ST - Capítulo 89

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– ¿Qué es lo que no soportas? – preguntó colocando su cuerpo encima del mío.

– Lo que estás haciendo, necesito tenerte dentro ahora – ordené.

– ¿Me extrañaste? – preguntó entrando en mí finalmente de un tirón.

– Sí – grité cuando su masculinidad cubrió todo mi interior.

– ¿Cuánto? – preguntó con la voz distorsionada moviéndose afuera y adentro.

– Mucho – apenas y pude responder entre gemidos.

– ¿Mucho? – repitió mientras disminuía el ritmo de sus movimientos.

– Muchísimo – exclamé tratando de alcanzar su rostro para besarlo.

– Demuéstrame que tanto.

Entonces, lo aprisioné con mis piernas y empecé a moverme rápidamente, sus manos las tenía a mis costados apoyadas en la cama, yo subí las mías y las puse en su espalda apretándosela con cada movimiento que se iba intensificando, no sabía cómo definir los sonidos que escapaban de mi boca, por la intensa excitación de sentirlo dentro, como entraba y salía de mí mientras él gruñía, tenía las mismas ansias y la misma necesidad que yo. Hizo los movimientos finales para llegar al orgasmo al mismo tiempo que yo y gritamos juntos, se dejó caer encima de mí y así se quedó un buen rato sin retirar su miembro de mi interior, que se lo agradecí infinitamente.

Esa noche lo hicimos de diversas formas, con urgencia, no quedó un solo centímetro de mi cuerpo que no haya quedado cubierto por sus besos y sus caricias y, entonces, comprendí que no importaba cuanto luchara, yo lo necesitaba y no podía dejarlo, no cuando me brindaba todo ese universo de posibilidades que ni siquiera mi mente retorcida podía crear, era completamente adicto a él y no me importaba nada con tal de seguir disfrutando de su cuerpo, de sus besos, de sus dedos y su amor que nos ofrecíamos mutua mente lo amaba y mucho.

Pov Joel

– Erick Colon, ¿estás libre todas las noches de tu vida? – susurré en su oído y después lo hice girar para mirarlo de frente – ¿para compartirlas conmigo? – agregué colocándole el anillo.

– Por supuesto que sí Joel y me encantará compartirlas contigo – respondió emocionado mirándome y con lágrimas en los ojos.

Jamás se había sentido tan maravilloso perder la libertad, a decir verdad, yo la había perdido desde que lo conocí, pero lejos de ser un reproche o un agobio, había sido la mejor de las aventuras al lado de mi compañero perfecto, quien será mi esposo y mi amante por el resto de nuestras vidas.

FIN. 

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora