-epílogo-

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A veces Sean se miraba los dedos de la mano izquierda y pensaba "¿de verdad me hice este tatuaje porque había cumplido dieciocho años? Patético." Porque en aquel momento tuvo sentido. Cumplía dieciocho años, era mayor de edad, ya nadie de verdad podía mandar sobre él. Sus padres no podrían controlarlo más. Pero al final, aquel pequeño y simple tatuaje en sus dedos acabó significando mucho más que el comienzo como persona adulta. Era un revoltijo de sentimientos, sensaciones, pensamientos, que sin saber muy bien por qué o cómo, lo relacionaba con esas letras negras.

Para cada uno la libertad significa cosas diferentes. Para uno la libertad es coger un libro y desconectar del mundo durante unos minutos. Para otro, libertad es fumarse un cigarrillo cuando está estresado o nervioso. O para otros, se pueden sentir libres tirándose de un avión y luego abrir un paracaidas mientras que gritan de júbilo. Pero para Sean la libertad significaba muchas cosas. La libertad era una mezcla de pequeñas cosas que le gustaban a él, que le hacían sentir bien, o puede que no tan bien, pero que eran cosas de la vida, que de una forma u otra, estaban ahí. Que le hacían sentir vivo.

Pero al final, ese tatuaje no solo acabó significando eso, acabó significando mucho más.

FREE.

F-Fuck, freak, fool, fun, fall in love, fireside, fear, fault.

Para Sean, la f de free significaba por una parte, tener sexo. Porque era algo que le gustaba, porque era algo placentero, porque... ¿a quién no le gusta el sexo? Para Sean era una forma de desahogo, una forma de demostrar que quería a alguien o simplemente, porque sí. Pero cuando lo hacía con Cristian... No era solo sexo. Era estar loco. Porque a veces Sean sentía que estaba loco por desearle de aquella forma, por quererlo sentir tan cerca, por querer acurrucarse a su lado y dormir después, aunque los dos estuvieran sudados y pegajosos. Aunque también había llegado a pensar que estaba loco por otras razones. Que nadie lo terminaba de entender, que era raro, que sus gustos no eran normales. Tantas personas le habían llegado a decir que él no era normal...

A veces también se sentía tonto. A veces porque era muy impulsivo con lo que decía y hacía daño a alguien. A veces porque era muy impulsivo con lo que hacía y alguien resultaba malparado. A veces porque simplemente no entendía alguna lección de matemáticas. Pero todo el mundo se ha sentido loco alguna vez. Todo el mundo se ha sentido tonto alguna vez.

Y Sean era una persona bastante divertida, puede que se sintiera loco o tonto, pero era divertido. Por las ocurrencias que tenía, porque a lo mejor le hablabas sobre algo y él te podía saltar con alguna canción que estuviera relacionada con el tema. Por las cosas que hacía. Simplemente por su forma de ser. Porque Sean era una persona divertida que te invitaba a divertirte, aunque eso supusiera meterte en un edificio abandonado desde hacía años para capturar un Pokémon. En un edificio hecho polvo y que si alguien los hubiera visto meterse, la policía se habría hecho cargo del asunto. Aunque te hiciera meterte en un parque de bolas, aunque te hiciera cosquillas sabiendo que no las soportas.

Sean pensaba que nunca se iba a enamorar, en todo caso, que alguien le podría gustar mucho y punto, pero no enamorarse. No pensó que podría sentir un extraño cosquilleo en el estómago cuando pensaba en él, que quisiera apoyarle en todo, que quisiera hacerle reír, que quisiera hacer muchas cosas junto a Cristian. Que cada vez que se besaban sintiera un pequeño escalofrío recorrerle desde el cuello hasta los dedos de los pies, pasando por cada nervio del cuerpo. Que quisiera fundirse con él y quedarse toda la vida así.

Que lo sintiera como si fuera su hogar. Porque él había sido su hogar muchas veces. Muchas. Cuando estaba mal por las peleas en su casa, él siempre estaba ahí apoyándole, consolándole. Había habido veces en las que Cristian ni siquiera sabía que Sean estaba mal, pero sin saberlo, se encargaba de que Sean volviera a sonreír un poco más. Cuando estaba con él, se sentía más a gusto aunque estuvieran sentados en un edificio en ruinas con un frío de muerte que en su casa en el sofá viendo algún programa junto a su hermano y su padre en algún lugar de la ciudad y su madre en alguna parte de la casa.

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