LXII

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Pov Calle

-El gusto es mío señor Calle-dijo Poché aún con algo de pena. Le había pasado el teléfono a Poché pero aún podía escuchar que decía. Juro que algo sucedió, sentí un impulso pero no era mío, hizo que dijera que lo perdonaba y decirle papá.

-Por favor dime Germán, me hace sentir en confianza y viendo que eres la pareja de mi hija, espero que no tenga que perder esa confianza, verdad? Puedo estar en un solo lugar pero tengo oidos-lo mire reprochando por querer intimidar a mi novia-No me veas con esos ojos ratona, es un deber establecer algunas condiciones y en algunos casos alguna que otra amenaza-nos reímos aunque Poché más de nervios que por otra cosa.

Hablamos de algunas cosas básicas como de su estadía en la prisión. Nos contó que le van a dar libertad condicional, el papeleo fue muy largo. Tardaron meses en aceptarlo. Pero por su buen comportamiento y terapias establecidas y cumplidas. La aceptaron. Saldría en un mes o dos.

Yo le conté que me había cambiado el nombre a Daniela y el feliz me menciono que cuando supo que tendría una hija el primer nombre que pensó era Daniela pero que mi mamá quería ponerle otro. Entonces no hizo nada más que aceptar. Después de mi gira, me gustaría verlo. El acepto sin protesta alguna muy feliz.

-Les quedan 3 minutos-gritó el oficial.

-Bueno, hay algo más por lo que vine. Conoces a Alejandro, no? A mi manager-pregunté.

-Si, de hecho el hablo con tu mamá para iniciar tu carrera ¿está bien?-negué y el se preocupó.

-Casi muere por uno de sus medicamentos. No saben si fue accidental o a propósito pero creemos que fueron dos hombres que me dijo que conocías. Despertó muy asustado y me dijo que venían a lastimarnos-se quedó pensando en alguna posibilidad o relación que tenía con la disquera y entonces me miró.

-Pues supongo que fueron los mismos que atacaron en la fiesta de la disquera Dani. Les debía poco dinero pero no era tanto para que llegaran a hacer tanta cosa-me menciono un poco en secreto. Era como si supiera que podía causar algo si lo decía en voz alta.

-Pero ¿Que quieren ahora? Quizá podamos hacer algo si tú testificas junto con Alex-negó rápidamente.

-Mira Dani hay veces en las que lo mejor es dejar que se investigue. Siento que si yo digo algo puedan hacerles algo mucho peor a ustedes. Avisa a la policía si quieres, pero tengan cuidado. Poché asegúrate de que me haga caso, por favor-los policías le decían que ya se había acabado el tiempo y lo jalaban de su prenda.

Algo en mi se volvió a activar al ver cómo se lo llevaban. Como si estuviera peleando con ellos. De manera brusca, me enojé mucho. Cómo pueden tratar a alguien así cuando saben que no cometió un delito mayor.

-¡¡HEY NO LE HAGAN DAÑO!! ¡¿QUE DEMONIOS LES PASA?¡-Se estaba creando un tumulto por los gritos míos y de mi papá. Poché trataba de tranquilizarme, mientras un oficial me agarraba de los hombros para que parara de golpear el vidrio con el teléfono.

-¡Esta bien ratona, no te preocupes tranquila!-decia mi papá mientras era esposado otra vez y se lo llevaron por dónde antes había entrado.

Está vez no solo era ese impulso yo también me enojé. Sentía un enorme afecto a mis ahora padres. No quería mentirles haciéndome pasar por su hija, pero tampoco quería perderlos por esa verdad.

En mi vida pasada los que representaban a mi familia era yo y mi abuelita. Mis papás no tenían tiempo para mí, siempre estaban trabajando y eran casi desconocidos. Solo una vez realmente no parecían desconocidos. Fue en la universidad. Cuando pasó lo de Mario.

Mi abuelita murió cuando tenía 14 y entonces me quedé sola con las señoras de limpieza.

No quiero saber nada de ellos la verdad, hace unos meses estaba preocupada por saber cómo estaban, como se tomaron mi "muerte" pero resulta que después de una semana ya estaban buscando un remplazo para el puesto que tanto trabajo me había costado. Por lo que me contó Mario. No quería creerle pero justo salió una noticia en el que ya había nuevo integrante en la familia Calle y que tomaría el lugar en la pastelería. Poco les importé antes y poco les importé ahora. Cosa que Poché no tiene idea y cree que eran perfectos.

Salimos de la prisión yo muy enojada pero triste. Entré al coche y Mario preguntó si todo estaba bien.

-Te llevaré a casa Mario-dije seria. No protestó y solo aceptó. Lo dejamos en su hogar y pise el acelerador para llegar rápido a nuestro departamento.

El Amor no conoce la Muerte(G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora