo se encontraba caliente todavía.

—P-Por favor...no hagas eso de nuevo —podía sentir los latidos acelerados de su corazón, iban demasiado rápidos. Pobre, se lo creyó de una.

—Tranquilo, tranquilo... —acaricié su espalda de arriba a abajo con suavidad hasta que pudo calmarse. Quité el resto de lágrimas de sus mejillas rojas con mis pulgares.

Se veía tan adorable con la cara roja y los ojos hinchados por llorar. Que lindo, en verdad es tan lindo. Sus ojos celestes me recuerdan tanto a los de Sora pero por alguna razón, cuando veo los de Nagisa, se ven tan tristes y vacíos. No como los de mi mejor amigo que tienen un cierto brillo que los caracteriza.

—Se que te duele mucho cuando lo menciono así que ya no lo haré mas ¿de acuerdo? Seré bueno contigo ¿qué dices? —asintió,  lentamente y sonreí de lado.

—Tengo...tengo que ir al baño —se levantó de la cama con rapidez tropezando con la mesita de noche y sostengo la lámpara antes de que caiga al suelo y se rompa.