Capítulo 45

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–Pasado mañana, quería quedarme hasta el domingo, pero me es imposible, el viernes tengo una cena a la que no puedo faltar, es el cumpleaños de uno de los socios y podrá disculparme el que no haya ido a la junta, pero no el que falte a su festejo y también Gabriel irá a visitarme porque habrá una pequeña boutique en el hotel y quiere ver el espacio, llega el sábado por la tarde–

–No te preocupes, yo entiendo que tienes una vida y muchos asuntos que atender–dije caminando para sentarme en mi silla.

–Mi amor, yo no te voy a dejar solo, ¿ok?–exclamó tomándome de un brazo para que volteara. – Siempre he sabido administrar mi tiempo y debes creerme cuando te digo que nada es más importante que tú– añadió entrelazando ambas manos con las mías. –Nunca, grábatelo bien, NUNCA mis negocios han estado por encima de las personas que quiero, tengo todo planeado y organizado para poder pasar el fin de semana entero en Miami para la boda de Gabriel, a la que tú me vas a acompañar, por cierto–

–Aún no sé si pueda– dije en tono juguetón.

–Pues, si no puedes te secuestro, pero de que irás a esa boda conmigo, irás–respondió pegando su frente a la mía.

–Está bien, pero ya déjame trabajar o nunca saldremos de esta oficina–

–Yo no tendría ningún inconveniente en quedarme aquí contigo encerrado–

–Ya basta Joel, en serio–

Me dio otro pequeño beso en los labios y nos soltamos, me hizo la silla hacia atrás para que me sentara, como todo un caballero, y seguí trabajando en la computadora.

Él se sentó frente a mí y sacó su i-Phone e hizo un par de llamadas mientras yo seguía trabajando con el logotipo, después vi que escribía y escribía en el aparato. Cuando terminó con sus asuntos, movió la silla para sentarse a mi lado, le expliqué un poco lo que estaba haciendo, luego respondí unos mails y terminé un par de pendientes más. Finalmente como a las ocho salimos de la oficina, cargo al oso y después tomo su pequeña mochila que había dejado en recepción, mientras yo me reía divertido, saqué mi celular y le tomé una foto con el oso en las manos.

– ¿Podemos ir a tu departamento Er? ahora Ari está en el mío y no quiero que nadie sepa que estoy aquí– dijo al salir del edificio.

–No lo sé, podrías quedarte en alguna suite del Hotel Rose Imperial–

–Por supuesto, siempre y cuando tú te quedes conmigo, recuerda que vine única y exclusivamente para estar contigo–

–Claro que te puedes quedar en mi departamento– respondí sonriendo.

Le hice la parada a un taxi y subimos los tres, porque al oso lo pusimos en el asiento de adelante, al lado del conductor que nos miró extrañado, le sonreímos y subimos a la parte trasera, íbamos abrazados sin decir nada, escuchábamos la música de fondo que traía el taxista.

Al cabo de unos veinte minutos llegamos a mi departamento, Joel volvió a cargar el oso y yo volví a reírme, se veía tan lindo, entramos y le indiqué donde estaba mi habitación para que lo dejara ahí en tanto yo entraba a la cocina a ver que había para cenar, pero no tenía nada digno y se lo dije, entonces propuso pedir una pizza y se sentó en el sillón mientras le servía un vaso con agua.

Se lo llevé y me jaló para que me sentara en sus piernas, me quejé porque no alcanzaba el teléfono y me lo pasó, pedí una pizza de peperoni mientras él me besaba el hombro, yo le recriminaba con la mirada, pero él seguía y se reía por mis expresiones.

–Listo, en media hora llega– dije entregándole el teléfono de vuelta.

–Bien, tiempo suficiente– exclamó acostándome en el sillón y se colocó encima de mí.

–Eres insaciable Joey, ¿te tomas algo?–exclamé acariciando su cabello.

–Tú eres mi mejor estimulante y esta noche lo único que quiero es hacerte feliz, amarte como mereces– respondió para luego besarme apasionadamente mientras sus manos se deslizaban por mi cuerpo.

Aún estaba perdido en el intenso orgasmo que acababa de alcanzar, gracias a su grandiosa habilidad con la lengua en mi entrada, cuando tocaron la puerta, miré asustado a Joel y me dio una gran sonrisa y un ligero beso en los labios.

–Yo abro, no te preocupes– dijo y se levantó del sillón.

Yo me quedé ahí, sumido para evitar que el repartidor me viera y cuando cerró la puerta me enderecé, tomé mi boxer del suelo y me lo puse, aún seguía dándome vergüenza que Joel me viera desnudo y más si él estaba completamente vestido, puso la pizza en la mesa del comedor mientras yo me levantaba y caminaba.

– ¿Adónde vas, amor?–

–A ponerme algo encima–

– ¿Para qué si te lo voy a quitar?– exclamó divertido y sensual.

Salí de la habitación y me senté al lado de él, que estaba en el sillón mirando el televisor, me dio un pedazo de pizza y él tomó otro. En eso pasaron un sensual comercial de Emanuel y Taylor, donde anunciaban una marca de preservativos que de inmediato reconocí.

– ¿Seguro que no eres el dueño de la empresa?–

–No, cuando hicieron el anuncio parte de su pago fue en especie y como Israel no los necesita, porque está casado, me los regalo a mí–

–Ahora comprendo porque siempre estás preparado–

–Y vieras el dinero que me ahorré–respondió divertido.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora