ST - Capítulo 70

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– Joel, ¿sigues ahí? – exclamó haciéndome reaccionar.

– Sí... te escucho.

– Andrew ya se enteró de lo nuestro.

Otra vez me quedé en silencio tratando de procesar lo que acababa de decirme, nada que ver con lo que yo había pensado, ni siquiera me acordaba de la existencia de ese tipo.

– ¿Me escuchaste? – preguntó inseguro.

– Sí... pensé que ibas a decirme algo grave – le aclaré y me volvió el alma al cuerpo.

– ¿Cómo qué?

– Que no me perdonabas y ya no querías saber nada de mí.

– Bueno... aún no decido eso, sólo quise comentarte que él ya lo sabe.

– ¿Y tú cómo sabes eso?

– Porque anoche coincidimos casualmente en un evento de mi trabajo y me lo dijo.

– ¿Y cómo se enteró?, ¿te lo reprochó?

– Zabdiel le mandó la foto de un periódico donde salimos juntos en la boda de Gabriel, pero no me reprochó nada, ya está saliendo con... otra chica, sólo me preguntó que desde cuándo y cómo se había dado lo nuestro y luego me comentó que ya habías prescindido de sus servicios, algo que no me habías dicho, por cierto.

– Aún no llego a esa parte de la historia... ¿ya estás listo para seguirme escuchando?

– Sí, pero tendrá que esperar unos días, va a ser el aniversario de la agencia y estoy en el comité organizador de la fiesta, así que estoy hasta el tope de trabajo.

– Entiendo, no te preocupes – dije resignado.

– ¿Quieres acompañarme a la fiesta?

– ¿Tú quieres que te acompañe?

– ¿Crees que te lo preguntaría si no lo quisiera?

– ¿Otra vez vamos a respondernos con preguntas?

– Tú empezaste – exclamó riéndose – ¿sabes?... te he extrañado mucho.

– Yo también Erick, no tienes idea de cuanta falta me haces, te amo.

– Yo también Joel– suspiró – debo estar loco, pero no me importa que seas un psicópata, no tengo nada que perdonarte, te amo y te necesito.

– ¿Podemos vernos más tarde? – pregunté con el corazón latiéndome descontroladamente por sus palabras – paso por ti a la oficina y vamos a cenar.

– Está bien, aunque no puedo desvelarme mucho, mañana tengo que estar a las ocho de la mañana en la oficina.

– Yo te llevo, si quieres... me puedo quedar a dormir en tu departamento.

– Ya no soportas la tercera regla, ¿verdad? – exclamó con una risita.

– Apenas van trece días, aguanté un mes en Chicago, así que aún puedo soportar más.

– No puedo creer que los estés contando, corrijo, sí puedo creerlo, me estoy dando cuenta que eres capaz de muchas cosas.

– Todas por amor Erick, no sé cómo puedes dudarlo.

– Sólo quiero estar completamente seguro, no quiero otro desengaño.

– Te entiendo, ¿entonces a qué hora paso por ti?

– No sé a qué hora salga, te mando mensaje, ¿sí?

– Ok, lo esperaré.

– Hasta la noche, te mando un beso.

– Y yo cien.

Escuché que se rio y después colgó. Suspiré y luego me reí solo, no sé si lo había hecho con alevosía y ventaja, pero definitivamente había logrado meterme un buen susto con esa frase de que no me daría gusto lo que me diría, francamente me tenía sin cuidado que lo supiera ese tipo, lo único que me importaba es que no quisiera hacerle daño a mi príncipe, pero si no le recriminó seguro es porque no le importó enterarse, además él también ya estaba haciendo su vida con otra persona.

A las 8:30 me mandó mensajeErick para que pasara por él, así que salí de mi departamento y me dirigí a suoficina, lo esperé afuera del edificio y de inmediato salió cuando le avisé queya había llegado, me saludó con un rápido beso en los labios y fuimos a unrestaurante cercano. 

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora