ST - Capítulo 74

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– Tienes razón Joel, perdóname, no era una prueba, en verdad perdí los estribos, no me gusta verte con otras.

– Tú mismo estás rompiendo tus reglas y dijiste que...

– Ssshhh – puso sus dedos sobre mi boca – no lo digas, sé lo que dije y sé que soy un tonto e inseguro, te prometo que no volverá a pasar.

– ¿En qué minuto te volviste así Erick?, de las cosas que me gustan de ti es tu seguridad y tu firmeza, ¿Qué te está pasando?

– Te amo demasiado, eso es lo que me está pasando, tú te volviste psicópata, yo inseguro – respondió pasando sus manos por la solapa de mi saco.

– En serio eres increíble mi amor – exclamé sonriéndole y moviendo la cabeza – no sé qué voy a hacer contigo – agregué tomándolo del mentón para levantarle la cara.

– La culpa de todo la tienen las hormonas – argumentó haciendo un puchero.

– Supongo que tendré que acostumbrarme a lidiar con eso.

– Algunas veces... ¿me perdonas?

– ¿Cómo no perdonarte si pones esa carita? – aseguré acariciándole la nariz – pero en verdad, no merezco que me hagas estas cosas Erick, no es justo que dudes de mí después de todo lo que he hecho para que estemos juntos.

– Lo sé, mejor ya vámonos para que me sigas contando.

– ¿Seguro?, apenas hemos estado un par de horas.

– Sí, no es necesario que estemos más tiempo y lo que ahora me importa más es estar a solas contigo.

– De acuerdo, vámonos.

No hablamos mucho en el camino, creo que cada uno iba analizando lo que había sucedido, me dolía que Erick se pusiera en ese plan, pero también debía entenderlo, supongo que no es fácil estar tanto tiempo con la misma persona y un día darte cuenta que ambos tenían a alguien más, algo que quizá jamás habían contemplado y si a eso le aunamos que yo no había sido un santo antes de conocerlo, hasta cierto punto era normal su actitud, aunque eso de ponerme pruebas si era una exageración, claro que aún no terminaba de contarle mi versión de los hechos, tal vez cuando lo hiciera se le quitaran los temores y las inseguridades.

Llegamos a su departamento y nos sentamos en el sillón, Erick fue por unas sodas a la cocina y después regresó a mi lado y le conté otro poco de mi historia.

– ¿De verdad nunca consideraste dedicarte a la actuación? – preguntó levantando una ceja.

– No, siempre me gustaron los negocios.

– Es una lástima, en serio que eres un gran actor, jamás me imaginé que te hubieras puesto celoso el día del partido.

– Bueno, no los sentí tan intensos como en las ocasiones posteriores.

– Y yo pensando mal de Ariana y ni al caso.

– En ese aspecto jamás te he mentido, desde un principio te dije que sólo era mi amiga.

– Lo sé, pero, ¿Cómo no querías que pensara mal si como se llevaban?, sobre todo el día que llegamos a Las Vegas.

– Eso te lo contaré mañana, ahora debo irme porque ya tengo sueño, el champagne ya me está haciendo efecto.

– Quédate, te prometo que no más pruebas, además, aunque quisiéramos hoy no podemos.

– Está bien corazón, me quedo.

Nos preparamos para dormir y de nuevo nos acostamos abrazados. A la mañana siguiente desperté y Erick no estaba a mi lado, me levanté al baño y al salir ya me estaba esperando con el desayuno.

– Buenos días mi amor – dijo y me dio un beso en los labios.

– Buenos días corazón.

– Ahora me toca consentirte, me levanté muy temprano a prepararte el desayuno, hice panqueques.

– Gracias, no tenías que hacerlo.

– Claro que sí, tú ya has hecho mucho por mí, es justo que yo te lo retribuya.

– Me conformo con saber que me amas como yo a ti.

– Eres tan bueno Joel, a veces siento que no te merezco.

– No digas eso, sólo tienes que controlar tus hormonas, no quiero ni imaginar cómo te pondrás cuando estés embarazado.

– Me asusta, aunque no lo creas, ¿me tendrás paciencia?

– Por supuesto, te amo.

– Yo te amo también y mucho.

Nos besamos por unos minutos y después nos sentamos en la cama a desayunar mientras veíamos la televisión. Después él se bañó y en tanto se vestía yo me bañé también. Cuando estuve listo lo abracé por la cintura.

– ¿Qué te parecería ir a andar en bicicleta?

– Me encanta la idea, hace mucho que no lo hago, creo que ya hasta se me olvido.

– Lo que bien se aprende jamás se olvida.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora