ST - Capítulo 48

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MARATÓN 4/5

– Sí, estuvimos hablando.

– Claro, ahora así se le dice.

– Bueno, ya dime que te dijo cuándo te vio salir de la habitación.

– Me preguntó que hacía ahí y ya le expliqué, buenas noticias para ti amigo, no lo vi nada celoso, sólo desconcertado, pero quedó bastante satisfecho con mi respuesta, nada que ver con la mirada de odio que me dio en la tarde en la cocina.

– Gracias amiga, de verdad, sin embargo, me gustaría que siguieras con tu actitud cariñosa conmigo, por favor.

– Esto sí voy a cobrártelo, ¿por qué no hablas con el de una vez por todas y le dices lo que sientes?

– Lo haré en algún momento, ahora me voy a bañar.

Después que me vestí bajé a la cocina y vi que estaban los dos, Ariana me saludó demasiado amable, Erick me miró con enfado y cuando se volteó sonreí, era grandioso verlo celoso, aunque el gusto me duró poco ya que Andrew entró y luego de saludarnos le dio a él un beso en los labios, entonces decidí que mejor saliéramos a desayunar, al menos en público no se estarían demostrando su supuesto amor.

Como el restaurante quedaba cerca nos fuimos caminando, Ari siguió con su teatro y me tomó de un brazo mientas Erick y Andrew iban tomados de la mano, que rabia sentía, así que opté por cargar a Ariana, no iba a ser el único incómodo de los cuatro.

Al llegar nos sentamos y casualmente yo quedé frente a Erick, una vez que nos llevaron lo que habíamos pedido, Ari empezó a platicarle a Seo lo raro que es Erick para comer, al verlo llevarse un pedazo de piña a la boca, recordé la vez que comimos en el hotel y entonces me quité el zapato y puse mi pie sobre su pierna, él me miró frunciendo el ceño y no pude evitar sonreír, debía reconocer que me encantaba ponerlo nervioso, así que, a pesar de que retiró su pie yo seguí con mi juego acariciando su pierna aunque la moviera, hasta que se levantó al baño.

Cuando salimos de ahí, a Ariana se le ocurrió que fuéramos a un hotel a apostar, entonces regresamos a la casa por el auto, de nuevo ellos iban tomados de la mano y yo hice lo mismo con Ariana que me dedicó una mirada de desacuerdo. En cuanto subimos al carro, Andrew abrazó a su novio, no pude evitar mirarlos por el espejo retrovisor y enfadarme, como odiaba que ese tipo lo tocara, así que en respuesta yo jugaba con Ariana en los altos y a través del espejo me daba cuenta de la expresión que tenía Erick en el rostro, estábamos iguales, ambos nos moríamos de los celos, claro que él sin fundamento, a diferencia de mí.

Al llegar al hotel, Andrew y yo nos dirigimos a las mesas de póker y ellos se fueron a las maquinitas de dinero rápido, me sorprendió ver lo hábil que era Andrew con las cartas, yo logré ganar mil dólares en una partida y en la siguiente él ganó el doble. Como ya era la hora de la comida dejamos de jugar y al encontrarnos con ellos Andrew cargó a Erick dándole la noticia del dinero que había ganado, volví a sentir rabia al presenciar esa escena, es que al verlos así me daban ganas de golpearlo y decirle que él era mío, que quitara sus sucias manos de encima, gritarle que yo no tenía ojos para nadie más, como él sí los tenía para ese tipo con el que se revolcaba y más rabia me dio cuando vi que Erick lo tomaba amorosamente de la mano y se alejaban.

– Por dios, Joel, trata de controlarte – me dijo Ariana en voz baja.

– Es que no soporto verlos así, me dan ganas de contarle toda la verdad.

– Pues hazlo, sería lo mejor para todos, ya me estoy hartando de este jueguito, ten las agallas para pelear por lo que quieres, pero como hombre no como niño.

– Aunque quiera decírselo, no puedo, está de por medio la reputación de Erick, no puedo hacerlo quedar mal frente a él, tal vez no me lo perdone.

– Entonces compórtate, si sigues así, Andrew se va a dar cuenta, respira profundo y cuenta hasta cien en alemán.

El comentario de mi amiga me hizo reír, yo no tenía ni idea de ese idioma. Entramos al restaurante del hotel y Erick de inmediato se sentó frente a Ariana, me ganó la risa, él quería evitar a toda costa que lo toqueteara por debajo de la mesa, yo moría por hacerle algo más que eso, pero tenía que aguardar hasta la noche, tenía que ir buscando el pretexto o el chantaje para estar a solas con el otra vez.

Cuando terminamos de comer, Erick fue al baño y me le quedé viendo discretamente. Un par de minutos después yo también fui hacia allá, esperé en la puerta y al momento que el salió, lo jalé y lo volví a meter a uno de los compartimentos.

– ¿Qué te pasa?, ¿estás loco? – exclamó sumamente nervioso.

– Ya sabes que sí, no puedo estar un minuto más sin besarte.

MI ARDIENTE TENTACIÓN - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora