ST - Capítulo 55

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Derrotado y casando me fui a acostar, tenía que levantarme tres horas más tarde para ir al aeropuerto por uno de mis socios que llegaría para la junta que tendríamos dos días después. De pronto, una idea cruzó por mi mente, Erick y yo no podíamos estar enojados hasta que yo regresara, no tenía idea si era rencoroso y quizá ya no querría ir conmigo a la boda de Gabriel, así que me levanté de nuevo y busqué por internet un boleto de avión para el primer vuelo que saliera rumbo a Suecia, después de una exhaustiva búsqueda encontré uno, pero, tendría que esperar un día y de inmediato lo compré.

Fui por mi socio y mientras nos dirigíamos al hotel le dije que tenía que regresar a México por un problema familiar y que no me sería posible estar presente en la junta, afortunadamente, me dijo que no habría ningún problema y no me pidió detalles. Esa noche no pude dormir bien, así que tomé una hoja y empecé a escribirle a Erick lo que sentía por él, esperaba que eso funcionara para que me perdonara.

"Tienes razón en pensar esas cosas de mí, no puedo pedir tu confianza cuando soy el primero que lo traiciona, pero no tienes idea de lo que siento por ti, es mucho más fuerte que yo y me asusta, porque aun sin conocerte demasiado te has metido hondo en mi corazón y no sé qué sería de mí si tú no sintieras lo mismo, ­­Er­, hace mucho que rompí la tercera regla, incluso antes que las otras dos, eres lo más importante para mí y estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de demostrártelo.

Tuyo por siempre
"Joel Pimentel"

Si supiera que rompí la tercera regla casi desde el primer día que lo conocí, que mi corazón late con más fuerza tal sólo al pensar en él, que su pañoleta la llevaba conmigo a todas partes y que ahora la tenía debajo de mi almohada con tal de sentir su presencia, de embriagarme en su aroma, sí, era demasiado fuerte lo que sentía por él, me había enamorado completamente sin poder evitarlo, sin saber cuándo ni cómo, simplemente Erick se había convertido en mi razón para existir y me asustaba ese hecho, me daba miedo que él no me correspondiera y más que nada, que pudiera perderlo, prefería mil veces perder un negocio y millones de dólares antes que quedarme sin él.

Quería sorprenderlo no sólo con mi presencia, sino con algo más, pero no se me ocurría que podría comprarle, las flores eran algo tan trillado y es lo más típico que se regala cuando se quiere obtener el perdón, yo debía ser original, que se diera cuenta de mi esmero con tal de que olvidara lo que había sucedido.

Me encontraba ya en Suecia, iba en un taxi que me conducía a su trabajo, en un semáforo en rojo me dio por voltear del lado derecho y vi en el aparador de una juguetería un hermoso y enorme oso blanco de peluche, entonces le pedí al taxista que se orillara para poder bajar y a regañadientes lo hizo porque estábamos del otro lado de la calle. Me bajé rápidamente y compré el oso, el taxista se molestó más cuando lo puse en el asiento de adelante, a su lado, así que le dije que le pagaría el doble de la tarifa y fue cuando se le paso un poco el enojo.

Fui el blanco de todas las miradas al entrar al edificio
cargando el enorme oso, pero, no me importó. Mientras me registraban, saqué el sobre que tenía la nota que le había escrito y anoté encima "Léeme por favor", el oso sería mi emisario.

– ¡Qué hermoso detalle!, sin duda su novio es muy afortunado – dijo una de las recepcionistas en tanto yo caminaba al elevador.

Ese comentario me llenó de alegría, Erick mi novio, sí, al fin ya no había ningún impedimento para que fuera así y seguro se derretiría en cuanto viera su regalo y me perdonaría. Mientras subía el ascensor se incrementaban los latidos de mi corazón ante el hecho de tenerlo nuevamente frente a mí y estaba sumamente nervioso, ¿y si el regalo no funcionaba y no me perdonaba?, no importaba, ya encontraría otra forma de hacerlo cambiar de opinión.

Me bajé en el piso de la agencia y caminé rumbo a su oficina, a mi paso fui escuchando murmuraciones, todos estaban sorprendidos y se preguntaban para quien era el oso hasta que vieron que me paré fuera de la oficina de Erick, se quedaron callados, afortunadamente tenía la puerta abierta y coloqué al oso frente a ésta y toqué escondiéndome para aguardar a que leyera la carta. Escuché como sacaba la hoja del sobre y la desdoblaba, me paré bajo el marco de la puerta y lo vi leyendo con una expresión indescriptible en su rostro.

– Perdóname por favor, nunca fue mi intensión herirte, pero cuando se trata de ti pierdo la perspectiva de todo, no puedo pensar coherentemente, se me ocurren las más extrañas locuras, por eso estoy aquí, no me importó faltar a la junta de socios con tal de venir a aclarar las cosas contigo – le expliqué mientras él seguía con la cara clavada en la carta.

– Por mí puedes regresarte a tu junta – exclamó dándome la espalda sin mirarme – yo también tengo mucho trabajo – agregó serio y casi me da un infarto al escucharlo, quizá lo había subestimado y sí era rencoroso.

– No me digas eso amor, por favor, si tú no me perdonas lo demás ya no importa – dije abrazándolo y pegándome a su cuerpo, de inmediato noté su tensión al sentirme – ya perdóname, ¿sí corazón? – musité en su oído asegurándome que mi aliento se colara por él.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora