ST - Capítulo 80

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– ¿En qué piensas? – preguntó caminando sensualmente hacia mí.

– En todo lo que te amo... y lo que te amaré más cuando el fruto de nuestro amor empiece a crecer dentro de ti – respondí acariciándole su abdomen.

– ¿De verdad quieres un hijo?

– Sí – aseguré acariciándole la mejilla – en un futuro, cuando ambos estemos listos.

– ¿Qué te parece un par de años?

– ¿Es una promesa?

– Es un plan de vida, creo que es tiempo suficiente para consolidar nuestra relación, además quiero seguir preparándome en el ámbito profesional, pero ya hablaremos de eso más tarde – lamió mis labios – ahora disfrutemos el presente – agregó abriendo mi camisa con tal fuerza que los botones salieron volando.

Caímos rendidos sobre la cama, nos besamos y no supe en qué momento nos quedamos dormidos con nuestros cuerpos entrelazados. No sé cuánto tiempo pasó, de repente, aún dormido, empecé a sentir que mi miembro se endurecía, aunque no era la típica erección matutina, así que desperté y al abrir los ojos me di cuenta que Erick se lo estaba comiendo, una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro, me apoyé en los antebrazos para enderezarme un poco y disfrutar de ese maravilloso espectáculo. Se dio cuenta que había despertado por mis gemidos, sonrió sobre la punta de mi miembro y después de lamerlo volvió a sumergirlo en su boca, me dejé caer sobre la cama, la deliciosa sensación recorría todo mi cuerpo.

Erick se detuvo para subir en mí, introduciéndose mi miembro en su húmeda y cálida entrada rosada. Se apoyó sobre mi pecho y comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo, tratando de mitigar el fuego que la consumía, enloqueciéndome a mí que acariciaba sus muslos. Intensificó sus movimientos, entonces lo tomé y lo hice girarse, quedando debajo de mí, le sonreí y lo besé embistiendo en el con fuerza, después enterré mi cabeza en su cuello e hice los últimos movimientos que nos llevaron al éxtasis total.

– Que delicioso despertar – dije sobre sus labios.

– Buenos días mi vida – respondió con una amplia sonrisa.

– Muy buenos días corazón, así ni siquiera dan ganas de levantarse de la cama.

– No tenemos que levantarnos, podemos quedarnos aquí... te recuerdo que alguna vez me dijiste que podrías tener sexo conmigo todo el día... ¿Qué tal si hoy es ese día?

– ¿Estás seguro de lo que estás pidiendo?

– Sí, yo también estuve en abstinencia el mismo tiempo que tú, te amo.

– Yo también te amo... mi desconocido favorito.

– Ya no somos desconocidos, no reglas entre nosotros nunca más.

– Yo diría que sí Erick... sólo una – aseveré quitándole un mechón de su rostro.

– ¿Cuál? – preguntó desconcertado.

– Amarnos para toda la vida.

– Esa no es una regla, es un regalo, un placer infinito... te amo Joel Pimentel, te amo con todo mi corazón y mi alma, como jamás había amado a nadie, de eso puedes estar completamente seguro.

– Tú también debes estar seguro que te amo como a nadie y, si me dieran a elegir una vez más, sin ninguna duda te elegiría de nuevo y no cambiaría nada de nuestra historia, porque es única e irrepetible, te amo Erick Colon, mi Erick, te guste o no te guste.

Me sonrió y me besó apasionadamente. Ese era el inicio de una nueva vida juntos; sin reglas, sin mentiras, sin temores; únicamente amándonos, entregándonos el uno al otro sin pudor, sin tabúes; experimentando, creando, innovando el arte de amar; sin complejos, ni ataduras; libres para amarnos hasta el final de nuestros días, esa sería nuestra única regla de hoy en adelante, la única que seguiríamos sin romper, porque nuestro amor es inmenso, la mezcla perfecta de ternura y sensualidad, amor con sexo y sexo con amor, una verdad innegable.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora