ST - Capítulo 62

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Regresamos a nuestros asientos y lo abracé, después le entregué la letra de la canción y le comenté mis planes de cantárselo a Gabriel, pero se negaba a aceptar porque le daba vergüenza cantar en público, hasta que debido a mi insistencia terminó por decirme que lo pensaría. Después le conté la historia de amor de Gabriel, y él me hablo sobre sus padres, la información que me dio yo ya la sabía, lo que ignoraba era la relación tan fría y distante que mantenía con ellos.

Llegamos a la casa y tomé su mano para entrar, de inmediato sentí sus nervios al ver a toda mi familia en la sala, se la apreté para infundirle confianza, yo sabía muy bien que lo recibirían cálidamente. Todos lo abrazaron y yo estaba emocionado viendo las muestras de cariño para con él, no podían faltar las bromas de Emanuel, pero, ni siquiera me incomodaron, toda mi atención estaba puesta en él, que no daba crédito a la actitud de los Pimentel.

Después la esposa de Emanuel nos dio la noticia de que estaba embarazada y mi hermano orgulloso y feliz la abrazó, así que ahí me desquité un poco de sus comentarios, me daba tanto gusto que al fin fuera a ser padre, estaba seguro que sería el mejor.

Subimos a la recámara a arreglarnos para el ensayo, Erick de inmediato salió al balcón y yo fui tras él y lo abracé, le encantó la vista y a mí me encantaba tenerlo ahí, conmigo, completando mi mundo, no podría pedirle más a la vida en ese momento. Le pedí que nos bañáramos juntos, pero se rehusó argumentando que teníamos poco tiempo, así que lo hizo primero y mientras tanto desempaqué. Luego fue mi turno y al salir, quedé maravillado al verlo, estaba radiante, que no pude contenerme y lo hice darse una vuelta diciéndole lo hermoso que se veía mientras se sonrojaba.

Bajamos a la terraza, donde ya se encontraban los principales invitados, Gabriel lo presentó y yo no podía sentirme más orgulloso de mi novio, se sentía tan raro pensar en el con esa palabra, antes creía que había salido de mi vocabulario. Mi mamá se acercó a mí y me puso su mano en mi hombro.

– Que gusto me da verte enamorado, hijo, siempre había respetado tu forma de ser, aunque no estuviera de acuerdo con el así que no tienes idea de la satisfacción que siento en este momento por ti.

– Gracias mamá, francamente soy muy feliz y te voy a confesar algo, Erick es el hombre con la que quiero estar por siempre, así que pronto habrá otra boda en la familia.

– Me da mucha ilusión, este ha sido uno de los días más felices de mi vida, mi pequeño hijo se casa, voy a ser abuela y tú estás planeando tu futuro.

– A mí también me da mucho gusto ver a mis hermanos realizados y en cuanto a mí, sólo te puedo decir que lo amo demasiado.

– Y se ve que el también a ti, además se nota que es un buen chico.

– Muy lindo, mamá, ya lo irás conociendo con el tiempo.

Después del ensayo, pasamos al salón para comer, al terminar, Erick y yo cantamos la canción, aunque era para Gabriel, la interpretamos para nosotros, en cada estrofa nos acercábamos más y cuando terminamos estábamos a milímetros de distancia.

– Junto a ti quiero estar el resto de mi vida, soy capaz de cruzar el Atlántico nadando sólo para llegar a ti, estoy profunda y totalmente enamorado de ti, Erick Colón – susurré en su oído, él no respondió nada, pero no era necesario, su mirada de asombro me lo decía todo.

Cuando nos quedamos solos le toqué el piano, una melodía que había compuesto para él, después lo besé y acaricié ahí mismo, me detuvo diciéndome que alguien podría vernos, así que cerré todas las puertas y regresé a su lado, él se rehusaba a que lo hiciéramos ahí, sin embargo, terminó cediendo y nos entregamos de una manera increíble, muy al estilo de una escena de la película Mujer bonita, sobre el piano.

– La noche apenas empieza corazón y juro que no te daré tregua – dije al terminar.

Luego de vestirnos, me pidió que le mostrara la casa, así que hicimos un pequeño recorrido por la planta baja y lo llevé a la piscina, le sugerí que nadáramos y de nuevo puso de pretexto a mi familia y a la gente que andaba ahí trabajando, pero, otra vez lo convencí. No sólo nadamos un poco, sino que hicimos el amor ahí mismo, entre el agua y la compañía de la luz de la luna que hicieron más memorable el momento.

– Te amo Erick – le dije finalmente, venciendo mis demonios.

– Yo también te amo Joel, con todo mi corazón – respondió y la emoción fue tal que podría jurar que mi corazón se detuvo por un segundo.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora