Capítulo 59

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Maratón 3/5

Nos felicitaron por la canción, Gabriel estaba sumamente emocionado y nos abrazó agradeciéndonos el momento, yo estaba en shock por las palabras de Joel, no me las esperaba. Estuvimos platicando un rato más y Patricia nos dijo que a la mañana siguiente nos esperaban a las 9:30 para desayunar. Poco a poco se fueron yendo todos hasta que nos quedamos solos Joel y yo.

Me tomó de la mano y caminamos al piano, nos sentamos en el largo banquillo. Empezó a tocar una dulce y sensual melodía mientras yo lo miraba, al terminar me besó humedeciendo primero mis labios hasta que su lengua alcanzó la mía y se unieron en una sincronía perfecta de movimientos, en tanto su mano subía hasta llegar a mi camisa y comenzar a desabotonar esta, metiendo una de sus manos dentro mientras tomaba uno de mis pezones entre sus dedos, al tiempo que su lengua recorría mi cuello. Cerré los ojos sintiendo como mi pulso y mi respiración se elevaban.

– Mi amor alguien puede vernos – dije al sentir su mano en mi entrepierna.

– Eso tiene solución.

Se levantó y puso el seguro en ambas puertas y corrió las cortinas del lado que daba a la terraza. Volvió a sentarse a mi lado con sus piernas a los costados del banquillo me rodeó por la cintura y comenzó a quitarme la camisa posicionando sus labios en mi hombro dando leves mordidas, provocando que soltara pequeños jadeos.

– Joel, estamos en tu casa y tu familia también.

– Tranquilo, nadie se dará cuenta te lo aseguro, pronto estarán dormidos.

– Mejor vamos a la habitación.

– Después iremos, te dije que esta noche no dormirías – susurró en mi oído mientras con la punta de su lengua recorría mi oreja.

Su mano bajo hasta el botón de mi pantalón comenzó a desabotonar y bajar el cierre de este, su boca no dejaba de atar mis labios introduciendo su lengua dentro de mi boca, posiciono sus manos en mi cadera levantándome poco para bajar mi pantalón junto con mi bóxer, acariciaba mi muslo hasta que llegó a la ingle y en automático abrí las piernas, tomo mi miembro entre su mano haciendo movimientos de arriba hacia abajo acariciando mi glande con su dedo pulgar deslizando mi pre-semen por todo el glande excitándome lo suficiente para querer sentirlo ya dentro de mí, así que me levanté y me senté sobre él con mis piernas a sus costados.

Besó mi cuello siguiendo así hasta llegar al lóbulo de mi oreja dando pequeñas mordidas, en tanto nuestros sexos se rozaban.

Me pidió que me levantara y eso hice, me cargó y me colocó sobre el piano, hundió su cabeza entre mis piernas y comenzó a recorrer todo el falo de mi pene con su lengua, bajando hasta llegar a mi entrada, empecé a jadear mientras me sostenía de mis antebrazos con la cabeza hacia atrás.

Mis jadeos parecían impulsarlo a seguir recorriéndome, pues lo hacía sin cesar aumentando y disminuyendo la velocidad de sus movimientos, tratando de que su lengua tocara lo más profundo de mi ser que se pudiera, yo tenía abierta la boca y me lamía los labios sintiendo como mi cuerpo ardía por sus húmedos besos que seguía proporcionándome en cada rincón.

No pude evitar soltar un gritito cuando a la par de su lengua sentí que me introducía un dedo y luego lo sacaba y volvía a meterlo en un acompasado ritmo que me estaba enloqueciendo hasta que sentí alcanzar al éxtasis y me mordí un dedo para no gritar.

Me ayudó a bajar del piano, mis piernas me temblaban y me besó apasionadamente.

Desabroché su camisa y se la quité, volvimos a besarnos mientras nuestros pechos se unían y el recorría mi columna vertebral con las yemas de sus dedos hasta llegar a mis nalgas que acarició.

Se desabrochó el pantalón y se lo quitó mientras yo lamía uno de sus pezones y el otro lo acariciaba. Cuando estuvimos desnudos nos recorrimos con la mirada, en ambos cuerpos se notaba la excitación, nuestros miembros estaban tan disparados, de pronto fijo sus ojos en el lado izquierdo de mi abdomen y pasó dos dedos por el pequeño parche adherido a mi piel y me regaló una sonrisa de complicidad, pues sabía que con eso no era tan necesario usar un preservativo.

Me pidió que me hincara en el banquillo y después me hizo apoyar las manos en el mismo, él se colocó detrás y entró en mí de un tirón, sentí como mi cuerpo se contrajo hacia él y me tomó de las caderas para iniciar con su delicioso vaivén. Después, una de sus manos la subió por mi contorno hasta llegar a uno de mis pezones que estuvo acariciando en tanto continuaba con sus certeros movimientos que me fascinaban cada vez más. Posteriormente, se aferró a mis caderas moviéndose a mayor velocidad hasta que sentí su orgasmo dentro de mí acompañado de un gruñido que me hizo llegar a mí también. Se quedó unos instantes sin moverse, aún dentro de mí, exhaló fuertemente y después se separó y me ayudó a ponerme de pie y me abrazó efusivamente.

– La noche apenas empieza ángel y juro que no te daré tregua –dijo en voz baja.

Nos vestimos y salimos del salón tomados de la mano, le pedí que me mostrara la casa e iniciamos con el recorrido por la enorme cocina que estaba a un lado del salón, después seguía el comedor, la sala, bajamos unas escaleras y llegamos a la piscina que era iluminada por la luz de la luna llena que brillaba en lo alto del cielo.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora