Al demonio con las reglas
– ¿Qué? – exclamé más que impresionado y lo miré estupefacto, no podía creer que desconociera tanto a Axel, jamás me imaginé que fuera capaz de llegar a ese extremo con tal de que su imagen no fuera dañada.
– No me mires así, yo no tuve nada que ver, fue cosa del destino.
– ¿Qué fue lo que pasó?
– No se dio cuenta que su auto se quedó sin frenos así que se estampó en un puente, lo rescataron con vida, pero al parecer en el hospital hubo una equivocación, no supieron que era alérgico a un medicamento y eso fue lo que le ocasionó la muerte sin que pudieran evitarlo – explicó como si me estuviera dando el estado del tiempo.
– Era un mal nacido, pero tampoco era para desear su muerte.
– Creo que tenía muchos enemigos, cuando se es estafador, ese es el riesgo, ¿puedes darme las fotos, por favor?
– Están en mi departamento.
Miré el reloj y faltaba media hora para la cita con el desconocido, pero, con tal de no averiguar de qué era capaz Axel, le dije que fuéramos por ellas. Manejé a toda velocidad, en silencio, en la universidad él había sido el típico chico que molestaba a los nerds y les hacía bromas bastante pesadas, por eso me quedaba la duda de si en verdad había sido un descuido de él lo de los frenos, ahora me arrepentía por haber acudido a Axel para resolver ese asunto, pero se veía tan tranquilo, ¿podría ser tan frío o simplemente sí había sido obra del destino? Llegué a mi edificio y subí rápidamente por el sobre con las fotos, lo tenía en un cajón, debajo de mi ropa, lo saqué y volví a bajar a toda velocidad, se lo entregué y me sonrió satisfecho.
– Gracias Joel, ahora ya estamos en paz tú y yo, sin nada que nos preocupe – no pude responderle nada – tranquilo, tú y yo seguimos siendo amigos, no pasa nada, olvidemos este mal episodio.
– Voy a otro lado, ¿quieres que te deje en algún lugar?
– No, gracias, el sitio donde me estoy quedando no está lejos de aquí, puedo irme caminando.
– Adiós Axel– dije subiendo a mi coche, no podía perder más tiempo.
Miré por uno de los espejos del coche y me di cuenta como sacaba un encendedor del bolsillo de su pantalón y encendía el sobre. Ahora agradecía no haberme asociado con él. Manejé a toda prisa al hotel, ya eran las 8:05, así que cuando llegué dejé mi coche con el parking, no podía perder más tiempo estacionándolo yo mismo. Entré y vi que él ya estaba por salir, le sonreí, incluso con traje se veía sensual.
– Disculpa la tardanza, tuve un contratiempo – dije mientras le tendía el brazo.
– Entiendo – respondió con una sonrisa.
Nos dirigimos a la habitación y una vez más maldije a las cámaras de seguridad del ascensor, si no estuvieran, en ese mismo instante lo detendría y lo haría mío, era una de mis fantasías que aún no cumplía.
Al entrar a la habitación él se fue directo a la mesa para dejar su portafolios, me acerqué y lo abracé por la cintura acercándolo a mí, su exquisito aroma me inundó y mi cuerpo empezó a reaccionar, comencé a besarle el cuello mientras masajeaba sus pezones por encima de la camisa, después le quité el abrigo y lo giré para besarlo desesperadamente acariciando sus nalgas, me enloquecía su sabor, sentir como se iba excitando.
Después volví a besar su cuello hasta llegar a su oreja, le mordisqué el lóbulo y lo escuché gemir, entonces una idea cruzó por mi mente, quería saber si había hecho lo mismo que yo cuando estuve en México. Le pregunté si había seguido mi sugerencia y, para mi sorpresa, respondió que sí, así que le pedí que me lo mostrara y me miró desconcertado.
– Quiero que te acaricies para mí – le pedí rozando su boca, el me miraba sin dar crédito a lo que le solicitaba – anda, compláceme, quiero ver como lo hiciste – insistí en tanto deslizaba mi dedo pulgar por sus labios.
Quise tentarlo para ver hasta donde era capaz de llegar por complacerme y me encantó su disposición y, sobre todo, ver como se deshacía de la timidez que mostraba en público y se convertía en el hombre más sexy.
Me senté en el borde de la cama y fui testigo del más espectacular y seductor striptease que había presenciado jamás. En algún momento liberé mi miembro y lo acaricié mientras lo veía autosatisfacerse hasta que ya no aguante más y me acerqué a él, me miró sorprendido, tomé sus dedos y los lamí disfrutando del sabor de su intimidad, después de colocarme el condón me introduje en él y comencé a gemir en tanto me movía ávidamente haciéndolo mío, luego de un rato me detuvo, provocando que me desconcertará y me fascinó escuchar su respuesta cuando le pregunte qué era lo que hacía.
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MI ARDIENTE TENTACIÓN - Joerick
FanfictionTres simples reglas a seguir #1 No nombres #2 No preguntas personales #3 No lazos afectivos Son las indicaciones que el desconocido da a Erick en su primer encuentro, pero ¿ Para ambos sera igual de simple seguirla al pie de la letra? Esta es una...