Capítulo 67

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Estaba quedándome dormido cuando sentí su peso sobre mí y su boca devorando uno de mis pezones, abrí los ojos de par en par y me mordí los labios, separé mis piernas, su mano viajo por dentro de mis muslos hasta llegar a mi botón donde daba caricias sobre este, metiendo la punta lentamente, haciendo que soltara pequeños gemidos a dentro todo su dedo pulgar en mi provocando que el gemido fuera intenso, Joel me sonrió alineo su miembro en mi entrada se introduce lento, nos quedamos un rato observándonos perdiéndonos en la mira da del otro acercándonos poco a poco hasta tocar nuestros labios besándonos como si fuera la última vez que lo hiciéramos. Comenzó a moverse lentamente, entrelazó sus manos con las mías y las puso encima de mi cabeza, pegó su frente a la mía y yo le suplicaba por más y repetía su nombre una y otra vez, le rogaba que no se detuviera.

Después puso su cabeza sobre mi hombro y susurraba mi nombre en mi oído acompañado de intensos gemidos que me hacían enloquecer. Prácticamente le ordené que se moviera más rápido y me hizo caso, embistiendo una y otra vez en mí con fuerza hasta que ambos llegamos al orgasmo y Joel se dejó caer en mi pecho totalmente rendido y extasiado al igual que yo.

– Quédate así, por favor, un rato más, quiero seguir unido a ti.

– Lo que tú quieras ángel – respondió y me besó los labios.

– Te amo Er.

– Te amo Joel y amo la forma en que me haces el amor.

Nos quedamos así unos momentos, él recostado sobre mi hombro y yo acariciándole sus cabellos, después me dijo que pronto amanecería así que nos levantamos y nos vestimos, caminamos a la orilla de la playa y nos sentamos, Joel. detrás de mí envolviéndome con sus piernas y sus brazos. Poco a poco el sol fue apareciendo en el horizonte, este era el mejor amanecer de toda mi vida, sin duda era un nuevo comienzo, al lado de un extraordinario hombre que jamás imaginé encontrar, sólo esperaba que todo siguiera igual de perfecto, pero, ¿Qué podría salir mal?

Cuando desperté me encontraba acostado en la cama de la habitación, no supe en qué momento me quedé dormido, pero debió ser en la playa porque no recordaba haber regresado a la casa. Joel no estaba a mi lado y sentí un gran vacío, estaba acostumbrándome a despertar a su lado.

Me puse la bata y bajé por un vaso de agua, escuché unos ruidos al fondo de la cocina y abrí una puerta que no había visto antes, solté el vaso que traía en las manos al ver a Joel sin camisa besando acaloradamente a una chica.

– Oh, por dios – exclamé mientras mis ojos se llenaban de lágrimas y ambos voltearon.

– Erick – dijo él separándose de la chica que se cerró la blusa.

– ¿Cómo has podido?, eres un cínico desvergonzado – grité corriendo de ahí.

– Escúchame, por favor – pidió atajándome de un brazo.

– Suéltame, no quiero que vuelvas a tocarme, eres de lo peor.

– Er, debes creerme cuando te digo que te amo, en verdad eso siento por ti, pero... sí, soy muy débil, no puedo evitarlo.

– ¿Y así dices amarme?, ¿aceptando que te enredaras con quien sea?

– Erick, no llores, por favor, no me gusta verte llorar.

– Eres un infeliz Joel Pimentel, no vales la pena.

– Tal vez tienes razón, pero... ¿nunca has tenido una adicción en tu vida?, aunque trates y trates de dejarla es más fuerte que tú y eso me pasa a mí... soy un adicto. 

– Eres un desgraciado, eso es lo que eres y no quiero volver a verte el resto de mi vida, quédate con tu adicción y a mí déjame en paz.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora