El viernes llegó rapidísimo, es increíble la forma en que se pasa el tiempo cuando está uno concentrado en el trabajo, era lo único que me quedaba por hacer si quería evitar pensar en Erick, no entendía que me había hecho ese hombre para tenerme así, actuando como un vil psicópata que quería saber todo de él y entrar en su vida de alguna forma que no fuera por las llamadas que, por cierto, seguían sin llegar. En eso estaba cuando sonó el móvil y lo tomé con la esperanza que fuera él, pero no, sin embargo, contesté, necesitaba distraerme y relajarme, así que quedé de verme, una hora después, con esta desconocida.
Llegué a un pequeño y discreto hotel del centro de la ciudad, la chica me esperaba en el lobby, era un verdadero monumento; alta, rubia, con una potente delantera y unas piernas de ensueño. Le sonreí, ella me devolvió la sonrisa y se levantó del sillón, caminamos a los elevadores sin decir nada, siguiendo fielmente las reglas de la sociedad, entramos a la habitación y nos besamos acaloradamente mientras le acariciaba sus grandes senos por encima del vestido y ella me frotaba mi miembro sobre el pantalón.
Rompimos el beso para tomar aire, ella me miró con un aire perverso y me tumbó sobre la cama, se hinco sobre mí con sus piernas a los costados y se quitó el vestido y a mí, el pantalón y los bóxers, después fue subiendo mi suéter en tanto lamía mi abdomen, yo me levanté un poco para que me lo quitara, volvió a darme un beso furioso en la boca y luego pasó a mi cuello que succionó y mordió, yo tenía mis manos sobre su contorno acariciando su tersa piel y, entonces, caí en la cuenta de algo que jamás me había ocurrido, mi cuerpo no estaba reaccionando a sus caricias, no me sentía nada excitado pese a tenerla desnuda sobre mí, una especie de culpa me carcomía por dentro, un sentimiento de traición nuevamente, así que la obligué a bajarse y me senté.
– ¿Qué pasa? – preguntó acostándose de lado con una mano sobre su cabeza.
– No sé – me quedé pensativo – no puedo – añadí confundido.
– ¿No puedes?, ¿tienes problemas?, me habían dicho que eras de lo mejor.
– Nunca me había pasado, quizá sea estrés.
– Yo te ayudaré, creo que debí haber empezado de otra forma – exclamó y se acercó para tomar mi miembro con su mano, pero la detuve.
– No lo hagas.
– ¿Estás seguro?, puedo hacerte llegar sólo con mi boca.
– No lo dudo, pero... no quiero – dije y me levanté de la cama.
– O sea, ¿qué me vas a dejar con las ganas?
– Puedes llamar a cualquier otro, seguro tendrás varios números.
– Vaya respuesta, por supuesto que llamaré a otro, que sí sea hombre, no como tú.
No le presté la menor importancia a su comentario y terminé de vestirme en silencio. Salí de ahí sin voltear a verla, caminé por el pasillo rumbo al ascensor, estaba desconcertado como nunca antes, por más que estuviera cansado o estresado no era para que mi miembro se quedara bloqueado, ¿qué demonios me estaba pasando?, ¿por qué sentí que estaba a punto de ser infiel?
La imagen de Erick vino a mi mente, ¿qué clase de hechizo me había puesto?, no, él no podía ser el causante de esto, en el bar había podido hacerlo perfectamente con la doctora, ¿sería por el alcohol o por la rabia de enterarme que estaba con otro?, definitivamente me estaba volviendo loco y al parecer él era el responsable.
El sábado fui con Ariana al cine y después a cenar, estando en el restaurante le llamó su nuevo compañero de trabajo para invitarla a una exposición al día siguiente, me daba gusto verla de nuevo entusiasmada con alguien y que hubiera olvidado tan rápido a su ex, me pregunté si era buena idea decirle que el tipo estaba muerto y decidí que era mejor que lo ignorará, no quería amargarle su día, sería muy impactante para ella y lo que menos quería era que sufriera de nuevo.
El domingo no hice prácticamente nada, sólo leer, escuchar música y ver la televisión, pasaron un anuncio de la línea de ropa de Gabriel y de inmediato vino Erick a mi mente, sí, otra vez el hechizo estaba haciendo efecto, así que me levanté, tomé las llaves del coche y me dirigí a su departamento, necesitaba verlo, aunque fuera a lo lejos, no me atrevía a llamarlo, quizá se negaría y muy en mi contra, al menos conscientemente, eso me dolería.
Llegué y me estacioné otra vez en la acera de enfrente, no tenía idea si su departamento daba a la calle y sólo se veían un par con las luces encendidas, me quede ahí sentado decidiendo que hacer, no podía ir a buscarlo, ¿qué le diría?, ¿qué me equivoqué de departamento y no me imaginé que el viviera ahí?, ¿qué se descompuso mi coche y estaba buscando ayuda?, quizá eso funcionaría si viviera en la planta baja, pero no en el quinto piso. Eran patéticas mis opciones y más aún mi actitud psicópata, obsesiva, compulsiva, ¿desde cuándo yo era así?
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MI ARDIENTE TENTACIÓN - Joerick
FanfictionTres simples reglas a seguir #1 No nombres #2 No preguntas personales #3 No lazos afectivos Son las indicaciones que el desconocido da a Erick en su primer encuentro, pero ¿ Para ambos sera igual de simple seguirla al pie de la letra? Esta es una...