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-Vale, el móvil me dice que no tiene memoria pero no soy capaz de borrar ninguna foto. Cristian, bonito mío, ayúdame en esta tarea tan difícil de realizar para alguien como yo.

Cristian lo miró divertido y Sean de forma ágil se subió a la cama, sentándose a su lado. Se metió en la galería y comenzó a pasar el dedo pulgar por la pantalla, enseñándole al castaño las fotos.

-Podrías empezar por borrar los memes. Como ese de la rana que se va a pegar un tiro.

Sean lo miró con los ojos y boca bien abiertos, mirándolo como si acabara de decir una atrocidad.

-¿Qué pasa?

-No puedo borrar memes. Es como si me quitaran una parte de mi cuerpo.

Cristian negó divertido y se tumbó en la cama, colocando una de las manos detrás de su nuca, observando a su novio poner caras tristes mientras que borraba fotos. Beer estaba tumbado a sus pies, y en el suelo, la lado del escritorio, estaban las mochilas con todas las cosas que Sean había cogido de su casa. Además de ropa, los libros del instituto y los condones, Sean había cogido su vieja guitarra acústica. También quiso llevarse la eléctrica que le regalaron sus amigos por su cumpleaños, pero ellos ya no tenían tantas manos para tantas cosas, además de que no quería abusar demasiado de la hospitalidad de Pet metiendo más cosas de las necesarias. Ah, y también se habían llevado dos botellas de vino que su madre guardaba para ocasiones especiales.

Después de haber recogido las cosas en casa de Sean (y haber follado), se habían ido a casa de Cristian para hacer los deberes que habían mandado aquel día en el instituto. Y como ya habían terminado, los dos se encontraban sin hacer nada en específico. Solo estaban ahí, en la habitación de Cristian el uno al lado del otro. Y eso estaba bien para ambos.

Sean suspiró rendido y dejó el móvil a un lado. Borrar fotos era una tarea bastante dura para alguien como él. Como él estaba sentado, veía a Cristian desde arriba. Se había quitado las gafas para estar más cómodo y el pelo lo tenía un poco despeinado, y se entretenía haciendo de rabiar al gato con el pie. Sonrió sin saber muy bien por qué y de puro impulso, se subió encima del cuerpo de su novio, sentándose justo en su entrepierna. Cristian lo miró con los ojos verdes bien abiertos y por acto reflejo, colocó las manos en la cintura de Sean, como pidiéndole que no se moviera.

-No quiero tener una erección. Mis padres están en casa.

-¿Me dejas hacerte un chupetón en el culo?

Cristian alzó ambas cejas.

-O sea, en el culo no. En las nalgas. Pero si también me dejas comerte el culo, pues...

El castaño rio, pero no le contestó. Sean lo tomó como un "posiblemente te deje". Se dejó caer sobre Cristian, apoyando los codos a ambos lados de su cuerpo para así seguir mirándolo desde arriba. Cristian seguía sonriendo, enseñando aquellas arruguitas a ambos lados de sus ojos. Sus manos seguían en su cintura y su pelo seguía desordenado y sintió que los latidos se le aceleraban. Puso ambas manos en las mejillas de Cristian y comenzó a dejar besos en la barbilla, bajando un poco por el cuello para luego volver a subir y besarle la mandíbula hasta llegar a los ojos, donde dejó pequeños besos en las esquinas, haciendo reír débilmente a Cristian.

-Hey, ¿a qué viene tanto cariño?

Sean le estaba besando debajo de la oreja cuando le dijo:

-Te quiero mucho. De verdad lo hago. No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí y... solo se me ocurre besarte.

Cristian sintió las mejillas más calientes de lo normal, pero sonrió sin poder evitarlo y pasó una mano por el flequillo de Sean, que ahora lo miraba con los ojos azules brillantes.

NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora