:tiempo:

431 46 41
                                    

esto es así como un regalo por ser el día de reyes mmmm

dentro de na es mi cumple wowowwoow, espero que me mandéis un regalo por correo jeje



Su cabeza chocó contra la pared y el dolor se esparció rápidamente por todo su cuerpo. ¿Le importó? Nada de nada. ¿Por qué no le importó ni un poco? Básicamente porque Cristian estaba besando, mordiendo y lamiendo su cuello. Las manos del castaño estaban en su nuca y en su culo, y estaba tan empalmado. ¿Y le tenía que dar importancia a un pequeño golpe en la cabeza? Mejor que no.

La habitación se sentía caliente, afuera estaba apunto de llover y Pet estaba en la habitación de los tatuajes, ¿pero les importaba? Una mierda les importaba. Cristian parecía que ese día estaba súper ansioso y dominante con él, y mira, Sean estaba súper cachondo. No iban a parar. Mmmmm no.

Cristian se separó un momento de su cuello para admirar el chupetón que había dejado allí, y Sean aprovechó para quitarle la camiseta de un tirón. El castaño se colocó bien las gafas (que casi habían salido volando cuando su novio le quitó la camiseta) y miró de forma burlona al rubio.

-¿Tienes muchas ganas?-le ronroneó al oído.

Una mano de Cristian se colocó sobre su culo, y la otra sobre su entrepierna. Y Cristian apretó lo que tenía entre ambas manos con ganas, sacándole un jadeo al rubio.

-¿Tienes ganas?-le volvió a preguntar.

Sean le miró a los ojos y se pasó la lengua por los labios. Iba a explotar.

-Muchas. Demasiadas. Fóllame.

Cristian no le respondió. Lo agarró del pelo e hizo que sus labios se juntaran. Si Cristian ya de por sí excitaba a Sean cuando prácticamente no hacía nada, cuando se ponía así de dominante con él, la polla le podría explotar.

Enredaron sus lenguas, y enredando sus piernas y pies consiguieron llegar a la cama de Sean. Cristian cayó encima del rubio, el cual se quitó la camiseta y la mandó a volar a algún lado de la habitación. En menos de cinco minutos a los dos la única ropa que les quedaba era la interior. Cristian estaba de pie al lado de la cama porque se acababa de quitar los pantalones, y Sean, que estaba tumbado boca abajo en la cama, se apoyó en sus codos y acercó las manos a la última prenda que le quedaba puesta a su novio, dispuesto a hacerle la mamada de su vida. Pero Cristian lo cogió del pelo e hizo que levantara la cabeza para así mirarle a los ojos.

-No seas impaciente.

Cristian volvió a la cama con él y Sean se abalanzó a besarle. Cristian no se lo esperaba y se rió en mitad del beso, y Sean no pudo evitar reír cuando lo oyó reír. El castaño bajó sus labios hasta su cuello, pasó por su clavículas y luego a sus hombros llenos de pecas y lunares. Y por ahí por donde pasaba iba dejando un rastro de besos y mordiscos. Y Sean sabía que cuando Cristian mordía le decía que le quería. El castaño se movió y pasó a besar su nuca y su colibrí, y sus besos fueron descendiendo cada vez más, hasta que llegaron a los hoyuelos de su espalda, donde dejó varias mordidas. Sean se fue inclinando poco a poco, quedándose en cuatro, y tenía muchísimas ganas de tocarse, pero sabía que si lo hacía Cristian no lo iba a dejar.

-Cristian... Por favor.

Por favor mastúrbame, por favor acaríciame, por favor bésame, por favor cómeme el culo, POR FAVOR FÓLLAME.

Cristian al fin le bajó la ropa interior y le pegó una nalgada.

-¿Te preparo?

Sean giró el cuello para mirarle, pero Cristian estaba demasiado ocupado mirándole el culo.

NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora