Capítulo 65

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Al llegar al altar, Francisco entregó la mano de Gabriel a Noah que lo recibió gustoso y se pararon frente al padre que dio inicio a la ceremonia. Dijeron sus votos emocionados y después Joel y la madrina les colocaron el lazo. Al terminar, Gabriel y Noah se dieron un dulce beso y después caminaron por el pasillo mientras les aventaban pétalos de margaritas

Pasamos al salón, una pequeña banda de cuatro músicos amenizaba con melodías suaves, todos empezaron a tomar sus lugares, Gabriel y Noah en la mesa de honor, uno de los músicos les pidió que pasaran a bailar su primera pieza como casados y todos les aplaudimos, Joel me tomó la mano por debajo de la mesa y me sonrió, estaba tan feliz por su hermano.

Los músicos siguieron tocando, algunos se pararon a bailar y un par de horas después sirvieron la cena. En cuanto terminamos de comer, anunciaron que era momento de las palabras del padrino y él se puso de pie.

– Buenas noches a todos, es para mí un gran honor dirigirme a ustedes, Gabriel y Noah, es un poco difícil para mí ver a mi hermanito casado, todavía lo recuerdo brincando por toda la casa, pero el tiempo pasa y el amor tocó a su puerta y me da muchísimo gusto que haya sido de un chico ejemplar como lo es Noah, bienvenido a la familia. Bien, tenía preparado un largo discurso, pero lo olvide en la maleta, así que sólo les diré lo siguiente.

Tomó un respiro.

– Amor es como encontrar un oasis en el desierto, hay muchos espejismos, pero sólo uno es el verdadero. Gabriel, Noah mis mejores deseos para esta aventura que inician juntos, estoy seguro que serán inmensamente felices y que formaran una preciosa familia, hermanito te adoro, cuñado, más te vale que te portes bien con él, ¿ok? – dijo con su típica sonrisa traviesa y levantó su copa.

– ¡Salud por los novios!

¡Salud!, exclamamos todos los presentes levantando nuestras copas y después bebimos el champagne. Joel me sonrió y me extendió su mano.

– ¿Bailamos? – propuso caballerosamente.

– No soy muy bueno, pero si he hecho otras locuras por ti, ¿Qué más da un simple baile? – respondí sonriendo y tomando su mano.

Nos levantamos y caminamos a la pista, ahí estaban Emanuel y Taylor, que nos vieron y nos sonrieron, al igual que Patty y Francisco que no podían ocultar su felicidad. Joel puso una mano en mi cintura y con la otra tomó una de mis manos y coloqué la restante sobre su hombro, empezamos a movernos al ritmo de la tranquila melodía, Joel tenía apoyado su mentón al lado de mi frente y danzábamos suavemente, me dejé llevar completamente por él y creo que no lo hice tan mal. Terminó la canción y regresamos a la mesa.

La fiesta siguió, bailamos otras melodías, platicamos y después Joel se encontraba con sus amigos charlando y riendo de manera escandalosa.

– ¿Sabes?, es la primera vez que Joel convive de esa forma con las demás personas en fiestas – dijo Ariana sentándose a mi lado.

– ¿En serio?, ¿no lo hizo en la boda de Liam? – pregunté sorprendido.

– No, y ni en ninguna otra boda, así que me da mucho gusto que hayas terminado con Andrew y hoy estés aquí.

– Veo que entre tú y Joel no hay secretos.

– No te creas, sí los hay, no le cuento todo lo que hago, ni él a mí tampoco, pero ese no es el punto, la semana pasada me encontré a Andrew en un bar.

– ¿En serio?, ¿y cómo está?

– Bien, dentro de lo que cabe, me contó todo lo que pasó entre ustedes, sus mutuos engaños, te admiro, yo no sé si hubiera tenido el valor para confesar algo así.

– Tenía que saber la verdad.

– Pues sí, de alguna u otra manera se iba a enterar y fue mejor que lo supiera por ti.

– ¿Piensas que soy de lo peor?

– No Er, a veces el destino se presenta de una forma extraña, pero las cosas se acomodan de tal forma para que estemos con quien debemos estar y el tuyo definitivamente es con Joel y de la misma forma Andrew encontrará a la persona con la deba pasar el resto de su vida, su relación sólo fue una experiencia más, por cierto, también terminó con él, que tipo más desagradable.

– ¿Y se lo tomó tan tranquilo? a mí me amenazó.

– Obvio no, estuvo acosándolo, pero él tomó cartas en el asunto y logró que le pusieran una orden de restricción, así que, frustrado, regresó a vivir con sus papás a San Diego.

– ¿Y de todo eso hablaron en una noche?

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora