;miles;

835 93 36
                                    

Resultó ser que Leslie y Vannesa eran las encargadas de entretener a Sean alejado de su casa el resto del día. Nadie se lo había dicho, pero lo intuía, ya que, bueno, había pasado todo el sábado con ellas por diferentes calles de Londres para así no estar en la casa. Por suerte, sus padres habían decidido pasar el fin de semana fuera, ya que Carl quería que su mujer se despejara al menos dos días por ahí, y a Mark lo dejaron en casa de su mejor amigo, un chico que llevaba gafas y tenía una leve obsesión por las estrellas.

Cuando llegaron a casa, las luces estaban apagadas, era de noche y hacía un frío de muerte. Si la noche no hubiera estado despejada, podría haber nevado. Leslie reía porque Vannesa había pisado un chicle. Él solo quería entrar en casa y ver si ese año iba a haber una fiesta sorpresa no tan sorpresa como los dos años anteriores. A lo mejor Cristian tenía razón y no se la hacían por imbécil.

-Me estoy haciendo pipí.

Sean miró a Vannesa, que había parado de arrastrar su zapatilla por el suelo para despegar el chicle y ahora hacía un baile un poco extraño. No pudo evitar reír y Leslie también rio.

-Ya entramos.

Subieron el par de peldaños que separaban la acera del porche de la casa y sacó las llaves del bolsillo de los vaqueros. Abrió la puerta y como era de esperar, todo estaba a oscuras. Oyó a alguien estornudar levemente y a otro regañarle en susurros que parecían que provenían de las escaleras, aunque no podía ver a nadie. Leslie y Vannesa se pusieron a su lado.

-Me hago pipí.

Sean soltó las llaves y a oscuras, pasó las escaleras y llegó al salón. Donde parecía que no había nadie y encendió las luces. Y sí que se sorprendió al ver a tanta cantidad de gente salir de todas partes mientras gritaban "FELIZ CUMPLEAÑOS SEAN". Salieron de debajo de la mesa, de detrás de los sofás, de las cortinas, cerca de diez personas se escucharon detrás suya, donde había pasado las escaleras. Rio y se sintió demasiado feliz. Sabía que Logan siempre hacía lo mismo para su cumpleaños, pero de una forma u otra siempre le agradaba la idea.

Paseó sus ojos azules por el salón, en que había como cincuenta personas. Había una pancarta colgada en la que ponía "FELICIDADES" y debajo salía Sean, y no en su mejor foto. Tenía una botella de cerveza en la mano y una sonrisa de borracho en el rostro. Por no hablar que los ojos los tenía medio cerrados medio abiertos. Soltó una gran carcajada al ver la foto y buscó con la mirada a sus amigos, que también se reían.

-¡Sois unos capullos!-gritó riendo.

Y entre Sean, Logan, Alec y Louis, hicieron un abrazo grupal.

Cuando se separaron, Logan le revolvió el pelo rubio a su amigo. Louis le tendió un vaso con algo que no se molestó en saber. Sean le sonrió y miró mal a Alec, que tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

-Tú, hijo de puta. Me dijiste que no le pasarías a nadie la foto.

-Ups.

Sean sonrió un poco y volvió a mirar a la gente que estaba allí, que hablaban entre ellos y reían con un vaso de cerveza o cualquier otra cosa en las manos. Habían invitado al equipo de baloncesto del instituto (al cual pertenecían Alec y Logan), a gente del instituto que solo contaban como conocidos y a sus amigos gays. Porque claro, él tenía sus amigos gays aparte. Y allí, al lado de la mesa de bebidas (que estaba bajo la pancarta de la foto fea), estaba Cristian con un vaso rojo en la mano, hablando con Elliot, cosa que le sorprendió, ya que no parecía que le cayera muy bien al pelinegro. Reían de algo que no podía oír por toda la gente que había allí y Cristian llevaba una camisa blanca y unos pantalones negros. Tenía el pelo castaño hacia arriba y las gafas no le caían sobre la punta de la nariz como siempre.

NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora