Sean pensó que Cristian iba a ir tras Elliot, pero no fue así. El castaño se limitó a suspirar cansado y a pasarse una mano por el pelo. Sean se dio cuenta que tenía las uñas comidas hasta la raíz y que de una de ellas salía un hilo de sangre, pero a Cristian no parecía importarle.
Se puso bien la mochila en los hombros y miró a Sean, que tenía el pelo rubio despeinado. Recordó que había sido por su culpa y sonrió un poco, peinándole un par de mechones.
La interrupción por parte de Elliot le había recordado que tendría que estar en clase, no en el baño besuqueándose con Sean (por mucho que quisiera).
-Tengo que ir a clase.
Sean hizo un leve puchero, pero lo único que consiguió fue que Cristian arqueara una de sus cejas.
-Luego hablamos, ¿vale?
El rubio asintió levemente y le colocó bien las gafas sobre la nariz a Cristian, que antes de irse, le pasó las manos por el estómago, alisando el polo del instituto, y luego le dio un pequeño beso en los labios antes de irse.
Sean vio la puerta cerrarse y se quedó solo en el baño. Ahí hacía bastante más frío que en los pasillos o en las aulas, pero no se había dado cuenta de eso hasta que Cristian se había ido. Suspiró y metió las manos en los bolsillos del pantalón, él no tenía pensado ir a su siguiente clase, sobre todo porque tenía un trabajo de biología por terminar y el baño parecía un buen sitio para hacerlo, así que se sentó en el frío suelo y sacó el libro y la libreta, aunque no se pudo concentrar demasiado. Su mente solo pensaba en Cristian. Y en que había sido su cumpleaños y lo único que había hecho era felicitarlo. Claro que tampoco le había dado tiempo a hacer mucho más.
Dio unos golpecitos en la libreta con la punta del bolígrafo y recordó la noche que había pasado con Cristian el día de su cumpleaños. La bolera, el parque infantil, cuando fueron al McDonald's, cuando se hizo su primer tatuaje y cuando le besó. Aunque fue un beso corto, fue el primero.
Y mientras que escribía sobre el tejido de los músculos del estómago, decidió un par de cosas en aquel baño frío del instituto.
El silencio que había en la mesa era incómodo. Muy incómodo. Cristian se había dado cuenta de que Elliot lo estaba cabreado, que Thomas estaba confundido y Claire no estaba, ese día se había sentado con sus amigas. Si ella hubiera estado, sacar tema de conversación habría sido más fácil.
En realidad, entendía que Elliot estuviera enfadado, él también lo estaría si se encontrara a un amigo suyo morreándose con alguien en los baños. Y por no hablar que él no les había contado nada sobre Sean a ninguno de los dos. Lo que sospechaba es que Sean sí que se lo había contado todo a sus amigos, a su prima y a Vannesa. Podía apostar a que media población de York sabía sobre el tema.
-Oye Cristian... ¿Y la niña?-habló Thomas después de darle un sorbo a su Coca-Cola.
Su amigo tardó un par de segundos en darse cuenta de que hablaba sobre María, su sobrina, que había nacido el mismo día en el que se besó con Sean en la ducha. Veinte de diciembre. Se pegó una bofetada mental al pensar de nuevo en Sean y le contestó a Thomas.
-Hum, pues bastante bien.
¿En serio, Cristian? ¿No eres capaz de hacerlo mejor?
Y el silencio en la mesa se hizo de nuevo presente. Al menos, no era un silencio total, ya que el comedor estaba a rebosar. La gente hablaba, reía y hasta chillaba por algún cotilleo. Y si se agudizaba un poco el oído, también podía oír a Sean reír a un par de mesas de él.
Y ese silencio en aquella mesa fue el que hizo que Elliot soltara el tenedor de un golpe en el plato y mirara mal a Cristian.
-¿No vas a contarnos nada más? ¿Nada que decir, Cristian? ¿Nada?
El castaño le lanzó una mirada enfadada a su amigo, que lo miraba con sus ojos verdes grisáceos bien abiertos, esperando una respuesta.
-¿Qué pasa?-preguntó Thomas entrecerrando los ojos.
-Nada, que es cierto eso de que Cristian es una persona callada. ¿Verdad, Cris?-le sonrió falsamente.
Cristian dejó caer el tenedor en el plato y se levantó arrastrando la silla hacia atrás. Apoyó las manos en la mesa y miró desde arriba a Elliot.
-Bueno, es cierto que soy una persona callada. Así que te lo digo ahora, gilipollas.-y sonrió un poco, sin dejar de mirar a Elliot-. Eres un estúpido de mierda, déjame tranquilo con Sean, ¿me haces el puto favor?
No había alzado demasiado la voz, pero había llamado la atención de las mesas más cercanas. Thomas tenía la boca abierta y no podía dejar de mirar a sus dos amigos. Uno estaba paralizado y el otro cogió su mochila y salió del comedor a paso rápido, sin importarle lo que pensara la gente, seguido de Sean, que no tardó en alcanzarlo y se había enterado de todo lo que se habían dicho.
Logan se levantó de la silla y dio una palma.
-¡Aquí no hay nada que mirar, chusma!
Y cada uno volvió a lo que hablaban antes de todo aquello.
Thomas bebió de su Coca-Cola y miró a Elliot, que removía su comida pensativo. Se había pasado con Cristian y lo sabía.
-Esto es tan intenso, Dios.-Thomas volvió a beber.
Sean sabía que Cristian no había salido del instituto, ya que escaparse no era demasiado sencillo allí, así que también sabía que Cristian había entrado en los baños de chicos.
Entró y vio que las pequeñas ventanas que había en la parte alta de la pared frontal estaban abiertas, y entraba un frío horrible por allí. También notó que olía a humo de tabaco. Arrugó la nariz y se fue directamente al cubículo que tenía la puerta cerrada. Se dejó caer y suspiró, metiendo las manos en los bolsillos.
-¿Cristian?
Pensó que se había equivocado cuando nadie le respondió, pero cuando se iba a ir del baño, la puerta del cubículo cerrado se abrió y vio a Cristian con las gafas caídas y un cigarrillo entre los dedos. Le hizo un gesto con la cabeza para que entrara con él en cubículo y Sean no se negó.
Cristian volvió a cerrar la puerta y los dos se sentaron en el frío suelo del baño. Cristian expulsó el humo por la boca, inclinando la cabeza hacia atrás, dejando el cuello al descubierto. Sean se lamió los labios y decidió que era mejor sentarse frente a él para verlo mejor.
El castaño se volvió a llevar el cigarrillo a los labios y parecía mucho más relajado que cuando estaba en la cafetería. Sean sabía que si no hubiera llegado a ser Elliot, Cristian no habría dudado en pegarle un puñetazo.
-¿Desde cuándo fumas?-le preguntó. Abrazó sus piernas y apoyó la barbilla en las rodillas, mirando fijamente a Cristian, que volvía a expulsar humo.
Pero qué sexy y qué malo es lo que está haciendo.
-Desde que pienso más que de costumbre y me tocan mucho los cojones.
Sean rio un poco y Cristian tiró la colilla al váter. Adoptó la misma posición que Sean, mirándolo por encima de sus gafas. Al tener la ventana abierta, hacía más frío que de costumbre.
-¿Sabes? Estás sexy fumando.
Cristian rio un poco, pero no dijo nada. Se fijaba en las manos entrelazadas de Sean rodeando sus piernas. En el trazado de las letras de su mano izquierda.
-¿Nos vamos?
Fue una pregunta como para pedir permiso, aunque él ya estaba de pie, tirando de la cisterna, ya que el agua estaba llena de cenizas y también estaba la colilla. Sean se levantó y se sorprendió demasiado cuando Cristian lo empujó contra la pared y miró fijamente a los ojos a Sean, que no pudo evitar enseñar una sonrisa.
-Aunque si lo pienso mejor... Podemos estar aquí un rato más, ¿no?
Y lo que quedaba de la hora del almuerzo, se la pasaron entre besos, besos y más besos.
tenéis algún personaje fav en esta historia? eh? eh? 7u7
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No
Teen FictionDonde Cristian le contesta "no" a todo lo que le dice Sean. Donde Sean no se da por vencido aunque todo lo que le responde Cristian es "no". Cristian es de ese tipo de chicos que cuanta menos gente le hable, mejor. Sean le hablaba a todo el mundo...