Capítulo 38

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Levanté la vista y me los topé, a escasos tres metros de mí, TOMADOS DE LA MANO, Zabdiel y Andrew JUNTOS, él con cara de sorpresa, mientras Zabdiel me veía con mirada retadora.

–Tío Er, tío– exclamó el pequeño abrazándome de las piernas.

–Hola pequeño ¿Cómo estás?– dije agachándome para mirarlo.

–Mira, mi nuevo papi me lo dio– dijo mostrándome el familiar oso de Las Vegas.

–Qué bonito– exclamé acariciándole la cabeza al niño.

–Hola Erick, que sorpresa encontrarte, no me dijiste que venías– dijo Zabdiel en tono sarcástico. –Ahora que recuerdo, si lo mencionaste, creo que lo olvide, tú sabes, mucho trabajo, pero qué bueno que nos encontramos, ya estaba cansado de mentirte–

–Er, déjame explicarte– intervino Andrew soltando su mano y yo me enderecé.

–No, tú no le vas a explicar nada, lo voy a hacer yo. Ya es hora de que sepa la verdad, Baby, diez meses ignorándolo es demasiado tiempo ¿No crees? y como tú no te decidías a terminar con él "acordé" este encuentro "casual"–

– ¿Cómo pudiste?– exclamó él mirándolo molesto, yo simplemente no podía hablar.

–No me dejaste otra alternativa, mi amor, me dijiste que en las vacaciones terminarías con él y no lo hiciste, ya me cansé de compartirte, de vernos a escondidas los fines de semana, sí Erick, esos supuestos viajes de trabajo eran a mi casa, ahí dormía los viernes y los sábados–agregó volteando a verme.

–Cállate ya Zabdiel–

–No Andrew, no me voy a callar, que se entere de todo de una vez por todas, así es Erick, esa supuesta adicción al trabajo se llama Zabdiel, o sea, yo. Recuerdas aquella vez que te platique que estaba deprimido y me encontré a un viejo amigo en este mismo centro comercial, ¿Cierto? Pues era Andrew, desde que me lo presentaste me gustó y en esa ocasión tuve oportunidad de conocerlo más y me enamoré de él y fui correspondido, sólo había un pequeño inconveniente, su novio, al principio no me importo compartirlo porque ese "amor" que te profesa es más de amigos que de pareja, pero con el tiempo, mi deseo por estar con él se fue incrementando a tal grado de ponerle una prueba de fuego, ¿y qué crees?, la pasó, prefiero estar CONMIGO que contigo en tu cumpleaños, eso es amor Erick y no lo que te dice que siente por ti–

–Me dijiste que estabas enfermo Zabdiel, que no podías cuidar de Max, por eso fui contigo– exclamó sorprendido, al parecer, no conocía ese lado oscuro.

–Andrew, ya basta de mentir, sí te dije eso para que fueras, pero al llegar al departamento te diste cuenta que estaba bien y no te marchaste, por el contrario, te quedaste toda la noche en mi cama, no tengo que darte los detalles, ¿Verdad Erick? Supongo que conoces sus dotes en ese arte, así que comprenderás porque ya no quise compartirlo más contigo, hasta por teléfono lo hace sensacional, durante sus vacaciones era CONMIGO con quien hablaba y me extrañaba tanto, que TOODAS LAS NOCHES me llamaba sólo para que tuviéramos sexo telefónico mientras tú dormías–

– ¡Que te calles ya! No tienes que ser tan mordaz, Max está presente– gritó Andrew jaloneándolo de un brazo.

–Es que ya me canse Andrew, ya no quiero ser tu amante, quiero ser tu novio, quiero que Max al fin tenga un padre y tú lo habías prometido. Maldita sea ¿Por qué no terminaste con él en el viaje? Tú me orillaste a hacer esto, ¿acaso crees que es muy fácil para mí decirle esas cosas cuando hemos sido amigos desde que nos conocimos?, a pesar de todo, te estimo Erick, yo no quería que esto pasara, se dio solo un día y no sabes cómo te envidiaba cuando te veía de su brazo en los eventos, como me dolía ver que te mandara flores con tal de seguir pareciendo el novio perfecto que nunca ha sido, no soy el único con el que te ha engañado Erick.

–Ya basta Zabdiel, nos vamos ahora mismo–

–No, él que se va soy yo– no sé cómo pude hablar y me di la vuelta.

–Erick, por favor, déjame hablar a mí, sé que soy un canalla pero...–

–Ahora no Andrew, ahora no es un buen momento– lo interrumpí.

–Déjalo ir ya, no creo que te ame Andrew, su reacción no es de una persona enamorada, si hubiera sido al revés yo estaría ahogado en llanto– dijo Zabdiel de nuevo con tono retador.

–La verdad no creo que tú tampoco me ames, ¿cómo has podido hacer esto?– le dijo Andrew a la vez que me dejaba ir.

Me di la vuelta para bajar por las escaleras y dejé de escuchar su conversación, no podía dar crédito, me dolía, sí, porque a pesar de todo, le tenía cariño y me dolía ver en que había terminado nuestra relación, además, me dio coraje que yo sintiera remordimientos y culpa por haber estado con Joel cuando él tenía meses revolcándose con uno de mis mejores amigos y los dos mintiéndome descaradamente, ¿cómo es que no me di cuenta antes?

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora