ST - Capítulo 4

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– ¿Quién te dio mi número? – pregunté intrigado, una belleza así no hubiera pasado desapercibida por mí, si estuviera en la universidad.

– Otro integrante del club.

– ¿Del club? – exclamé más intrigado, pertenecía a un par en la universidad, pero no encontraba quien pudiera conocerla.

– Demasiadas preguntas, bien sabes que eso quebranta las reglas – respondió y me abrazó por atrás, acariciando mi abdomen.

– ¿Reglas? – dije extrañado.

– Espero que traigas otro condón y que aún tengas energías – fue su respuesta y se paró frente a mí para volver a besarme.

Ahora ella tomó el control y me tiró sobre la cama, después fue y tomó mi pantalón, buscó en los bolsillos y encontró con rapidez lo que estaba buscando y sonrió. Se acercó a mí y se tumbó sobre mi cuerpo, me besó y mordió mis labios mientras su mano subía y bajaba por mi masculinidad que respondió a sus caricias. Se sentó a horcajadas sobre mí y sacó el contenido de la envoltura, me lo puso deslizando sus dedos y una vez que terminó, lo tomó con su mano y lo llevó hasta su centro para introducírselo. Comenzó a subir y bajar y mis manos se aferraron a su cintura para ayudarla en sus movimientos, se acariciaba sus senos y jalaba sus pezones, aumentó la velocidad y yo también buscando desesperadamente el objetivo hasta que lo logramos, nuevamente ella primero e instantes después yo. Se bajó luego de unos segundos, tomó su ropa y se vistió sin decir palabra alguna.

– ¿Volveré a verte?, no me has dicho tu nombre – dije desde la cama.

– Creo que eres nuevo en esto, quizá vuelva a llamarte, gracias por el momento – respondió y salió de la habitación dejándome con mil preguntas en mi cabeza.

A la mañana siguiente me encontraba cerrando la última caja cuando sonó mi celular, era Axel, así que de inmediato le contesté.

– Hola viejo, ¿cómo estás? – saludé mientras me sentaba en la cama.

– Muy bien, ¿y tú?

– Bien, aquí ya preparando todo para mandarlo por paquetería a mi casa.

– Al fin terminamos la carrera, por cierto, ¿te gustó tu regalo de graduación? – preguntó con su característica sonrisa.

– ¿Cuál regalo? – exclamé volteando a todos lados a ver si había algo que no fuera mío.

– El de anoche... la chica – respondió volviendo a reírse.

– Ah, ¿con que tú fuiste el que le dio mi teléfono?, claro, no podría haber sido alguien más, por supuesto que me gustó amigo, la chica era un bombón.

– Bienvenido al club.

– ¿Club?, ¿de qué rayos estás hablando? – dije desconcertado y su respuesta fue una carcajada que no supe como tomar.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora