ST - Capítulo 12

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– ¿Y qué esperas para dejarlo Ariana?, el tipo es un abusivo, está viviendo en tu departamento, tú fuiste la que puso el capital para la cafetería y el desgraciado todavía se atreve a cometer la canallada de estarte engañando, no hay pérdidas en el negocio, hay desvió de fondos, que es muy diferente, seguro se está gastando el dinero con ella.

– No es seguro Joel, sólo son sospechas mías – se llevó una mano a cabeza y la deslizó por su cabello para luego recargar su mentón en ella – lo mandé investigar.

– ¿Qué hiciste qué? – pregunté sorprendido.

– Lo que oíste, contraté un detective para que lo siguiera y en esta semana me entrega su reporte.

– Y sigues invirtiendo dinero en él – le reproché moviendo la cabeza negativamente.

– Joel, por favor, hablemos de otra cosa, ¿sí?, necesito distraerme y no deprimirme más.

Pedimos la cena y le estuve platicando de la junta de en la mañana. Ariana casi se había vuelto experta en negocios a causa de mis conversaciones que escuchaba sin chistar y hasta me hacía preguntas, incluso me acompañaba a algunas cenas importantes. Dos horas se pasaron volando y luego la acompañé al estacionamiento, le di un gran abrazo y una vez que arrancó su coche caminé hacia el mío.

Acababa de quitarle la alarma cuando el otro móvil sonó, lo saqué del abrigo y era un número que no tenía registrado, seguro se trataba de una chica nueva, la verdad no tenía muchas ganas de responder, pero había sido un día agotador y sería una buena forma de liberar el estrés, así que finalmente sí lo hice.

– Hola – dije y me respondió el silencio, pero pude escuchar perfectamente su respiración, un tanto agitado y sonreí.

– Hola – lo intenté una vez más, acentuando la sensualidad

– ¿Estás libre esta noche? – soltó de forma arrebatada, nervioso, casi pude jurar que se había mordido el labio inferior.

– Sí, ¿en dónde nos vemos? – respondí mientras se me escapaba una sonrisa por su actitud poco común.

– No lo sé, tú dime – no era la respuesta que esperaba, siempre me indicaban un sitio.

– ¿Te queda cerca el Hotel Rose Imperial? – ya estaba yo ahí y siempre tenía una habitación exclusiva para mí, aunque jamás la había usado para ese fin.

– Como a veinte minutos – dijo titubeante.

– Te veo en el lobby en media hora, ¿te parece bien? – propuse mientras caminaba hacia ahí.

– Sí, claro.

– ¿Cómo te reconozco?

– Mido como 1.76, cabello corto negro, ojos verdes, piel bronceada, sueter gris. ¿Yo cómo te reconozco?

– Simplemente lo sabrás, en media hora te veo – contesté y le colgué.

Volví a ponerle la alarma a mi coche y en tanto caminaba a los ascensores pensaba en lo nada común que había sido esa llamada, la actitud del chico, sus preguntas y sus respuestas, no había sido el típico chico seductor, quizá ese era su juego. Caminé a la recepción y pedí la tarjeta, luego me senté en uno de los sillones del lobby y tomé un periódico, había algo extraño ahí, así que lo miraría y ya después decidiría si me acercaba a él o no.

Aproximadamente 25 minutos después cruzó la puerta, la descripción encajaba perfecto, pero jamás me dijo lo lindo que era, encima de su vestimenta traía un sueter gris y se veía sumamente nervioso. Me dediqué a observarlo unos minutos, jugaba con sus manos mientras recorría el lobby de un lado a otro, sin notar mi presencia, miraba al suelo, dudoso, me hubiera encantado saber lo que cruzaba por su mente, entonces decidí acercarme.

– ¿Estás libre esta noche? – susurré en su oído y noté como se tensaba.

Respondió moviendo la cabeza afirmativamente y volteó, se sorprendió al verme, noté como se ruborizaba, en ese momento supe que él no era como los demás, no entendía como dio conmigo, no era de mi clase, eso se le notaba, era un chico sencillo, común y muy hermoso. Le tendí mi brazo caballerosamente y lo tomó, sentí el temblor de su mano. Lo dirigí a los ascensores, una vez que entramos lo miré de reojo, el miraba el suelo, estaba más que nervioso, seguro era la primera vez en toda su vida que hacía algo así, ¿por qué lo estaría haciendo?, me pregunté. Caminamos por el pasillo hasta la habitación, le cedí el paso y entré detrás de él encendiendo la luz.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora