ST - Capítulo 87

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Bajó su cabeza para lamer y besar el inicio de mis pezones, hice la cabeza hacia atrás y después sujeté con mis manos su cara y la llevé hacia la mía para volver a besarlo apasionadamente, una de sus manos bajó hacia mi muslo y luego hasta mi nalga que masajeó. Dejamos de besarnos para tomar aliento, dirigí mi boca a su cuello y lo lamí hasta llegar a su oreja.

Entonces Joel se alejó y se sentó en la orilla de la cama, así que le sonreí seductoramente y comencé a terminar de quitarme mi ropa mientras las yemas de mis dedos acariciaban la piel que iba quedando al descubierto. Él tenía sus ojos fijos en mí y esa mirada de amor y excitación era razón suficiente para sentirme amada.

Le di la espalda y bajé por completo mi pantalón y lo tiré al suelo, después jugueteé con mis pezones apretándolos un poco y él colocó su mano sobre el bulto que se le marcaba en el pantalón, yo le sonreí, me agradaba demasiado ver que yo era el causante de esa erección. El bajo su vista a mis nalgas. Una vez completamente desnudo, lo hice parar y lo senté en un sillón frente a la cama, y yo fui y me senté en la cama frente a él me acaricié el cuello, mi mano bajó por entre mis pezones, pasó por mi estómago y finalmente se colocó en mi parte más íntima, me arqueé un poco mientras me frotaba con dos dedos que después inserté y saqué en repetidas ocasiones ya jadeando, cerré los ojos al sentir que casi llegaba al orgasmo cuando, de pronto, él me detuvo, evitando que eso sucediera.

Tomó mis dedos y se los llevó a la boca, los chupó unos instantes, después soltó mi mano y vi cómo se colocó sobre mí y se introdujo de un tirón, emití un grito al sentirlo dentro con esa fuerza, sus manos sostenían mis piernas a la altura de las rodillas mientras entraba y salía de mí fuertemente, gimiendo al igual que yo, su expresión retorcida me fascinaba y entonces lo detuve obligándolo a salir de mí, me miró confundido.

– ¿Qué haces? – preguntó con la voz entrecortada.

–Quiero complacerte como lo hice una vez en uno de nuestros encuentros – susurré en su oído.

Hice que se sentara en el sillón y yo me senté encima de él, hincado con las piernas abiertas, absorbiendo su miembro en mi interior, él puso sus manos en mi cintura, pero, yo las retiré y las entrelacé con las mías colocándolas a un lado de él, impidiéndole que me tocara, él me miró fascinado mientras yo me movía libremente lamiendo su cuello y después gimiendo en su oreja, asegurándome que mi aliento le llegara al interior. Comencé a moverme con más velocidad, faltaba poco para llegar al éxtasis y juntos lo alcanzamos emitiendo un gemido bastante audible. Me dejé caer sobre su hombro.

– Te amo – apreté su mano que ya las teníamos entrelazadas.

– Yo te amo mucho más – dándome un beso dulce.

Tenía en el rostro una amplia sonrisa, Mi respiración ya estaba agitada, necesitaba de él y con cada encuentro crecía más esa necesidad. Se acercó a mí y me llevo a la cama en sus brazos me besó desesperadamente mientras nuestros miembros se frotaban. Abrí las piernas sólo lo necesario para dejarlo entrar y después enrollé mis piernas en su cintura, aprisionándolo para lograr un mejor roce mientras él se movía en mi interior. Le supliqué por más con mi voz distorsionada, él sonreía satisfecho de escuchar eso e incrementaba los movimientos, tenía una de sus manos en mi cuello y la otra en mi muslo que apretaba ligeramente, yo hice la cabeza hacia atrás por la intensa excitación que sentía, mis manos estaban sobre su pecho, subiendo y bajando, acariciando sus pezones.

Hice mi cabeza hacia adelante y él me besó con ansias, moviendo su lengua sobre la mía de manera intensa, los movimientos de su cadera aumentaron más y él rompió el beso, un gruñido escapó de su boca mientras terminaba dentro de mí ocasionando que yo también llegara al clímax literalmente maullando. Volvió a besarme sin salirse de mí y después recargó su cabeza en mi hombro tratando de recobrar la conciencia se separó y sentí un enorme vacío en mi interior cuando su masculinidad salió de mí, podría tenerlo por toda la noche dentro. Se metió al baño.

– ¿Qué haces? – lo escuché decir.

– Te espero – le sonreí

Siempre tengo esa necesidad de consumirlo sin sentido necesitarlo y sentirlo dentro de mí y eso debía sentir un alcohólico cuando tenía una botella enfrente. Se acercó a mí y con la punta de su lengua lamió mis labios, colocó sus manos en mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo en tanto introducía su lengua en mi boca y frotaba la mía. Mis manos rodearon su cuello y se lo acariciaron sin dejar de besarnos, empezó a caminar dirigiéndome hacia la cama, cuando la sentí con la parte trasera de mis piernas me senté. Él me miraba con deseo y amor mientras yo me subía y me acostaba.
Él se tumbó en mí y lamió mis pezones alternadamente, en tanto su mano acariciaba mi cadera, yo acariciaba su cabello, él continuó besándome hasta mi cuello, al que le dio ligeras mordidas. Lo hice darse la vuelta y yo fui ahora el que quedó encima de él, le besé y lamí el cuello
me senté sobre su miembro y comencé a moverme en círculos colocando mis manos sobre su abdomen apoyándome. Él gimió más fuerte.

– Oh sí, así – exclamó con la voz entre cortada.

– ¿Te gusta? – pregunté con un hilo de voz.

– Sí, sigue, no te detengas – suplicó.  

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora