ST - Capítulo 40

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Los días siguieron pasando y Erick no me llamaba, así que decidí respetar su decisión y yo tampoco lo busqué ni fui a espiar a su departamento, quizá él ya no quería verme, tal vez me había buscado porque tenía problemas con Andrew y ya los habían solucionado, la única esperanza que me quedaba era verlo en el desfile de Gabriel que sería esa noche.

Salí de la oficina y fui a mi departamento a cambiarme, después pasé por Ariana y nos dirigimos al hotel. Al llegar se nos acercaron los fotógrafos, posamos unos instantes y luego caminamos hacia Gabriel que estaba con Erick, quien al vernos se fue, se veía tan hermoso, creación de mi hermano. Éste me abrazó y también a Ariana, estaba tan contento, uno de sus sueños se estaba haciendo realidad y yo me sentía orgulloso de él.

Minutos más tarde Erick salió de donde quiera que estuviera y Ariana se acercó a saludarlo, yo lo admiré por unos instantes y después me uní a ellos, no pude evitar acariciar su mano cuando estrechó la mía, se puso nervioso ante el contacto y yo sentí deseos de abrazarlo, pero otra vez tenía que mantener la compostura, estábamos en un lugar público y Ariana ya se había dado cuenta que algo más había entre él y yo así que caminamos a nuestros lugares para ver el desfile. Sin embargo, no podía dejar de mirarlo, lucía espectacular y mi mente lujuriosa imaginó varias formas de quitarle ese traje y hacerla mío, incluso en ese mismo lugar. De repente, él se levantó y lo seguí con la mirada, entró a una de las bodegas, esperé unos minutos y luego me puse de pie.

– ¿Adónde vas? – interrogó Ariana agarrándome del brazo.

– Al baño – respondí muy seguro, pero mi amiga me hizo una mueca.

Entré a la bodega y vi a Erick sentado en un sillón con su cabeza entre sus manos, inspeccioné el lugar buscando el cuarto del aseo, necesitaba tenerlo entre mis brazos, besarlo, acariciarlo, hacerlo mío, iba preparado para eso y había encontrado el momento preciso. Así que me acerqué y le pregunté cómo se sentía, el me miró un tanto asustado y nervioso, me encantaba ponerlo así, entonces le sugerí que tenía que relajarse y se negó rotundamente a subir a la habitación argumentando que estaba mi familia y mi novia, quise reírme ante ese comentario y estuve a punto de dejarlo en su error, pero no lo hice, no quería que tuviera una imagen equivocada de mí, entonces lo hice levantarse y lo encaminé al pequeño cuarto.

Una vez dentro, lo besé con desesperación, como había extrañado sus labios y sus caricias, Erick me correspondió de la misma forma, estaba tan ansioso como yo y sin mucho preámbulo ni desnudarnos por completo nos entregamos ahí, a oscuras, besándonos para acallar los gemidos y con la adrenalina hasta el cielo porque era algo arriesgado, cualquiera podría abrir esa puerta y descubrirnos.

– ¿Me extrañaste? – preguntó con un hilo de voz.

– No tienes idea cuanto – respondí en su oído.

– Muéstrate que tanto – me encantaba que repitiera lo que antes yo le había dicho y aceleré mis movimientos disfrutando más del roce de nuestros sexos.

– Te extrañé tanto Erick – al fin podía decirle su nombre.

– Repítelo – pidió como si no hubiera dado crédito a lo que escuchó.

– Te eché muchísimo de menos... Erick– sentí sus labios sobre mi cuello y como su cuerpo vibraba llegando al orgasmo.

– Yo también te eché de menos... Joel – musitó con la voz entrecortada.

Escuchar mi nombre salir de sus labios fue el detonante exacto para que terminara yo también, no éramos más un par de desconocidos y él estaba dispuesto a seguir con esto, era lo que yo quería saber. Le propuse que nos escapáramos, pero no aceptó, me explicó que estaba trabajando, yo había olvidado ese pequeño detalle así que no me quedó más remedio que aceptar.

– Yo salgo primero, ¿vale? – dijo terminando de arreglarse.

– ¿Por qué?, entramos juntos.

– Y sólo espero que nadie nos haya visto, entiende por favor, estoy trabajando.

– Está bien, sal tú primero – acepté rodando los ojos.

Me quedé recargado sobre el umbral de la puerta viendo como Erick se alejaba, me tenía loco y no encontraba la razón, no era sólo por el sexo, ¿o sí?, lo único que me importaba era que nuestros encuentros no se terminaran. Después fui al baño para arreglarme bien la ropa y regresé a mi lugar, él ya estaba en el suyo y yo me senté, Ariana tuvo el buen gesto de recargarse en mi hombro y Erick se dio la vuelta molesto.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora